Langostino en Chubut: SOMU acepta acuerdo y desbloquea la temporada de pesca 2025-2026
La temporada de langostino en aguas chubutenses, un motor económico vital para la región, pendía de un hilo. Semanas de tensas negociaciones entre el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) y la Cámara de la Flota Amarilla de Chubut (CAFACh) amenazaban con retrasar el inicio de la zafra, impactando no solo a los trabajadores del mar, sino a toda la cadena productiva asociada. Este artículo analiza en profundidad el acuerdo finalmente alcanzado, las presiones que llevaron a su concreción, el contexto económico que lo rodea y las perspectivas para la nueva temporada, desentrañando las complejidades de un sector crucial para la economía de Rawson y la provincia de Chubut.
El Conflicto Salarial y la Presión del Tiempo
El SOMU, inicialmente, se mantuvo firme en su reclamo de un valor inicial de $1.300 por cajón de langostino, con una actualización a $1.400 al comienzo del año siguiente. Esta postura buscaba compensar la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, erosionado por la inflación y el aumento del costo de vida. Sin embargo, la CAFACh se mostró inflexible, argumentando que la escala salarial ya había sido convalidada por otros gremios del sector y que cualquier revisión adicional podría desestabilizar el equilibrio paritario. La situación se complicaba aún más con la proximidad de la temporada, donde cada día perdido significaba una disminución en las posibilidades de capturar el recurso y aprovechar las condiciones favorables del mercado.
La urgencia se palpaba en las asambleas del SOMU, donde el cansancio y la preocupación eran evidentes. Los marineros eran conscientes de que prolongar el conflicto podría poner en riesgo la prospección biológica, un paso fundamental para evaluar la disponibilidad del langostino y definir las cuotas de captura. La presión del tiempo, combinada con la incertidumbre económica, llevó finalmente al sindicato a aceptar la oferta de la CAFACh, aunque con un sentimiento de resignación más que de entusiasmo. La votación, realizada en un clima de tensión, reflejó la difícil situación en la que se encontraban los trabajadores, obligados a elegir entre defender sus demandas salariales y asegurar la continuidad de la temporada.
El Acuerdo Alcanzado: Detalles y Alineación Gremial
El acuerdo final, alcanzado el 28 de octubre, establece un valor de $1.250 por cajón de langostino, con un incremento a $1.300 a partir de enero de 2026 y hasta la finalización de la temporada. Si bien esta cifra es inferior a la inicialmente reclamada por el SOMU, representa una solución que permite alinear a todos los gremios del sector bajo un esquema común de remuneración. Esta alineación era una condición indispensable para que el Gobierno de Chubut autorizara el inicio de la prospección, la etapa previa obligatoria para evaluar la situación biológica del recurso y habilitar la operatoria comercial.
La pauta salarial acordada replica los valores firmados previamente por Capitanes, SICONARA y el Centro de Patrones y Oficiales de Pesca, lo que demuestra la importancia de la unidad gremial en la negociación. El Secretario de Pesca de Chubut, Dr. Andrés Arbeletche, había insistido en la necesidad de un esquema salarial unificado como condición sine qua non para dar inicio a la temporada, buscando evitar conflictos y garantizar la estabilidad del sector. La firma del SOMU, por lo tanto, destrabó el último obstáculo administrativo y operativo para comenzar las tareas de búsqueda del crustáceo.
El Contexto Económico y las Perspectivas de la Zafra
La industria pesquera chubutense venía aguardando la definición del conflicto con una ansiedad que trascendía lo sindical. Miles de trabajadores de plantas procesadoras se encontraban en vilo ante la falta de materia prima, luego de una temporada nacional particularmente corta. La incertidumbre sobre el inicio de la zafra generaba preocupación en toda la región portuaria, donde la actividad pesquera es un pilar fundamental de la economía local. Las empresas estiman que la nueva campaña podría sostener un nivel de capturas cercano o incluso algo menor al de la zafra anterior, que alcanzó más de 106 mil toneladas de langostino.
Sin embargo, el escenario internacional presenta desafíos adicionales. Los precios del langostino se encuentran deprimidos, con un parámetro de exportación que cerró la zafra de aguas nacionales para el entero congelado a bordo en u$s 8.500 la tonelada. En el muelle de Rawson, en febrero, el precio cerró en valores cercanos a 1,80 dólares por kilo, frente a los 2 dólares del año pasado. Esta caída en los precios internacionales podría afectar la rentabilidad de la actividad pesquera y generar tensiones en la negociación de futuros acuerdos salariales. No obstante, las empresas confían en que la calidad de la materia prima descargada pueda compensar, en parte, la disminución de los precios.
En los muelles de Rawson, la sensación predominante es de alivio más que de entusiasmo. La industria pesquera venía sufriendo las consecuencias de la incertidumbre, con plantas procesadoras paralizadas y trabajadores a la espera de noticias. La firma del acuerdo entre el SOMU y la CAFACh permite recomponer la actividad económica de toda la región portuaria, reactivando la cadena productiva y generando empleo. Sin embargo, la resignación es palpable, ya que el acuerdo no satisface plenamente las demandas iniciales de los trabajadores.
La frase que resume el sentir de buena parte del sector, pronunciada por un marinero al retirarse de la asamblea, es contundente: “Ya no se trata de negociar, sino de salir al mar antes de que se nos pase la temporada”. Esta declaración refleja la necesidad imperiosa de aprovechar al máximo el tiempo disponible para capturar el langostino y asegurar el sustento de las familias que dependen de la actividad pesquera. La zafra, una vez más, arranca entre el apuro, la resignación y la esperanza de que el esfuerzo en alta mar compense los números en tierra firme. La temporada se presenta como un desafío, pero también como una oportunidad para demostrar la resiliencia y el compromiso de los trabajadores del mar.
El Rol del Gobierno Provincial y la Importancia de la Prospección
El Gobierno de Chubut jugó un papel crucial en la resolución del conflicto, estableciendo la condición de un acuerdo salarial unificado como requisito indispensable para autorizar el inicio de la prospección. Esta medida buscaba evitar escenarios de conflictividad en plena apertura de temporada y garantizar la estabilidad del sector. La prospección es una etapa fundamental para evaluar la situación biológica del recurso, determinar las cuotas de captura y asegurar la sostenibilidad de la actividad pesquera a largo plazo.
La autorización para iniciar la prospección, finalmente concedida tras la firma del SOMU, permite a las flotas comenzar las tareas de búsqueda del langostino, siempre y cuando las condiciones climáticas lo permitan. Los resultados de la prospección serán determinantes para definir las estrategias de pesca y maximizar el aprovechamiento del recurso, teniendo en cuenta la necesidad de preservar el ecosistema marino y garantizar la continuidad de la actividad pesquera en el futuro. La colaboración entre el gobierno provincial, los sindicatos y las empresas es esencial para lograr un equilibrio entre el desarrollo económico y la protección del medio ambiente.
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