Héroes de Cuatro Patas: Reconocimiento a los Perros de Guerra de Malvinas
El 14 de junio de 1982, en medio del fuego cruzado y la desesperación de la Guerra de Malvinas, un grupo de binomios canino-militares de la Agrupación Perros de Guerra (APPG) se enfrentó a una realidad brutal. Su misión, crucial pero a menudo olvidada, era la detección de infiltrados, la búsqueda de heridos y el apoyo logístico en un terreno hostil. Este artículo relata el homenaje a estos valientes animales y sus guías, un reconocimiento tardío a su servicio y sacrificio, y profundiza en la historia de la APPG, su despliegue en Malvinas y el legado de valentía que dejaron en las islas.
El Homenaje en la Plaza de Armas: Un Reconocimiento Tardío
La ceremonia realizada en la Plaza de Armas del Edificio Libertador, presidida por el Ministro de Defensa, Dr. Luis Alfonso Petri, y la Secretaria General de la Presidencia, Lic. Karina Milei, marcó un hito en el reconocimiento a la APPG. La presencia de los máximos jefes de las Fuerzas Armadas –Ejército, Armada y Fuerza Aérea– subrayó la importancia de este homenaje. No se trataba solo de recordar un evento pasado, sino de honrar el valor y la dedicación de aquellos que, junto a sus compañeros caninos, cumplieron con su deber en circunstancias extremas. La bendición de las distinciones por parte del Obispo Castrense, Monseñor Santiago Olivera, añadió un componente espiritual a la ceremonia, reconociendo el sacrificio y la fe de estos hombres y animales.
La entrega de las distinciones a los Veteranos de Guerra de Malvinas que actuaron como guías fue el momento central del acto. Cada condecoración representaba un reconocimiento individual y colectivo al coraje demostrado en el campo de batalla. La exhibición realizada por los efectivos de la APPG, como muestra de su entrenamiento y capacidades, sirvió como un recordatorio del papel fundamental que estos binomios pueden desempeñar en operaciones militares. El minuto de silencio, en memoria de los Caídos en Combate, fue un momento de profunda emoción y respeto, un tributo a aquellos que dieron su vida por la defensa de la soberanía nacional. La entonación de la Marcha de Malvinas, al cierre del acto, evocó los sentimientos de patriotismo y sacrificio que marcaron ese conflicto.
La Formación y Despliegue de la Agrupación Perros de Guerra
El relato del Capitán de Navío IM VGM (RE) Miguel Alberto Paz, Jefe de la Sección Perros de Guerra durante el conflicto, ofrece una visión interna de la formación y el despliegue de la unidad. La creación de la sección fue un proceso rápido y desafiante, marcado por la urgencia del momento y la incertidumbre del futuro. Se seleccionaron los 18 perros más aptos, junto con 21 conscriptos voluntarios, tres guías y tres ayudantes de veterinaria. La elección de los perros y sus guías se basó en la calidad y el potencial de cada binomio, buscando la mejor combinación de habilidades y temperamento. El Guardiamarina veterinario y el encargado de Sección completaron el equipo, brindando apoyo técnico y logístico.
El cronograma de entrenamiento fue ajustado y variado, buscando preparar a los binomios para las condiciones extremas que enfrentarían en Malvinas. A pesar de la presión del tiempo, se logró cumplir con el plazo de alistamiento, embarcando el personal y los perros en el ARA “Bahía Buen Suceso” el 8 de abril, arribando a Puerto Argentino el 11 de abril. Este despliegue rápido y eficiente demostró la capacidad de la Armada Argentina para movilizar recursos y personal en situaciones de emergencia. La llegada a Puerto Argentino marcó el inicio de una nueva etapa para la APPG, enfrentando los desafíos de un conflicto armado en un territorio desconocido.
Acciones en Sapper Hill y el Repliegue Bajo Fuego
El 12 de junio, cinco guías con cinco perros fueron enviados a la zona de Sapper Hill, una posición estratégica clave en el conflicto. Su misión era detectar posibles infiltraciones enemigas y proporcionar información vital sobre los movimientos de las tropas británicas. La noche del 13 al 14 de junio, durante la fase más intensa de los combates, los binomios se vieron atrapados en medio del fuego de artillería británica. La situación era crítica, y la orden de replegarse a Puerto Argentino se convirtió en una carrera contra el tiempo y la muerte.
Durante el repliegue, los perros Vogel y Warner lograron regresar con sus guías, demostrando su lealtad y valentía en medio del caos. Sin embargo, los perros Negro y Ñaró se distanciaron de sus compañeros, perdiéndose en la confusión y el fuego. A pesar de las búsquedas posteriores, nunca se pudo determinar su paradero, y hoy son considerados desaparecidos en combate. Su sacrificio, al igual que el de tantos otros soldados y animales, es un recordatorio del costo humano y animal de la guerra. La perra Xuavia, por su parte, demostró un acto de heroísmo al encontrar a un soldado herido en el campo de batalla y permanecer a su lado, brindándole calor y protección hasta que pudo ser socorrido.
El Regreso a la Unidad y el Legado de la APPG
El 20 de junio, la Sección Perros de Guerra completó su retirada del aeropuerto y regresó a Puerto Argentino a bordo del rompehielos ARA “Almirante Irízar”. La llegada a la Unidad fue un momento de gran emoción y alivio, un reencuentro con los compañeros y un reconocimiento por el servicio prestado. Los integrantes del Batallón, formados en la Plaza de Armas, recibieron a la Sección con honores, admirando su valentía y su dedicación. El uniforme sucio y el cansancio eran evidentes, pero la actitud erguida y el orgullo de haber defendido la bandera nacional eran aún más notables.
El Capitán Paz recordó con respeto a los integrantes de la Sección fallecidos: Ernesto Franco, Carlos Silvas, Raúl Altamirano y Luis Giuliani. Su sacrificio, al igual que el de los perros Negro y Ñaró, es un recordatorio del precio de la libertad y la soberanía. La resolución ministerial que reconoció a los canes integrantes de la APPG por su apoyo durante el Conflicto del Atlántico Sur fue un acto de justicia y reconocimiento a su contribución. El legado de la APPG trasciende el ámbito militar, inspirando a futuras generaciones de soldados y amantes de los animales. Su historia es un testimonio de valentía, lealtad y sacrificio, un ejemplo a seguir para todos los argentinos.
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