Guerra Arancelaria EEUU-China: La OMC Alerta sobre un Colapso del Comercio Mundial en 2025

El comercio internacional, motor de la prosperidad global durante décadas, se encuentra en un punto de inflexión. La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha emitido una severa advertencia: la escalada de tensiones comerciales, especialmente entre Estados Unidos y China, amenaza con sumir al mundo en una recesión comercial. Este artículo analiza en profundidad las causas, consecuencias y posibles escenarios de esta crisis, explorando cómo las políticas proteccionistas están reconfigurando el mapa del comercio global y qué implicaciones tiene esto para las economías de todos los niveles.

Índice

La Amenaza Inminente de una Guerra Arancelaria

La reciente decisión de Estados Unidos de imponer aranceles significativamente elevados a productos chinos, justificando la medida con argumentos de seguridad nacional, ha encendido las alarmas en todo el mundo. Estos aranceles, que podrían alcanzar hasta el 245%, representan una escalada dramática en la confrontación comercial y reavivan los temores de una guerra arancelaria a gran escala. La OMC advierte que, si China responde con medidas recíprocas, el volumen del comercio mundial de mercancías podría caer en un 1,5% en 2025, la mayor contracción en quince años. Este pronóstico sombrío contrasta fuertemente con las proyecciones optimistas de principios de año, que anticipaban un crecimiento en línea con el PIB global.

La lógica detrás de estas políticas proteccionistas, aunque presentada como una defensa de los intereses nacionales, es cuestionable. Los aranceles, en lugar de proteger empleos y estimular la producción interna, suelen generar distorsiones en el mercado, aumentan los costos para los consumidores y las empresas, y provocan represalias que perjudican a todos los involucrados. La historia económica está repleta de ejemplos de guerras comerciales que han terminado en desastre, como la Gran Depresión de la década de 1930.

Un Giro Drástico en las Previsiones Globales

El cambio de perspectiva de la OMC refleja la creciente incertidumbre que domina el panorama económico mundial. A principios de año, se esperaba una recuperación global sólida que impulsaría el comercio de mercancías y servicios. Sin embargo, el avance de las políticas proteccionistas, lideradas por Estados Unidos, ha obligado a revisar drásticamente las previsiones. Ahora, se anticipa una contracción del 0,2% en 2025, y la situación podría empeorar significativamente si se intensifican las tensiones comerciales. La incertidumbre política, exacerbada por conflictos geopolíticos y elecciones clave en varios países, agrava aún más el panorama.

Esta desaceleración no afectará a todas las regiones por igual. América del Norte, el epicentro de las tensiones comerciales, se espera que sea la más perjudicada, con una caída del 12,6% en sus exportaciones. Asia y Europa, aunque continuarán creciendo, lo harán a un ritmo más lento. Las regiones emergentes y vulnerables, como África, América Latina y el Caribe, son las que más sufrirán el debilitamiento de la demanda externa y la disminución de la inversión extranjera.

El Impacto en el Comercio de Servicios

Aunque el comercio de servicios –que incluye transporte, logística, turismo y finanzas– no está directamente sujeto a aranceles, tampoco es inmune a los efectos negativos de la hostilidad comercial. La OMC prevé un crecimiento de apenas el 4% en 2025, muy por debajo del 5,1% estimado inicialmente. La desaceleración del comercio de bienes reduce la necesidad de servicios conexos, mientras que la incertidumbre general desincentiva la inversión y reduce el gasto discrecional. El clima de desconfianza y la volatilidad en los mercados financieros también afectan negativamente al sector de servicios.

La directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, ha expresado su profunda preocupación por esta situación y ha instado a los miembros de la organización a revitalizarla y modernizar sus mecanismos de gobernanza para afrontar los nuevos desafíos del siglo XXI. La OMC necesita adaptarse a las nuevas realidades del comercio global, incluyendo el auge del comercio digital y la creciente importancia de las cadenas de valor globales.

La Reconfiguración del Mapa del Comercio Global

El enfrentamiento entre Estados Unidos y China no solo implica una retracción cuantitativa del comercio mundial, sino que también está redibujando el mapa del comercio global. Se espera que las exportaciones chinas se redirijan masivamente hacia regiones no norteamericanas, aumentando entre un 4% y 9% en mercados como África, América del Sur y el Sudeste Asiático. Esta diversificación de los mercados puede ofrecer nuevas oportunidades para estos países, pero también plantea desafíos en términos de infraestructura, capacidad productiva y adaptación a las normas comerciales chinas.

Estados Unidos, por su parte, buscará nuevos proveedores para reemplazar a China en rubros como textiles, maquinaria y electrónica. Esto podría generar oportunidades temporales para terceros países, especialmente aquellos menos desarrollados, pero también podría conducir a una fragmentación de las cadenas de valor globales y a un aumento de los costos de producción. La incertidumbre sobre la orientación futura de la política comercial, conocida como TPU (Trade Policy Uncertainty), se consolida como el principal inhibidor del crecimiento, capaz de recortar hasta 1,3 puntos porcentuales del PIB mundial en 2025.

La Paradoja del 2024: Un Auge Previo al Declive

Paradójicamente, el año 2024 fue testigo de una recuperación inesperadamente robusta del comercio mundial. El comercio de mercancías creció un 2,9%, superando al PIB global (2,8%), mientras que el comercio de servicios lo hizo en un notable 6,8%. Las exportaciones de bienes alcanzaron un valor de 24,43 billones de dólares, y las de servicios llegaron a 8,69 billones. China lideró el comercio mundial en bienes, con exportaciones por 3,58 billones de dólares, y Estados Unidos fue el mayor importador (3,36 billones) y el principal actor en comercio de servicios.

Sin embargo, este auge podría ser un espejismo. La expansión de 2024 podría preceder a una retracción con efectos de largo alcance, donde las decisiones políticas de hoy determinarán el nivel de integración (o fragmentación) económica del mañana. La OMC ha hecho sonar la alarma, y no es una exageración. El mundo se encuentra ante una encrucijada: optar por el diálogo y la cooperación multilateral, o intensificar una espiral arancelaria que, lejos de proteger economías, las hunde en la incertidumbre y el estancamiento.

En Juego: El Orden Comercial Basado en Reglas

La crisis actual pone en peligro el principio mismo de un orden comercial basado en reglas, que ha sido fundamental para el crecimiento económico global durante décadas. La OMC, aunque imperfecta, ha proporcionado un marco para la resolución de disputas comerciales y la promoción de la liberalización del comercio. Sin embargo, la creciente desconfianza en el multilateralismo y la tendencia a adoptar medidas unilaterales amenazan con socavar la credibilidad y la eficacia de la organización.

La revitalización de la OMC es crucial para afrontar los desafíos del siglo XXI. Esto requiere una reforma de sus mecanismos de gobernanza, una actualización de sus normas para abordar el comercio digital y las cadenas de valor globales, y un compromiso renovado con la cooperación multilateral. La comunidad internacional debe reconocer que el proteccionismo no es una solución sostenible y que la colaboración es esencial para garantizar un futuro próspero para todos.

La Disparidad de Modelos Productivos y el Acceso a Mercados

En este contexto de incertidumbre, el acceso a los mercados mundiales se convierte en un factor clave para el éxito económico. Sin embargo, la disparidad de modelos productivos entre los países dificulta la competencia y limita las oportunidades para aquellos que no pueden adaptarse rápidamente a los cambios. Los países menos desarrollados, en particular, enfrentan desafíos significativos en términos de infraestructura, tecnología y capital humano.

Es fundamental que los países desarrollados brinden apoyo técnico y financiero a los países en desarrollo para ayudarles a mejorar su capacidad productiva y a integrarse en las cadenas de valor globales. Esto incluye inversiones en educación, infraestructura y tecnología, así como la promoción de políticas comerciales justas y equitativas. La cooperación internacional es esencial para reducir la brecha entre los países ricos y los pobres y para garantizar que todos se beneficien del comercio global.

noticiaspuertosantacruz.com.ar - Imagen extraida de: https://pescare.com.ar/grave-si-la-guerra-arancelaria-persiste-el-mundo-comercial-se-encamina-hacia-su-mayor-retroceso/

Fuente: https://pescare.com.ar/grave-si-la-guerra-arancelaria-persiste-el-mundo-comercial-se-encamina-hacia-su-mayor-retroceso/

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