Inseguridad en el Conurbano: 28 policías asesinados en 16 meses, la crisis que Kicillof ignora.
El Conurbano Bonaerense, una de las zonas más densamente pobladas de Argentina, se ha convertido en un escenario de creciente violencia, especialmente para sus fuerzas de seguridad. En los últimos 16 meses, 28 policías han sido asesinados, una cifra alarmante que revela una profunda crisis de seguridad. Este artículo analiza las causas detrás de este incremento, las circunstancias en las que ocurren estos crímenes y la respuesta, o falta de ella, de las autoridades. La situación expone una realidad compleja donde la juventud de los delincuentes, el acceso a armas ilegales y el consumo de sustancias ilícitas se combinan para crear un ambiente de peligro constante para quienes juraron proteger a la ciudadanía.
- La Escalada de la Violencia: Un Panorama General
- Factores Determinantes: Drogas, Armas y Juventud
- Víctimas de la Inseguridad: Historias Individuales
- Caídos en Cumplimiento del Deber: Enfrentamientos y Persecuciones
- El Rol de las Aplicaciones de Viaje y la Doble Jornada
- La Necesidad de un Enfoque Integral
La Escalada de la Violencia: Un Panorama General
El número de 28 policías asesinados en 16 meses es un indicador contundente del deterioro de la seguridad en el Conurbano Bonaerense. Lo más preocupante es que solo cinco de estos agentes murieron en cumplimiento directo de su deber, es decir, durante operativos o enfrentamientos con la delincuencia. El resto, una mayoría significativa, fueron víctimas de hechos de inseguridad comunes, atacados mientras se trasladaban al trabajo, regresaban a sus hogares o incluso ejercían trabajos adicionales para complementar sus ingresos. Esta realidad subraya la omnipresencia de la violencia y la vulnerabilidad de los agentes incluso fuera de servicio.
La percepción de una respuesta gubernamental insuficiente, encabezada por el gobernador Axel Kicillof, agrava la situación. La falta de medidas concretas y la aparente inacción ante esta crisis generan frustración y desconfianza entre las fuerzas de seguridad y la ciudadanía. La sensación de abandono y la falta de apoyo contribuyen a un clima de inseguridad generalizado, donde la violencia parece no tener límites.
Factores Determinantes: Drogas, Armas y Juventud
Los fiscales de la región identifican dos factores principales que explican el aumento de los enfrentamientos entre delincuentes y policías de civil: el crecimiento de la violencia asociada al consumo problemático de sustancias y la mayor circulación de armas ilegales en el mercado negro. El consumo de drogas, especialmente entre los jóvenes, a menudo se vincula con comportamientos más agresivos y una mayor propensión a la violencia. La disponibilidad de armas de fuego, muchas de ellas ilegales, facilita la escalada de los conflictos y aumenta el riesgo de enfrentamientos letales.
La baja edad promedio de los delincuentes es otro elemento crucial. Los jóvenes, a menudo impulsivos y con menor capacidad para evaluar las consecuencias de sus actos, son más propensos a involucrarse en actividades delictivas y a recurrir a la violencia. Además, su falta de experiencia y conocimiento de la ley pueden llevarlos a tomar decisiones erróneas que resulten en tragedias. La combinación de estos factores crea un cóctel explosivo que amenaza la seguridad de todos.
Víctimas de la Inseguridad: Historias Individuales
Alexis Emanuel Cancino, asesinado en Ingeniero Budge mientras trabajaba como chofer de aplicaciones, es un ejemplo trágico de esta realidad. Su atacante, un joven de apenas 16 años, ilustra la creciente participación de menores en actividades delictivas. Daniela Fernanda Luna, víctima de un robo de celular en Rafael Castillo, La Matanza, también fue atacada por un delincuente que residía a pocas cuadras del lugar del crimen, demostrando la proximidad de la violencia en la vida cotidiana.
José Luis Gómez, integrante de la División de Homicidios de la Policía de la Ciudad, fue asesinado durante un intento de robo de su moto en Remedios de Escalada, Lanús. Brian Coria, miembro de la fuerza porteña, fue ejecutado por delincuentes en Castelar. Estos casos, junto con otros como el de un oficial primero asesinado mientras trabajaba como chofer de aplicaciones y el comandante mayor de Gendarmería Guillermo Alfredo López, muestran la diversidad de situaciones en las que los policías se convierten en víctimas de la inseguridad.
Oscar Alfredo Terraza, sargento de la Policía Bonaerense, se resistió al robo de su moto en José C. Paz y fue asesinado de un disparo en la cabeza. Lucas Flores, perteneciente a la Policía de Seguridad Aeroportuaria, cayó en una emboscada mientras acompañaba a su hermano a retirar un auto comprado a través de MarketPlace. Estas historias individuales, cada una con sus propias circunstancias, reflejan la magnitud del problema y el costo humano de la violencia.
Caídos en Cumplimiento del Deber: Enfrentamientos y Persecuciones
César Benjamín Szadura falleció tras recibir un disparo durante un operativo en Villa Hidalgo, José León Suárez, mientras intentaba identificar a un grupo de delincuentes relacionados con la venta de drogas. Ezequiel Forselledo y Brian Devincenzi, efectivos del Grupo de Prevención Motorizada de la Policía Bonaerense, chocaron contra una camioneta mientras perseguían a dos delincuentes en moto, resultando en un incendio del vehículo policial. Estos casos demuestran el riesgo inherente al trabajo policial y la valentía de los agentes que arriesgan sus vidas para proteger a la comunidad.
Sergio Néstor Morales fue asesinado en Rafael Castillo durante una persecución, luego de que él y su compañera intentaran interceptar un vehículo sospechoso. Hugo Pérez, integrante del Grupo de Apoyo Departamental, fue asesinado en Pilar durante un enfrentamiento con un prófugo que se refugiaba en una vivienda. Estos incidentes resaltan la peligrosidad de las operaciones policiales y la necesidad de contar con los recursos y el entrenamiento adecuados para enfrentar a delincuentes armados.
El Rol de las Aplicaciones de Viaje y la Doble Jornada
La práctica de policías que trabajan como choferes de aplicaciones de viaje para complementar sus ingresos ha resultado ser una fuente de riesgo adicional. La vulnerabilidad inherente a este tipo de trabajo, donde los agentes se exponen a desconocidos, los convierte en blancos fáciles para delincuentes que se hacen pasar por pasajeros. El caso de Alexis Emanuel Cancino y el oficial primero asesinado en 2020 son ejemplos claros de esta problemática.
Esta situación refleja la precaria situación económica de muchos policías, que se ven obligados a buscar fuentes de ingresos adicionales para poder hacer frente a sus necesidades básicas. La falta de salarios dignos y la ausencia de oportunidades de desarrollo profesional contribuyen a esta realidad, que pone en riesgo la seguridad de los agentes y socava la confianza en las fuerzas de seguridad.
La Necesidad de un Enfoque Integral
La crisis de seguridad en el Conurbano Bonaerense requiere un enfoque integral que aborde las causas subyacentes de la violencia. Es fundamental fortalecer la presencia policial en las zonas más conflictivas, mejorar la capacitación y el equipamiento de los agentes, y aumentar los controles de armas ilegales. Además, es necesario implementar políticas sociales que aborden la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades, factores que contribuyen a la delincuencia.
La lucha contra el narcotráfico y el consumo de drogas también es crucial. Es necesario fortalecer los operativos de interdicción, desmantelar las redes de distribución y ofrecer programas de prevención y tratamiento para los consumidores. Asimismo, es fundamental abordar el problema de la baja edad promedio de los delincuentes, implementando programas de educación, capacitación y reinserción social para jóvenes en riesgo.
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