Gobierno de Netanyahu al borde del colapso por crisis militar ultraortodoxa.
La estabilidad política en Israel se encuentra en un punto crítico. El gobierno de Benjamin Netanyahu, ya debilitado por protestas internas y desafíos judiciales, se enfrenta ahora a una crisis de gobernabilidad tras la salida de dos partidos clave de su coalición: Shas y Judaísmo Unido de la Torá. Esta deserción, motivada por una profunda disputa sobre el servicio militar obligatorio para los estudiantes ultraortodoxos, ha dejado al gobierno al borde del colapso, abriendo un período de incertidumbre política y potencialmente allanando el camino para nuevas elecciones. La situación se complica aún más en el contexto del conflicto en Gaza, donde la crisis humanitaria se agrava día a día.
El Desmoronamiento de la Coalición: Factores y Causas
La salida de Shas y Judaísmo Unido de la Torá no es un evento aislado, sino la culminación de tensiones latentes dentro de la coalición gobernante. El principal detonante ha sido la controversia en torno al servicio militar obligatorio para los jóvenes haredíes (ultraortodoxos). Tradicionalmente, estos estudiantes de 'yeshiva' (centros de estudio judíos) han estado exentos del servicio militar, una práctica que ha generado resentimiento en otros sectores de la sociedad israelí, que consideran que es injusto que una parte de la población no contribuya a la defensa del país. El gobierno de Netanyahu, buscando equilibrar las demandas de sus aliados ultraortodoxos con las presiones de la opinión pública, había intentado encontrar una solución que satisficiera a todas las partes. Sin embargo, las negociaciones se estancaron y las promesas de condiciones más laxas para el reclutamiento de haredíes no se cumplieron, lo que llevó a la ruptura.
El papel del presidente de la comisión de Exteriores y Defensa, Yuli Edelstein, ha sido crucial en el desarrollo de la crisis. Los partidos ultraortodoxos acusan a Edelstein de incumplir un acuerdo previo que garantizaba condiciones más favorables para sus estudiantes. La decisión de Edelstein de no colaborar con los partidos ultraortodoxos en este tema fue vista como una traición, lo que provocó la dimisión "inmediata" de los miembros de Shas de sus cargos gubernamentales. Judaísmo Unido de la Torá siguió el mismo camino, argumentando que el gobierno había violado el acuerdo suscrito en junio, que había evitado la disolución del Parlamento y prometía condiciones más flexibles para el reclutamiento de haredíes. La fragilidad de la coalición, construida sobre compromisos y concesiones, quedó expuesta ante la incapacidad de mantener la unidad en un tema tan sensible.
Implicaciones Políticas Inmediatas: ¿Nuevas Elecciones a la Vista?
La salida de Shas y Judaísmo Unido de la Torá ha dejado al gobierno de Netanyahu con solo 60 escaños en la Knesset (Parlamento israelí), justo en el límite de la mayoría. Esto significa que el gobierno se encuentra en una posición extremadamente vulnerable y podría caer en cualquier momento si pierde el apoyo de un solo diputado. La oposición, liderada por figuras como Yair Lapid y Benny Gantz, ha visto una oportunidad para desafiar a Netanyahu y exigir nuevas elecciones. Si bien Shas ha declarado que no colaborará con la oposición para tumbar al gobierno, la situación es fluida y cualquier cambio de opinión podría precipitar una crisis aún mayor. La posibilidad de nuevas elecciones es ahora una realidad inminente, lo que podría alterar significativamente el panorama político israelí.
La pérdida de la mayoría parlamentaria también limita la capacidad de Netanyahu para aprobar leyes y llevar a cabo su agenda política. Cualquier proyecto de ley importante requerirá el apoyo de la oposición, lo que podría obligar al gobierno a realizar concesiones significativas. La parálisis legislativa podría prolongarse durante meses, lo que agravaría aún más la incertidumbre política y económica. Además, la crisis de gobernabilidad podría afectar la capacidad de Israel para responder a los desafíos internos y externos, incluyendo el conflicto en Gaza y las tensiones con otros países de la región. La estabilidad política es fundamental para la seguridad y el bienestar de Israel, y su debilitamiento podría tener consecuencias graves.
El Conflicto en Gaza: Un Contexto Agravante
La crisis política en Israel se produce en un momento especialmente delicado, marcado por la escalada del conflicto en Gaza. La franja, asediada por Israel y Egipto, se enfrenta a una grave crisis humanitaria, con una creciente escasez de agua, alimentos, medicinas y electricidad. Las autoridades palestinas han cifrado en más de 2.500 los cadáveres que permanecen entre los escombros, una cifra que refleja la magnitud de la devastación causada por los bombardeos israelíes. La situación se agrava aún más con la llegada de una ola de calor extremo, que dificulta las labores de rescate y aumenta el riesgo de enfermedades. La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la situación en Gaza y ha pedido un alto el fuego inmediato.
La crisis en Gaza podría tener un impacto significativo en la política israelí. La opinión pública israelí está dividida sobre la respuesta al conflicto, y las protestas contra la política del gobierno han aumentado en las últimas semanas. La oposición podría aprovechar la situación para criticar a Netanyahu y exigir un cambio de estrategia. Además, la crisis humanitaria en Gaza podría ejercer presión sobre Israel para que flexibilice sus políticas hacia la franja y busque una solución negociada al conflicto. La situación en Gaza es un factor clave que podría influir en el futuro político de Israel y en la estabilidad de la región.
El Servicio Militar Haredí: Un Debate de Largo Alcance
La disputa sobre el servicio militar obligatorio para los haredíes es un tema de larga data en la sociedad israelí. Los partidos ultraortodoxos argumentan que sus estudiantes deben tener derecho a dedicarse plenamente a sus estudios religiosos, ya que son esenciales para la preservación de la tradición judía. Además, señalan que el servicio militar no es compatible con su estilo de vida y sus valores religiosos. Por otro lado, los defensores del servicio militar obligatorio argumentan que todos los ciudadanos israelíes deben contribuir a la defensa del país, independientemente de su origen o religión. Consideran que la exención de los haredíes es injusta y crea una carga desproporcionada sobre otros sectores de la sociedad.
El debate sobre el servicio militar haredí también tiene implicaciones económicas y sociales. Los críticos de la exención argumentan que priva al país de una valiosa fuerza laboral y contribuye a la desigualdad social. Además, señalan que la falta de integración de los haredíes en el ejército y en el mercado laboral dificulta su inclusión en la sociedad israelí. La búsqueda de una solución justa y equitativa a este problema es un desafío complejo que requiere un diálogo abierto y constructivo entre todas las partes involucradas. La incapacidad de encontrar un consenso podría perpetuar la división y la tensión en la sociedad israelí.
El Futuro de Netanyahu: ¿Un Gobierno en Suspenso?
El futuro político de Benjamin Netanyahu es incierto. A pesar de haber logrado mantenerse en el poder durante muchos años, su gobierno se enfrenta ahora a una crisis sin precedentes. La pérdida de la mayoría parlamentaria y la creciente presión de la oposición podrían obligarlo a dimitir o a convocar nuevas elecciones. Si Netanyahu logra formar un nuevo gobierno, deberá encontrar una manera de reconciliar las demandas de sus aliados ultraortodoxos con las expectativas de la opinión pública. Esto requerirá un liderazgo fuerte y una capacidad de negociación excepcional.
En caso de que se convoquen nuevas elecciones, el resultado es incierto. Las encuestas de opinión sugieren que la oposición podría obtener una ventaja, pero Netanyahu sigue siendo un político experimentado y carismático que podría lograr revertir la situación. El resultado de las elecciones dependerá de una serie de factores, incluyendo la evolución del conflicto en Gaza, la situación económica y la capacidad de los partidos políticos para movilizar a sus votantes. El futuro de Israel está en juego, y la próxima etapa política será crucial para determinar el rumbo del país.
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