Bayer ante el Glifosato: ¿Fin de Roundup y Batalla Legal en EE.UU.?
Durante décadas, el glifosato, el ingrediente activo del herbicida Roundup de Bayer, ha sido un pilar de la agricultura moderna. Su eficacia para controlar malezas lo convirtió en un aliado indispensable para agricultores de todo el mundo, impulsando la productividad y facilitando la alimentación de una población en constante crecimiento. Sin embargo, esta historia de éxito se ha visto empañada por una creciente controversia: la posible relación entre el glifosato y el cáncer. Ahora, Bayer, la gigante farmacéutica y agroquímica, se encuentra en una encrucijada, evaluando la posibilidad de retirar del mercado un producto que ha generado miles de millones de dólares, pero también una avalancha de demandas y un daño significativo a su reputación. Este artículo explora en profundidad la situación actual, las estrategias de Bayer, el impacto potencial en la agricultura y el futuro incierto del glifosato.
El Glifosato: Historia, Uso y Controversia
El glifosato fue descubierto por el químico John E. Franz en 1970 y comercializado por Monsanto en 1974 bajo el nombre de Roundup. Su mecanismo de acción se basa en inhibir la enzima EPSPS, esencial para el crecimiento de las plantas. Esta inhibición conduce a la muerte de la maleza, sin afectar, en teoría, a los cultivos genéticamente modificados para resistir el herbicida. La adopción del glifosato se disparó con la introducción de cultivos transgénicos resistentes, permitiendo a los agricultores controlar las malezas de manera más eficiente y reducir la necesidad de labranza, lo que a su vez disminuyó la erosión del suelo. Sin embargo, el uso masivo y prolongado del glifosato ha generado preocupaciones sobre el desarrollo de malezas resistentes, la contaminación del agua y, lo más importante, los posibles efectos en la salud humana.
La controversia sobre la carcinogenicidad del glifosato se intensificó con la publicación de un informe de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) en 2015, que clasificó el glifosato como "probablemente cancerígeno para los humanos". Esta clasificación se basó en evidencia limitada en humanos y evidencia suficiente en animales. La IARC es parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero sus conclusiones han sido cuestionadas por otras agencias reguladoras, como la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que han mantenido que el glifosato no representa un riesgo cancerígeno significativo para los humanos cuando se utiliza según las instrucciones.
La Batalla Legal de Bayer y el Ascenso de las Demandas
La adquisición de Monsanto por parte de Bayer en 2018, por un valor de 63 mil millones de dólares, vino acompañada de un legado de litigios relacionados con el Roundup. Miles de personas que alegaban haber desarrollado cáncer, específicamente linfoma no Hodgkin, después de la exposición al glifosato, presentaron demandas contra Monsanto (y posteriormente contra Bayer). Las demandas se basaban en la acusación de que Monsanto había ocultado información sobre los riesgos para la salud asociados con el glifosato y había manipulado la investigación científica para minimizar su potencial cancerígeno. Bayer ha enfrentado una ola de juicios, con veredictos iniciales que favorecieron a los demandantes, otorgándoles compensaciones millonarias.
Hasta la fecha, Bayer ha pagado alrededor de 10 mil millones de dólares para resolver más de 100.000 reclamaciones relacionadas con el Roundup. Sin embargo, el número de demandas sigue creciendo, y los costos legales continúan acumulándose. Esta situación ha afectado significativamente las finanzas de Bayer, presionando sus ganancias y deprimiendo el precio de sus acciones. La empresa se encuentra en una posición difícil, buscando formas de controlar los costos y mitigar los riesgos futuros. La estrategia actual de Bayer se centra en dos frentes: presionar a los estados de EE. UU. para que ajusten sus regulaciones y considerar la posibilidad de retirar el glifosato del mercado.
La Estrategia de Bayer: Lobbying y Posible Retiro del Mercado
Bayer está intensificando sus esfuerzos de lobbying en varios estados de EE. UU. para promover la aprobación de leyes que limiten la responsabilidad de la empresa en futuras demandas relacionadas con el glifosato. Estas leyes, a menudo denominadas "leyes de etiquetado de pesticidas", buscan establecer criterios específicos para determinar si un producto químico ha causado cáncer, dificultando que los demandantes presenten casos exitosos. La empresa argumenta que estas leyes son necesarias para proteger la innovación y garantizar la disponibilidad de herramientas agrícolas esenciales. Georgia y Dakota del Norte ya han aprobado legislaciones similares, y Bayer espera que otros estados sigan su ejemplo.
Paralelamente, Bayer está evaluando seriamente la posibilidad de retirar el glifosato del mercado, especialmente en los Estados Unidos. El director ejecutivo Bill Anderson ha declarado que la empresa está preparada para esta eventualidad, aunque prefiere evitarla. Un retiro del mercado tendría un impacto significativo en la agricultura estadounidense, ya que el glifosato es ampliamente utilizado en la producción de cultivos como soja, maíz y algodón. Sin embargo, Bayer considera que esta opción podría ser necesaria para poner fin a los costosos litigios y proteger el valor a largo plazo de la empresa. La decisión final dependerá de una evaluación cuidadosa de los riesgos y beneficios, así como de la evolución de la situación legal y regulatoria.
Impacto en la Agricultura: Alternativas y Desafíos
La posible retirada del glifosato del mercado plantearía importantes desafíos para la agricultura. El glifosato ha sido una herramienta fundamental para la agricultura de conservación, que promueve la reducción de la labranza y la protección del suelo. Su eliminación obligaría a los agricultores a adoptar métodos alternativos de control de malezas, que podrían ser más costosos, menos eficientes o más perjudiciales para el medio ambiente. Algunas alternativas incluyen el uso de otros herbicidas, el laboreo mecánico, la rotación de cultivos y el control biológico de malezas.
Sin embargo, estas alternativas no son tan efectivas como el glifosato en todos los casos, y pueden requerir una mayor inversión en mano de obra y equipo. Además, algunos herbicidas alternativos también tienen sus propios riesgos para la salud humana y el medio ambiente. La transición a un sistema agrícola sin glifosato requeriría una investigación y desarrollo significativos para identificar y desarrollar nuevas tecnologías y prácticas agrícolas sostenibles. También sería necesario proporcionar apoyo financiero y técnico a los agricultores para facilitar la adopción de estas alternativas.
La dependencia de los cultivos transgénicos resistentes al glifosato también es un factor importante a considerar. Si el glifosato desaparece, los agricultores que cultivan estos cultivos podrían verse obligados a cambiar a variedades no transgénicas, lo que podría reducir su rendimiento y aumentar sus costos. La situación también podría impulsar la investigación y el desarrollo de cultivos transgénicos resistentes a otros herbicidas, lo que podría generar nuevas controversias y desafíos.
El Futuro del Glifosato: Regulación Global y Nuevas Investigaciones
El futuro del glifosato es incierto, y su regulación varía significativamente de un país a otro. En la Unión Europea, la autorización del glifosato ha sido objeto de un intenso debate, y su uso ha sido restringido en algunos países. La EPA en Estados Unidos ha mantenido su aprobación del glifosato, pero está llevando a cabo una reevaluación de su seguridad. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la OMS también están revisando la evidencia científica sobre el glifosato.
La investigación científica sobre los efectos del glifosato en la salud humana y el medio ambiente continúa en curso. Se están realizando estudios para investigar la posible relación entre el glifosato y diversas enfermedades, así como sus efectos en la biodiversidad y la calidad del agua. Los resultados de estas investigaciones podrían influir en las decisiones regulatorias futuras. Es probable que el debate sobre el glifosato continúe durante muchos años, y su futuro dependerá de la evolución de la evidencia científica, las presiones políticas y las consideraciones económicas.
La transparencia en la investigación y la regulación del glifosato son fundamentales para garantizar la confianza pública y proteger la salud humana y el medio ambiente. Es importante que las agencias reguladoras sean independientes y estén libres de influencias externas, y que la información científica esté disponible para el público. También es necesario fomentar la colaboración entre científicos, reguladores y agricultores para desarrollar soluciones sostenibles para el control de malezas.
Fuente: https://news.agrofy.com.ar/noticia/212777/fin-era-bayer-evalua-sacar-glifosato-mercado
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