Problema con una motosierra que no se apaga
Una motosierra que no cierra
En la Argentina, la combinación de la caída de la demanda doméstica y el gasto público desenfrenado suele terminar mal. A lo largo de los años, no ha habido evidencia empírica de que esta estrategia funcione en nuestro país.
En su segunda etapa ministerial en 2001, Cavallo se enfrentó a un desafío mayúsculo: la motosierra. Sin embargo, a pesar de su experiencia y prestigio, no logró superarlo. A diferencia de Milei, Cavallo no era un economista surgido de la televisión, sino alguien respetado por el establishment.
El gobierno de Milei comenzó con ira y complicó aún más la delicada situación económica y la gobernabilidad del sistema. Las primeras derrotas llegaron rápidamente, con la huelga del 24 de enero y el retiro del paquete fiscal. La falta de experiencia política de Milei es evidente y esto puede traer consecuencias negativas.
Si bien se logró disipar los pasivos monetarios y aumentar las reservas internacionales, la devaluación desorbitada y el ajuste tarifario no parecen ser consistentes con el alto índice de pobreza en el país. Las medidas económicas pueden parecer correctas en teoría, pero en la práctica, sin tener en cuenta a la ciudadanía y la sociedad, pueden ser catastróficas.
El establishment creyó haber encontrado al presidente ideal, alguien dispuesto a emprender una transformación definitiva del orden político y económico. Sin embargo, las desregulaciones, la apertura incondicional de la economía y la venta de empresas públicas estratégicas no parecen ser la solución adecuada.
El presidente, sin conocimientos profundos y con un diagnóstico erróneo de las causas de la decadencia económica, está siendo influenciado por un egresado dogmático y propietario de una universidad sectaria. Este gobierno caótico y anárquico, alentado por Mauricio Macri y el círculo rojo, está poniendo en riesgo la estabilidad macroeconómica y podría llevarnos a una crisis política y social.
El fracaso económico y social en Argentina se debe a los golpes de Estado constantes entre 1931 y 1976, que nunca permitieron mantener un rumbo claro, y a los fracasos sistemáticos del neoliberalismo en los últimos 48 años. Las reformas estructurales han sido inviables porque la sociedad nunca las ha tolerado, ni siquiera durante los gobiernos de facto.
En resumen, necesitamos una estrategia económica y política que tenga en cuenta a la sociedad y que no se base en dogmas ideológicos. La motosierra del gasto público no es la solución, necesitamos medidas que impulsen el crecimiento económico y reduzcan la pobreza de manera sostenible.
Fuente: https://www.ambito.com/opiniones/una-motosierra-que-no-cierra-n5936461
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