Represas en Santa Cruz: Reactivan Obra Tras Parálisis y Buscan Financiamiento Chino
El ambicioso proyecto de las represas hidroeléctricas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner en Santa Cruz, una promesa de impulso energético para Argentina, ha estado sumido en una paralización de casi dos años. La reciente firma de un memorándum de entendimiento entre el gobierno nacional y la UTE a cargo de la obra representa un rayo de esperanza, pero el camino hacia la reactivación efectiva está plagado de desafíos financieros y técnicos. Este artículo analiza en profundidad la situación actual del proyecto, los obstáculos que han impedido su avance, los detalles del acuerdo alcanzado y las perspectivas futuras para la finalización de estas cruciales infraestructuras.
Antecedentes y la Importancia Estratégica de las Represas
Las represas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner, ubicadas en el río Santa Cruz, fueron concebidas como un pilar fundamental para aumentar la capacidad de generación eléctrica de Argentina y reducir la dependencia de combustibles fósiles. El proyecto, con una inversión total estimada en US$4714 millones, se financia principalmente con créditos de origen chino, otorgados por el China Development Bank, ICBC y Bank of China. La represa Jorge Cepernic, con una altura de 41 metros y tres turbinas Kaplan, tiene una capacidad de generación de 1780 GWh anuales. La represa Néstor Kirchner, más grande y compleja, con 73 metros de altura y cinco turbinas Francis, podrá aportar hasta 3167 GWh al sistema interconectado. En conjunto, se estima que el proyecto incrementará la capacidad de generación eléctrica del país en un 4,5%, un aporte significativo para satisfacer la creciente demanda energética y promover el desarrollo económico.
La iniciativa se inscribe en una estrategia a largo plazo para diversificar la matriz energética argentina, aprovechando el potencial hidroeléctrico de la Patagonia. Sin embargo, desde su concepción, el proyecto ha enfrentado numerosos obstáculos, incluyendo desafíos ambientales, ajustes técnicos y, fundamentalmente, dificultades para asegurar el financiamiento necesario para su conclusión. El contrato original de financiamiento se firmó en 2014, durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, con la expectativa de que la obra se completaría en un plazo de cinco años y medio. No obstante, la realidad ha sido muy diferente, con demoras sucesivas que han puesto en riesgo la viabilidad del proyecto.
La Paralización de la Obra: Causas y Consecuencias
La construcción de las represas se detuvo abruptamente en diciembre de 2023, tras la última transferencia de fondos en noviembre de 2022, por un monto de US$538 millones. La falta de nuevos desembolsos por parte del consorcio de bancos chinos dejó al proyecto sin recursos, lo que obligó a suspender los trabajos y a desvincular progresivamente a los casi 1500 trabajadores que estaban vinculados a la obra. La paralización generó un impacto económico y social significativo en la provincia de Santa Cruz, afectando a las comunidades locales y a las empresas proveedoras de bienes y servicios. El fondo fiduciario hídrico, destinado a financiar la construcción de las represas, quedó sin recursos, lo que complicó aún más la situación.
Las causas de la paralización son múltiples y complejas. En primer lugar, se mencionan demoras en la presentación de estudios ambientales y ajustes técnicos necesarios para garantizar la seguridad y la sostenibilidad del proyecto. En segundo lugar, se señala la falta de consenso político y la incertidumbre económica, que dificultaron la negociación de nuevas condiciones de financiamiento con los bancos chinos. En tercer lugar, se destaca la crisis económica argentina y la dificultad para cumplir con los compromisos financieros adquiridos, lo que generó desconfianza en los acreedores. La combinación de estos factores condujo a la suspensión de los pagos y a la paralización de la obra.
El Memorándum de Entendimiento: Un Paso Crucial, Pero Insuficiente
La firma del memorándum de entendimiento el pasado viernes representa un avance significativo en la búsqueda de una solución para la crisis del proyecto. El acuerdo, firmado a través de Energía Argentina (Enarsa) con la UTE integrada por Gezhouba (54%), Eling Energía (36%) y Hidrocuyo (10%), establece un marco de trabajo y compromisos mutuos para alcanzar un acuerdo definitivo que permita retomar la construcción de las represas. El objetivo es reiniciar los trabajos en un plazo de cinco meses, aunque esta meta depende de la resolución de los problemas financieros pendientes.
El memorándum no implica la reactivación inmediata de la obra, sino que sienta las bases para una negociación más profunda y detallada. Para que la obra pueda reanudarse, es fundamental que se firme la adenda XII, un paso formal requerido para habilitar un nuevo desembolso de crédito por parte del consorcio de bancos chinos. La adenda debe establecer nuevas condiciones de financiamiento, plazos de pago y garantías que permitan asegurar la viabilidad del proyecto. La negociación de la adenda es un proceso complejo que requiere la participación de diferentes actores, incluyendo el gobierno argentino, la UTE y los bancos chinos.
Desafíos Pendientes y Perspectivas Futuras
A pesar del optimismo generado por la firma del memorándum, aún existen numerosos desafíos que deben superarse para garantizar la finalización de las represas. El principal desafío es asegurar el financiamiento necesario para completar la obra. Hasta el momento, se han transferido unos US$1850 millones de los US$4714 millones comprometidos, lo que significa que aún faltan por desembolsar más de US$2800 millones. La obtención de estos fondos depende de la capacidad del gobierno argentino para negociar condiciones favorables con los bancos chinos y para demostrar su compromiso con el proyecto.
Otro desafío importante es resolver los problemas técnicos que han afectado la construcción de las represas. La represa Néstor Kirchner, en particular, requiere obras adicionales y reacomodamientos técnicos antes de avanzar con su segunda etapa. Estos trabajos demandarán tiempo y recursos adicionales, lo que podría retrasar aún más la finalización del proyecto. Además, es necesario abordar las preocupaciones ambientales que han sido planteadas por organizaciones ecologistas y comunidades locales. La construcción de las represas ha generado un debate sobre su impacto en el ecosistema del río Santa Cruz y en la biodiversidad de la región.
La reactivación de la obra se iniciará por la represa Jorge Cepernic, considerada de ejecución más sencilla. Se espera que esta primera etapa sirva como un piloto para demostrar la capacidad del gobierno y de la UTE para superar los obstáculos y avanzar con el proyecto. La finalización de la represa Jorge Cepernic, prevista para 2027, permitiría generar 1780 GWh anuales, lo que contribuiría a mejorar la seguridad energética del país. La represa Néstor Kirchner, una vez finalizada, aportará hasta 3167 GWh al sistema interconectado, consolidando el papel de Argentina como un importante productor de energía hidroeléctrica.
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