Bomba de Deuda en Argentina: ¿El Plan de Milei en Riesgo?
El espejismo de las cuentas públicas en Argentina se tambalea. Mientras el gobierno de Javier Milei celebra logros parciales como el ingreso de fondos del FMI y la reducción de déficits en la cuenta corriente, una creciente preocupación se cierne sobre la sostenibilidad de su plan económico. La sombra de una nueva “bola de Lecaps”, similar a las crisis pasadas con Lebacs y Leliqs, amenaza con desestabilizar las finanzas públicas. Lo inquietante es que las críticas no provienen de los opositores políticos habituales, sino de analistas, inversores y banqueros ortodoxos, quienes cuestionan la transparencia y la veracidad de los números presentados por el equipo económico liderado por Toto Caputo. Este artículo profundiza en las complejidades de esta situación, analizando las acusaciones de manipulación contable, el crecimiento exponencial de la deuda del Tesoro y los riesgos que esto implica para la estabilidad económica del país.
La Ilusión del Superávit Fiscal: ¿Una Contabilidad Creativa?
El gobierno de Milei ha puesto un énfasis particular en la existencia de un superávit fiscal primario, presentándolo como la piedra angular de su plan de estabilización económica. Sin embargo, esta afirmación está siendo cuestionada por un número creciente de expertos, quienes argumentan que la forma en que se contabilizan los intereses de la deuda, especialmente los de las Lecaps, distorsiona la realidad fiscal. La principal crítica radica en que los intereses que se acumulan pero no se pagan inmediatamente se capitalizan, es decir, se suman al valor nominal de los bonos, generando un crecimiento exponencial de la deuda a través del interés compuesto. Si estos intereses capitalizados se consideraran como deuda diferida, el superávit fiscal primario desaparecería, revelando un déficit creciente mes a mes.
La diferencia fundamental entre la deuda del Banco Central (Leliqs y pases a un día) y la deuda del Tesoro (Lecaps) reside en la capacidad de “rollear” la deuda del Tesoro, es decir, refinanciarla continuamente a tasas de interés más bajas y plazos más largos. El argumento oficial es que esta flexibilidad permite gestionar la deuda de manera más eficiente y evitar una crisis de liquidez. No obstante, los críticos señalan que esta estrategia simplemente traslada el problema al futuro, acumulando una deuda cada vez mayor que eventualmente deberá ser afrontada. La promesa de que, en caso de no renovación de un vencimiento, los bancos “volverían a trabajar de bancos” y la emisión no sería inflacionaria, se considera una simplificación excesiva de la realidad, ya que ignora los potenciales efectos negativos sobre la economía.
El Ascenso de las Lecaps: ¿Una Bomba de Tiempo?
Al asumir el cargo, Javier Milei se encontró con un panorama financiero marcado por la existencia de unos u$s30.000 millones en bonos del Tesoro en pesos y u$s30.000 millones en pasivos remunerados del Banco Central. El diagnóstico del gobierno fue claro: los pasivos del BCRA eran una fuente de inflación y un incentivo perverso para los bancos, que preferían alojar sus pesos en el BCRA a prestar a empresas productivas. La estrategia implementada consistió en “licuar” las Leliqs y los pases a través de la inflación y transferir el remanente a la deuda del Tesoro. Esta política, si bien logró reducir los pasivos del BCRA, ha generado un aumento significativo de la deuda del Tesoro, que ahora supera a la base monetaria amplia, lo que genera preocupación en el mercado.
El crecimiento de la deuda del Tesoro ha sido particularmente alarmante en los últimos meses. Según el economista Christian Buteler, la acumulación de intereses de las Lecaps que no se pagan sino que se capitalizan ha aumentado exponencialmente, pasando de $2 billones en agosto de 2023 a u$s6,3 billones en junio de 2024. Este crecimiento exponencial de la deuda, impulsado por el interés compuesto, es lo que ha generado la alarma entre los analistas y los inversores, quienes temen que el gobierno esté ocultando un déficit fiscal real bajo una contabilidad creativa. La falta de transparencia en la presentación de los números fiscales ha erosionado la confianza en el equipo económico y ha aumentado la volatilidad en los mercados financieros.
Intervención en el Mercado y Tasas de Interés en Ascenso
Las últimas semanas han sido turbulentas para el gobierno de Milei, con saltos del dólar por encima de lo previsto que obligaron a una fuerte intervención en el mercado de futuros. Además, se produjo una brusca variación en las tasas de interés, que el presidente del BCRA, Santiago Bausili, atribuyó a la falta de experiencia de los bancos en la gestión de liquidez después de años de recibir subsidios estatales. Sin embargo, esta explicación no convence a muchos analistas, quienes creen que el mercado está exigiendo un mayor premio por quedarse en títulos en pesos que ahora son percibidos como de mayor riesgo. Se teme que el gobierno, para evitar una fuga de capitales, continúe consintiendo tasas de interés elevadas al menos hasta las elecciones de octubre.
La preocupación central reside en que la deuda del Tesoro está creciendo a un ritmo más rápido de lo previsto, lo que podría generar una crisis de sostenibilidad en el mediano plazo. La falta de confianza en la capacidad del gobierno para controlar el déficit fiscal y la inflación ha llevado a los inversores a exigir una mayor compensación por el riesgo de mantener sus fondos en títulos en pesos. Esta dinámica podría generar una espiral inflacionaria, en la que el aumento de las tasas de interés para atraer inversores impulse aún más la deuda y la inflación. La situación se agrava por la incertidumbre política y la falta de un consenso sobre las políticas económicas a largo plazo.
El Legado de las “Bolas” Remuneradas: Lebacs, Leliqs y Lecaps
La historia de las “bolas” remuneradas en Argentina es un reflejo de la inestabilidad económica y la falta de credibilidad en la moneda local. Durante la gestión macrista, se utilizaron los Lebacs para absorber la liquidez del mercado y controlar la inflación. Sin embargo, esta política generó una acumulación de deuda insostenible que estalló en 2018, cuando Toto Caputo presidía el BCRA. Durante la gestión de Alberto Fernández, se recurrió a las Leliqs para enfrentar la crisis cambiaria y financiar el déficit fiscal. Esta estrategia también resultó insostenible, ya que generó una acumulación de pasivos remunerados que contribuyeron a la inflación. Ahora, con las Lecaps, el gobierno de Milei intenta resolver el problema de los pasivos del BCRA, pero corre el riesgo de crear una nueva “bola” de deuda que podría estallar en el futuro.
La principal diferencia entre las distintas “bolas” remuneradas radica en la entidad que emite la deuda: el BCRA o el Tesoro. El argumento oficial es que la deuda del Tesoro es más flexible y se puede “rollear” indefinidamente, mientras que la deuda del BCRA es más rígida y puede generar problemas de liquidez. Sin embargo, los críticos señalan que esta flexibilidad es ilusoria, ya que la deuda del Tesoro también tiene un vencimiento y eventualmente deberá ser refinanciada o pagada. Además, la acumulación de intereses capitalizados en las Lecaps genera un crecimiento exponencial de la deuda que podría superar la capacidad de pago del gobierno.
La Credibilidad en Juego: ¿Esta Vez es Diferente?
La pregunta clave es si el plan económico de Milei es realmente diferente a los intentos fallidos del pasado. El gobierno insiste en que esta vez sí hay un superávit fiscal sólido y que la deuda del Tesoro se puede gestionar de manera sostenible. Sin embargo, la creciente desconfianza en los números oficiales y la acumulación de señales de alerta en los mercados financieros ponen en duda esta afirmación. La falta de transparencia en la presentación de los datos fiscales y la manipulación contable, si se confirman, podrían erosionar aún más la credibilidad del gobierno y dificultar la implementación de su plan económico.
La situación actual exige una mayor transparencia y una comunicación clara y honesta con los mercados y la sociedad. El gobierno debe explicar detalladamente cómo se contabilizan los intereses de la deuda y cómo se espera reducir el déficit fiscal en el mediano plazo. Además, debe tomar medidas para fortalecer la confianza en la moneda local y atraer inversiones productivas. De lo contrario, el espejismo del superávit fiscal podría desvanecerse rápidamente, dejando al país en una situación aún más precaria.
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