Progresismo en Crisis: ¿Puede Recuperar la Confianza de las Mayorías?
El aire político actual, tanto en el Reino Unido como en Europa, se siente denso, cargado de descontento y una creciente polarización. El laborismo británico, bajo el liderazgo de Keir Starmer, se encuentra en un declive de popularidad, mientras que la ultraderecha gana terreno en el continente. Esta convergencia de factores plantea una pregunta fundamental: ¿ha perdido el progresismo su capacidad de ofrecer una visión convincente y realizable para las mayorías? La profecía de un amigo inglés, expresada antes de las últimas elecciones británicas, resuena con fuerza: un gobierno laborista moderado, incapaz de mejorar sustancialmente la vida de las personas, allanaría el camino para el auge de un populismo radical. Este artículo explora las raíces de esta crisis, analiza las estrategias de la ultraderecha y examina si el progresismo puede reinventarse para recuperar la confianza de los votantes.
El Desencanto con la Moderación Laborista
La predicción del amigo inglés sobre Keir Starmer no fue una casualidad. El Partido Laborista, históricamente asociado con la defensa de los derechos de los trabajadores y la justicia social, ha experimentado un desplazamiento hacia el centro en las últimas décadas. Esta estrategia, impulsada por la búsqueda de la electabilidad, ha alienado a una parte significativa de su base tradicional. La promesa de un gobierno "moderado" a menudo se traduce en políticas que no abordan las causas profundas de la desigualdad y la precariedad laboral. La falta de propuestas audaces y transformadoras deja un vacío que es rápidamente llenado por discursos populistas que ofrecen soluciones simplistas a problemas complejos.
El problema no reside únicamente en la moderación en sí misma, sino en la percepción de que esta moderación es una falta de principios. Los votantes, especialmente aquellos que se sienten marginados y olvidados por el sistema, buscan líderes que demuestren convicción y valentía. Un gobierno que se limita a administrar el statu quo, sin ofrecer una visión clara de un futuro mejor, corre el riesgo de ser visto como irrelevante y desconectado de las necesidades reales de la gente. La crisis del costo de vida, la creciente desigualdad y la falta de oportunidades son problemas que requieren respuestas contundentes, no ajustes cosméticos.
La estrategia de "New Labour" bajo Tony Blair, aunque inicialmente exitosa, sentó las bases para esta crisis. La adopción de políticas neoliberales, como la privatización de servicios públicos y la desregulación financiera, erosionó la confianza en el Estado de bienestar y contribuyó a la creciente desigualdad. Si bien Blair logró modernizar el Partido Laborista y hacerlo más atractivo para los votantes de clase media, también lo alejó de sus raíces socialistas. Esta tensión entre la modernización y la tradición sigue siendo un desafío central para el laborismo británico.
El Ascenso de la Ultraderecha en Europa: Un Análisis de sus Estrategias
El auge de la ultraderecha en Europa no es un fenómeno aislado, sino parte de una tendencia global. Partidos como Vox en España, Rassemblement National en Francia, y AfD en Alemania han logrado obtener un apoyo significativo en los últimos años, explotando el miedo, la inseguridad y el resentimiento. Estas formaciones políticas comparten una serie de características comunes, incluyendo el nacionalismo, el antiinmigración, el euroescepticismo y la defensa de los valores tradicionales.
Una de las estrategias clave de la ultraderecha es la simplificación de los problemas complejos. En lugar de abordar las causas profundas de la desigualdad y la precariedad, ofrecen soluciones fáciles y populistas, como la restricción de la inmigración y la protección de la industria nacional. Esta simplificación atrae a votantes que se sienten abrumados por la complejidad del mundo moderno y buscan respuestas claras y directas. Además, la ultraderecha utiliza eficazmente las redes sociales para difundir su mensaje y movilizar a sus seguidores.
La construcción de un "enemigo común" es otra táctica recurrente de la ultraderecha. Este enemigo puede ser los inmigrantes, los musulmanes, la Unión Europea o las élites globalistas. Al demonizar a estos grupos, la ultraderecha busca unir a sus seguidores en torno a una identidad nacionalista y excluyente. La retórica del "nosotros contra ellos" apela a los instintos más básicos del ser humano, como el miedo a lo desconocido y la necesidad de pertenencia. La desinformación y las noticias falsas también juegan un papel importante en la difusión de esta retórica.
Es crucial entender que la ultraderecha no es un fenómeno monolítico. Existen diferentes corrientes dentro de este espectro político, desde el nacionalismo conservador hasta el fascismo explícito. Sin embargo, todas comparten un rechazo a los valores del liberalismo y la democracia, y una defensa de un orden social jerárquico y autoritario.
La Crisis del Progresismo: ¿Un Problema de Mensaje o de Sustancia?
La incapacidad del progresismo para contrarrestar el auge de la ultraderecha plantea una pregunta fundamental: ¿es un problema de mensaje o de sustancia? Algunos argumentan que el progresismo ha perdido su capacidad de comunicar sus ideas de manera efectiva, utilizando un lenguaje demasiado académico o alejado de las preocupaciones cotidianas de la gente. Otros sostienen que el problema es más profundo, y que el progresismo ha perdido su conexión con las clases trabajadoras y ha sido cooptado por las élites intelectuales y culturales.
La "cultura de la cancelación" y el "wokismo" han sido criticados por algunos como ejemplos de un progresismo excesivamente dogmático y moralizante. Si bien la lucha contra la discriminación y la promoción de la inclusión son valores importantes, algunos argumentan que estas iniciativas han ido demasiado lejos, creando un clima de miedo y autocensura. La percepción de que el progresismo se preocupa más por las cuestiones de identidad que por las cuestiones económicas ha alienado a una parte significativa de su base tradicional.
Sin embargo, es importante señalar que la crítica al "wokismo" a menudo es utilizada por la ultraderecha como una herramienta para desacreditar al progresismo en su conjunto. La lucha por la justicia social y la igualdad de derechos no es incompatible con la defensa de los derechos de los trabajadores y la mejora de las condiciones de vida de las personas. De hecho, estas luchas están intrínsecamente ligadas.
El progresismo necesita recuperar su capacidad de ofrecer una visión convincente y realizable para el futuro. Esta visión debe basarse en la justicia social, la igualdad de oportunidades y la sostenibilidad ambiental. Debe abordar las causas profundas de la desigualdad y la precariedad, y ofrecer soluciones audaces y transformadoras. Además, el progresismo debe ser capaz de conectar con las preocupaciones cotidianas de la gente y hablar un lenguaje que sea comprensible para todos.
Reinventando el Progresismo: Propuestas para un Futuro Viable
Para recuperar la confianza de los votantes y contrarrestar el auge de la ultraderecha, el progresismo necesita reinventarse. Esto implica una serie de cambios estratégicos y programáticos. En primer lugar, es necesario abandonar la moderación y adoptar políticas audaces y transformadoras que aborden las causas profundas de la desigualdad y la precariedad. Esto incluye el aumento del salario mínimo, la inversión en servicios públicos, la regulación del mercado financiero y la transición hacia una economía sostenible.
En segundo lugar, es necesario reconstruir la conexión con las clases trabajadoras. Esto implica escuchar sus preocupaciones, comprender sus necesidades y ofrecer soluciones concretas a sus problemas. El progresismo debe ser un movimiento que luche por los derechos de los trabajadores, la mejora de las condiciones laborales y la protección del Estado de bienestar. La defensa de la educación pública, la sanidad universal y la vivienda asequible son elementos clave de esta estrategia.
En tercer lugar, es necesario recuperar el control del discurso público. Esto implica combatir la desinformación y las noticias falsas, promover el pensamiento crítico y fomentar el debate abierto y honesto. El progresismo debe ser capaz de comunicar sus ideas de manera efectiva, utilizando un lenguaje que sea comprensible para todos. La inversión en medios de comunicación independientes y la promoción de la alfabetización mediática son elementos clave de esta estrategia.
Finalmente, es necesario construir alianzas con otros movimientos sociales y políticos que comparten los mismos valores. Esto incluye los movimientos ecologistas, feministas, antirracistas y LGBTQ+. La construcción de una coalición amplia y diversa es esencial para derrotar a la ultraderecha y construir un futuro más justo y sostenible.
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