Gendarmería Nacional impulsa programa federal de bienestar y salud mental para sus agentes.

En un contexto social cada vez más consciente de la importancia del bienestar integral, las fuerzas de seguridad en Argentina han dado un paso significativo hacia el fortalecimiento de la salud mental y el apoyo emocional de sus miembros. La reciente jornada llevada a cabo en la Escuela de Suboficiales “Cabo Raúl Remberto Cuello”, con la presencia de altas autoridades de Gendarmería Nacional y el Ministerio de Seguridad, marca un hito en la implementación de un programa federal destinado a formar promotores de salud dentro de las fuerzas de seguridad. Este artículo explorará en detalle los aspectos clave de esta iniciativa, sus objetivos, los temas abordados y la relevancia de la escucha activa en la promoción del bienestar.

Índice

El Lanzamiento del Programa: Un Compromiso con el Bienestar

La ceremonia de lanzamiento, presidida por el Comandante General Claudio Miguel Brilloni, Director Nacional de Gendarmería, y la Magister Alejandra Monteoliva, Secretaria de Seguridad Nacional, subraya el compromiso de las autoridades con la salud y el bienestar de los agentes. La presencia de representantes del Servicio Penitenciario Federal, la Policía Federal Argentina y la Policía de Seguridad Aeroportuaria evidencia la naturaleza federal del programa y su alcance a diversas instituciones encargadas de la seguridad pública. Este enfoque colaborativo es crucial para garantizar una respuesta integral y coordinada a las necesidades de salud mental de los efectivos.

La presentación formal del programa a cargo de la Secretaria Monteoliva y la Directora Nacional de Bienestar, Lorena Petrovich, delineó los objetivos y la estructura de la iniciativa. Se busca capacitar a un grupo selecto de agentes como promotores de salud, dotándolos de las herramientas y conocimientos necesarios para identificar, abordar y prevenir problemas de salud mental entre sus compañeros. Este modelo de apoyo entre pares es particularmente valioso en entornos de alta exigencia como las fuerzas de seguridad, donde la confianza y la comprensión mutua son fundamentales.

La Formación de Promotores de Salud: Ejes Transversales

Las disertaciones a cargo de la Abogada Florencia Saade y la Psicóloga Aldana Armendáriz, asesoras de la Dirección de Bienestar, se centraron en los lineamientos, objetivos y la necesidad imperante de un programa federal de este tipo. Se destacó la importancia de abordar la salud mental no solo como la ausencia de enfermedad, sino como un estado de bienestar que permite a los individuos desarrollar su potencial y afrontar los desafíos de la vida. En el contexto de las fuerzas de seguridad, esto implica reconocer y mitigar los factores de estrés específicos asociados a la profesión, como la exposición a situaciones traumáticas, la carga de trabajo, la presión social y la incertidumbre.

Un aspecto central de la formación es la integración de la empatía y la salud mental como ejes transversales. La empatía, entendida como la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás, es esencial para establecer relaciones de confianza y brindar un apoyo emocional efectivo. Los promotores de salud deben ser capaces de ponerse en el lugar de sus compañeros, escuchar sus preocupaciones sin juzgar y ofrecerles un espacio seguro para expresar sus emociones. La salud mental, por su parte, se aborda desde una perspectiva integral, que incluye la prevención, la detección temprana, el tratamiento y la rehabilitación.

El programa también enfatiza la importancia de la formación continua y la actualización de conocimientos. La salud mental es un campo en constante evolución, y los promotores de salud deben estar al tanto de las últimas investigaciones y mejores prácticas. Se prevén talleres, seminarios y cursos de capacitación periódicos para garantizar que los promotores mantengan sus habilidades y conocimientos actualizados.

La Importancia de la Escucha Activa: Un Pilar Fundamental

La intervención del Presbítero Guillermo Conti, Capellán Castrense del Instituto, añadió una dimensión espiritual y humana a la jornada. Su reflexión sobre la importancia de la escucha en las personas que promueven el bienestar resonó profundamente entre los asistentes. La escucha activa, entendida como un proceso de atención plena y sin interrupciones, es una herramienta poderosa para establecer una conexión genuina con los demás y comprender sus necesidades. No se trata simplemente de oír lo que la otra persona dice, sino de prestar atención a su lenguaje verbal y no verbal, a sus emociones y a su contexto.

La escucha activa implica crear un ambiente de confianza y seguridad, donde la persona se sienta libre de expresar sus pensamientos y sentimientos sin temor a ser juzgada o criticada. Requiere paciencia, empatía y una actitud de apertura y aceptación. Los promotores de salud deben ser capaces de suspender sus propios prejuicios y creencias para comprender la perspectiva de la otra persona. También deben ser capaces de hacer preguntas abiertas y reflexivas que inviten a la persona a profundizar en sus pensamientos y emociones.

En el contexto de las fuerzas de seguridad, la escucha activa puede ser especialmente útil para ayudar a los agentes a procesar experiencias traumáticas, a manejar el estrés y la ansiedad, y a fortalecer su resiliencia. Al brindar un espacio seguro para la expresión emocional, los promotores de salud pueden contribuir a prevenir el desarrollo de problemas de salud mental más graves, como el trastorno de estrés postraumático, la depresión y el suicidio.

Desafíos y Perspectivas Futuras del Programa

La implementación de un programa federal de formación de promotores de salud en las fuerzas de seguridad presenta desafíos significativos. Uno de los principales desafíos es superar el estigma asociado a la salud mental. En muchos entornos de seguridad, existe una cultura de fortaleza y autosuficiencia que puede dificultar que los agentes busquen ayuda cuando la necesitan. Es fundamental crear una cultura de apoyo y comprensión, donde se valore la salud mental tanto como la salud física.

Otro desafío es garantizar la sostenibilidad del programa a largo plazo. Esto requiere un compromiso continuo de las autoridades, una asignación adecuada de recursos y una evaluación periódica de los resultados. Es importante medir el impacto del programa en la salud mental y el bienestar de los agentes, y realizar ajustes en función de los resultados obtenidos. La colaboración con universidades, centros de investigación y organizaciones de la sociedad civil puede ser valiosa para fortalecer la base científica del programa y garantizar su eficacia.

A futuro, se espera que el programa se expanda a otras fuerzas de seguridad y a otras instituciones públicas. También se prevé la creación de una red nacional de promotores de salud, que permita el intercambio de experiencias y buenas prácticas. La integración de tecnologías de la información y la comunicación, como las aplicaciones móviles y las plataformas en línea, puede facilitar el acceso a recursos de salud mental y el seguimiento de los agentes.

El Rol de la Dirección Nacional de Bienestar

La Dirección Nacional de Bienestar juega un papel crucial en el éxito del programa. Su responsabilidad incluye la planificación, la coordinación, la implementación y la evaluación de las actividades de capacitación. La Dirección también debe garantizar que los promotores de salud cuenten con los recursos y el apoyo necesarios para desempeñar su función de manera efectiva. Esto incluye la provisión de materiales educativos, la organización de talleres y seminarios, y la supervisión de las actividades de promoción de la salud.

Además, la Dirección Nacional de Bienestar debe establecer mecanismos de coordinación con otras áreas de la Gendarmería Nacional y con otras instituciones públicas. Esto es fundamental para garantizar una respuesta integral y coordinada a las necesidades de salud mental de los agentes. La colaboración con el Ministerio de Salud, el Ministerio de Defensa y otras organizaciones relevantes puede ser valiosa para fortalecer la base científica del programa y garantizar su eficacia.

La Dirección Nacional de Bienestar también debe promover la investigación en el campo de la salud mental y el bienestar de las fuerzas de seguridad. Esto incluye la realización de estudios sobre los factores de riesgo y protección, la evaluación de la eficacia de las intervenciones y el desarrollo de nuevas estrategias de prevención y tratamiento. La investigación puede ayudar a identificar las necesidades específicas de los agentes y a adaptar el programa a sus características.

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Fuente: https://argentina.gob.ar/noticias/lanzamiento-del-programa-bienestar-en-territorio-en-cordoba

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