Una derrota amistosa en el campo de juego
Una derrota... pero con amigos
En el mundo del deporte, se dice que es mejor compartir una derrota con amigos que una victoria con extraños o indeseables. Esta frase de Alejandro Dolina también puede aplicarse a las tácticas libertarias para buscar acuerdos y aprobar su ley.
En primer lugar, es importante relativizar lo que parece ser una derrota. Una derrota puede no ser tal cosa y, de hecho, puede ser vista como una victoria cuando se comparte el momento con amigos. En el caso de la ley ómnibus, Javier Milei se enorgullecerá de su aprobación general, que se llevará a cabo entre la mañana y el mediodía, cuando los diputados voten a favor o en contra en un tablero. Pero, ¿es realmente una victoria?
El término "ómnibus" ya no es tan pretencioso como su raíz "omni" sugiere. En realidad, se trata de una sinécdoque, una figura retórica que se refiere a una parte del todo. Esto es especialmente cierto después de los recortes que la oposición obligó a realizar en la ley.
En segundo lugar, Milei jugó su juego como en un picadito. Prefirió compartir la derrota con amigos en lugar de buscar la victoria con extraños o, peor aún, con indeseables. Su soberbia y sus gritos de campaña le impiden comprender el arte de la política, que se basa en la negociación. Tal vez, si hubiera buscado una solución racional a la reducción de la coparticipación y hubiera comprometido a los gobernadores con apoyos a artículos que finalmente se eliminaron, habría obtenido mejores resultados. La reunión de esta semana en el CFI es un claro ejemplo de esto.
Cuarenta líderes de diferentes espacios políticos creyeron que el Gobierno estaba dispuesto a compartir el Impuesto PAIS (que se ha incrementado debido a la devaluación). Sin embargo, la Casa Rosada, representada en ese momento por Guillermo Francos, el funcionario en quien más confían y el único interlocutor en muchos casos, cambió rápidamente al modo virtual y destruyó los puentes con los extraños. Un simple tuit y retuit fueron suficientes para arruinarlo todo. Esta prepotencia podría ser más lógica para un oficialismo con mayorías parlamentarias sólidas, pero para La Libertad Avanza, los indeseables son el peronismo y la izquierda, a quienes rechazan sin dudarlo.
Sin embargo, el peronismo tiene instancias de diálogo, como lo demuestra el caso de Jaldo, quien protegió a los sectores productivos más importantes de la provincia y generó un terremoto con su bloque separatista. El acuerdo en Tucumán es la excepción que confirma la regla.
Así, el oficialismo prefirió ceder en sus intenciones iniciales y recortar casi la mitad de la ley, pero terminar el partido abrazado a sus amigos: el PRO, que aporta cuadros al gobierno, al igual que el cordobesismo, otros sellos provinciales y parte de la UCR.
Después de la aprobación en general, vendrá otro partido: el de los artículos en conflicto, que se votarán individualmente. Los libertarios tendrán que buscar una nueva estrategia para lograr su objetivo.
Fuente: https://www.ambito.com/politica/una-derrota-pero-amigos-n5935179
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