Irán e Israel al borde del abismo: Análisis de una semana de conflicto y riesgo nuclear.

Una semana ha transcurrido desde que la escalada entre Irán e Israel, latente durante décadas, explotó en un enfrentamiento directo sin precedentes. La Operación León Ascendente, lanzada por Israel, marcó un punto de inflexión, desatando una serie de ataques y contraataques que han sumido a Oriente Medio en una crisis de proporciones alarmantes. Este artículo analiza en profundidad los eventos de la última semana, las consecuencias inmediatas y las posibles implicaciones futuras de este conflicto, explorando las estrategias de ambos bandos, las bajas confirmadas y el impacto en las instalaciones nucleares iraníes.

El Desencadenante: La Operación León Ascendente y la Respuesta Iraní

La Operación León Ascendente, cuyo nombre evoca tanto el simbolismo judío como el iraní, representó una ruptura con la política de ataques encubiertos previamente empleada por Israel. El ataque directo a instalaciones iraníes, en lugar de operar a través de terceros, fue una señal clara de determinación y una escalada deliberada. La respuesta de Irán no se hizo esperar, lanzando una avalancha de drones y misiles contra Israel, marcando la primera vez que el territorio israelí era atacado directamente desde Irán. Este intercambio de fuego directo, a diferencia de los incidentes previos, ha transformado la dinámica del conflicto, eliminando las capas de negación plausible y exponiendo a ambos países a un riesgo significativo de represalias.

La elección de objetivos por parte de ambos bandos revela sus prioridades estratégicas. Israel se ha centrado en las infraestructuras nucleares iraníes, buscando retrasar o detener el programa nuclear del país, así como en instalaciones militares y de inteligencia, con el objetivo de debilitar la capacidad de Irán para responder. Irán, por su parte, ha apuntado a bases militares y oficinas gubernamentales israelíes, buscando infligir daño militar y enviar un mensaje de disuasión. Sin embargo, la precisión de los ataques ha sido cuestionada, con informes de daños colaterales significativos, incluyendo la destrucción de bloques residenciales y hospitales, lo que ha generado una creciente preocupación por la seguridad de los civiles.

Bajas y Daños: Un Balance Preliminar de la Semana de Conflicto

El conteo de víctimas y la evaluación de los daños son tareas complejas en medio del conflicto. Las autoridades iraníes reportan oficialmente 224 fallecidos, aunque organizaciones no gubernamentales críticas con el régimen elevan esa cifra a más de 500. Los heridos superarían los 2.000, la mayoría de ellos civiles. Israel, por su parte, no ha proporcionado cifras oficiales de bajas, pero ha confirmado la muerte de al menos 20 altos mandos militares iraníes, incluyendo figuras clave como el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, Hosein Salamí, y el jefe del estado mayor de las fuerzas armadas, Mohammad Bagheri. La rápida sucesión de nombramientos en puestos clave, como el reemplazo de Ali Shadmani como jefe del estado mayor tras apenas cuatro días en el cargo, indica la magnitud de las pérdidas sufridas por el ejército iraní.

Además de las bajas humanas, el conflicto ha causado daños significativos a la infraestructura iraní. Las plantas de enriquecimiento de combustible de Natanz, Fordow y Bushehr, así como la instalación de conversión de combustible de Isfahán, han sido atacadas. El reactor nuclear inactivo de Arak también ha sufrido daños, con el objetivo de evitar su reactivación. La planta de Fordow, ubicada a gran profundidad bajo tierra, parece haber resistido los ataques hasta el momento, pero la vulnerabilidad de las otras instalaciones ha generado preocupación sobre la capacidad de Irán para continuar su programa nuclear. El Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) ha reportado que no hay fugas ni calentamientos extremos en las instalaciones que aún pueden ser inspeccionadas, pero la situación sigue siendo volátil.

El Programa Nuclear Iraní: En el Punto de Mira

El programa nuclear iraní ha sido durante mucho tiempo una fuente de tensión en Oriente Medio y una preocupación para la comunidad internacional. Israel considera que un Irán con armas nucleares representa una amenaza existencial, y ha dejado claro que no permitirá que el país desarrolle un arsenal nuclear. La Operación León Ascendente se enmarca en esta estrategia, buscando retrasar o detener el programa nuclear iraní a través de ataques directos a sus instalaciones clave. La destrucción de componentes críticos, la eliminación de científicos especializados y el daño a las plantas de enriquecimiento de combustible son todos elementos de esta estrategia.

La salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear de 2015, bajo la presidencia de Donald Trump, exacerbó la situación. El acuerdo, que limitaba el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones económicas, fue visto por muchos como una forma de contener las ambiciones nucleares de Irán. Sin embargo, la retirada de Estados Unidos y la reimposición de sanciones llevaron a Irán a reducir sus compromisos bajo el acuerdo y a acelerar su programa nuclear. La posibilidad de una reactivación del acuerdo nuclear, o la negociación de un nuevo acuerdo, se ha visto ahora aún más lejana debido a la escalada del conflicto.

La Dimensión Regional y la Respuesta Internacional

El conflicto entre Irán e Israel no se limita a un enfrentamiento bilateral. Tiene implicaciones significativas para la estabilidad regional y ha provocado una respuesta internacional dividida. Los países árabes, en su mayoría, han condenado la escalada y han pedido un alto el fuego, pero sus posiciones varían en función de sus relaciones con Irán e Israel. Algunos países, como Arabia Saudita, han mantenido una postura cautelosa, buscando evitar una mayor desestabilización de la región. Otros, como Siria y Líbano, han expresado su apoyo a Irán.

La respuesta internacional ha sido igualmente diversa. Estados Unidos ha expresado su apoyo a Israel y ha condenado los ataques de Irán, pero también ha instado a la moderación y ha advertido contra una mayor escalada. La Unión Europea ha pedido a ambas partes que se abstengan de acciones que puedan aumentar la tensión y ha ofrecido su mediación. Rusia y China han pedido un diálogo y una solución pacífica al conflicto, pero sus intereses en la región son complejos y sus posiciones pueden estar influenciadas por sus relaciones con Irán e Israel. La falta de un consenso internacional dificulta la búsqueda de una solución diplomática y aumenta el riesgo de una guerra más amplia.

Escenarios Futuros: ¿Hacia una Guerra Regional o una Desescalada?

El futuro del conflicto entre Irán e Israel es incierto. Varios escenarios son posibles, desde una guerra regional a gran escala hasta una desescalada gradual. Una guerra regional podría involucrar a otros actores, como Hezbollah en Líbano, Hamás en Gaza y milicias respaldadas por Irán en Irak y Siria. Esto podría llevar a una escalada del conflicto en múltiples frentes y a una crisis humanitaria de proporciones catastróficas. La posibilidad de una intervención directa de Estados Unidos también aumentaría el riesgo de una guerra más amplia.

Por otro lado, una desescalada gradual podría lograrse a través de la mediación internacional, la negociación directa entre Irán e Israel, o la disuasión mutua. Sin embargo, las condiciones para una desescalada son difíciles de alcanzar. La desconfianza entre ambos países es profunda, y sus intereses estratégicos son fundamentalmente opuestos. Además, la presión interna en ambos países para responder a los ataques y demostrar determinación dificulta la búsqueda de una solución pacífica. La situación sigue siendo extremadamente volátil, y el riesgo de una mayor escalada es real.

Fuente: https://www.huffingtonpost.es//global/una-semana-infarto-como-cosas-inedita-crisisan-e-israel.html