Erick se debilita y el kirchnerismo repite errores: ¿Volver al pasado es la solución?
La reciente predicción de Semar sobre la degradación del huracán Erick en la Sierra de Michoacán, aunque relevante para la gestión de riesgos naturales, sirve como un punto de partida inesperado para analizar una tendencia preocupante en el discurso político argentino: la simplificación histórica y la proyección lineal del pasado sobre el futuro. Este artículo se adentra en la crítica al determinismo funcionalista que permea ciertos sectores del peronismo actual, particularmente aquellos vinculados a La Cámpora, y explora las peligrosas consecuencias de reducir la complejidad política a un ciclo repetitivo de regresiones y retornos.
- El Determinismo Funcionalista y la Simplificación Histórica
- La Falacia del Silogismo y la Negación del Aprendizaje Social
- La Cámpora y el Sectarismo Político
- El Peligro de la Nostalgia y la Falta de Innovación
- El Contexto Actual y la Incertidumbre Política
- La Importancia de la Agencia Humana y la Contingencia
El Determinismo Funcionalista y la Simplificación Histórica
El determinismo funcionalista, en su aplicación a la historia, postula que los eventos se desarrollan de manera predecible y que cada elemento social cumple una función específica dentro de un sistema más amplio. En el contexto político argentino, esta perspectiva se manifiesta en la creencia de que la historia se repite, y que el retorno de figuras o movimientos políticos es inevitable una vez que las alternativas actuales fracasan. La crítica central radica en que esta visión ignora la agencia humana, la contingencia y la capacidad de aprendizaje social. Reducir la política a un ciclo predeterminado niega la posibilidad de construir alternativas genuinamente nuevas y perpetúa errores del pasado.
El ejemplo citado en la columna original – “Si Lula fue preso y luego volvió a la presidencia, Cristina presa volverá a la presidencia” – es una ilustración paradigmática de esta simplificación. Se asume que la experiencia de Lula en Brasil es directamente transferible a la situación de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina, sin considerar las diferencias contextuales, las dinámicas políticas específicas de cada país y la evolución de las preferencias electorales. Esta analogía superficial ignora la complejidad de los factores que influyeron en el resurgimiento de Lula, como la crisis económica, la polarización política y la percepción de injusticia en su encarcelamiento.
El argumento presentado en la columna original se basa en un silogismo defectuoso: si a Macri le fue mal y la gente pidió el regreso del kirchnerismo, entonces, si a Milei le va mal, la gente pedirá el regreso de una alternativa similar. Este razonamiento ignora un punto crucial: el regreso del kirchnerismo después del gobierno de Macri no fue simplemente una reacción al fracaso económico, sino también una respuesta a las políticas sociales y a la percepción de abandono de ciertos sectores de la población. Además, el contexto político y social actual es significativamente diferente al de 2015, lo que hace que la repetición de este patrón sea improbable.
La verdadera lección de la historia, según el análisis presentado, no es que el pasado se repite, sino que el fracaso de un modelo político a menudo conduce a la búsqueda de alternativas que se perciben como mejores, pero que no necesariamente implican un retorno a lo anterior. La gente no busca simplemente volver atrás; busca avanzar hacia algo que considere más favorable a sus intereses y expectativas. El silogismo correcto, como se plantea en la columna, es que el fracaso de Macri llevó al kirchnerismo, pero que el fracaso de Milei podría llevar a algo completamente nuevo, o a una combinación de elementos de diferentes modelos políticos.
La Cámpora y el Sectarismo Político
La crítica al determinismo funcionalista se extiende a la caracterización del kirchnerismo actual como un “campo político sectario no mayor a La Cámpora”. Esta afirmación sugiere que el movimiento se ha reducido a un grupo de leales a Cristina Fernández de Kirchner, desconectado de las preocupaciones y aspiraciones de la sociedad en general. El sectarismo implica una visión estrecha y dogmática de la política, que impide el diálogo, la negociación y la búsqueda de consensos. Esta dinámica puede llevar a la polarización y a la radicalización, dificultando la resolución de los problemas del país.
La concentración del poder en manos de un grupo reducido de personas puede generar una falta de representatividad y una desconexión con la realidad social. La Cámpora, como organización juvenil ligada al kirchnerismo, ha sido acusada de promover un culto a la personalidad y de utilizar tácticas de confrontación para silenciar a la oposición. Estas prácticas pueden erosionar la confianza en las instituciones democráticas y socavar la legitimidad del gobierno.
El Peligro de la Nostalgia y la Falta de Innovación
La creencia en la repetición de la historia puede fomentar la nostalgia por un pasado idealizado y la resistencia al cambio. Si se asume que el futuro ya está escrito, no hay incentivos para innovar, experimentar con nuevas ideas o buscar soluciones creativas a los problemas existentes. La nostalgia puede ser una fuerza poderosa, pero también puede ser engañosa y paralizante. Es importante recordar que el pasado no es perfecto y que siempre hay margen para mejorar.
La falta de innovación política puede llevar a la repetición de errores del pasado y a la perpetuación de un ciclo de crisis y frustración. Es fundamental que los líderes políticos sean capaces de aprender de la historia, pero también de mirar hacia el futuro y de proponer soluciones audaces y originales. La Argentina necesita un debate honesto y abierto sobre sus desafíos y oportunidades, y una voluntad de construir un futuro mejor para todos sus ciudadanos.
El Contexto Actual y la Incertidumbre Política
El gobierno de Javier Milei representa un cambio radical en la política argentina, con propuestas económicas y sociales que desafían el statu quo. La implementación de estas políticas ha generado controversia y ha polarizado a la sociedad. La incertidumbre económica y la volatilidad financiera son factores que contribuyen a la inestabilidad política. En este contexto, la tentación de recurrir a simplificaciones históricas y a soluciones prefabricadas es aún mayor.
Sin embargo, es crucial resistir esta tentación y abordar los desafíos actuales con una visión crítica y constructiva. La Argentina necesita un liderazgo que sea capaz de unir a la sociedad, de promover el diálogo y de buscar consensos. La polarización y la confrontación solo sirven para profundizar las divisiones y para dificultar la resolución de los problemas. Es fundamental que los líderes políticos prioricen el bienestar de la población y que trabajen juntos para construir un futuro más próspero y equitativo.
La Importancia de la Agencia Humana y la Contingencia
La historia no es un proceso determinista, sino el resultado de las acciones y decisiones de los seres humanos. La agencia humana se refiere a la capacidad de los individuos y los grupos para influir en el curso de los acontecimientos. La contingencia se refiere a la imprevisibilidad de los eventos y a la influencia de factores externos que no pueden ser controlados. Reconocer la importancia de la agencia humana y la contingencia es fundamental para comprender la complejidad de la historia y para evitar caer en simplificaciones.
La Argentina se encuentra en un momento crucial de su historia. El futuro del país dependerá de las decisiones que tomen sus líderes y de la participación activa de la ciudadanía. Es fundamental que los argentinos asuman la responsabilidad de su destino y que trabajen juntos para construir un futuro mejor. La esperanza reside en la capacidad de aprender del pasado, de adaptarse a los desafíos del presente y de imaginar un futuro diferente.
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