El verdadero origen del croissant: Una sorpresa histórica
El tradicional croissant, un delicioso y emblemático bollo francés, guarda un sorprendente secreto: su verdadero origen puede no ser francés después de todo. El marketing de una reina francesa lo popularizó, pero las leyendas apuntan a un país inesperado.
El origen enigmático del croissant
Sobre el origen del croissant, las teorías abundan. Una leyenda popular sostiene que surgió durante el asedio turco a Viena en 1683. Los panaderos vieneses, cuya audición excepcional les permitió distinguir los ruidos de los túneles otomanos, alertaron a las tropas austriacas, lo que resultó en una victoria decisiva. Según esta versión, los panaderos celebraron con dos panes especiales: el kaisersemmel (pan imperial) y el kipferl (media luna). Posteriormente, el croissant adoptó su icónica forma de media luna, irónicamente simbolizando su papel en el triunfo sobre los otomanos.
La influencia austriaca de María Antonieta
En el siglo XVIII, la reina María Antonieta, nacida en Austria, introdujo el croissant en la corte francesa. La popularidad del bollo entre la realeza francesa se extendió a la sociedad parisina, donde los pasteleros comenzaron a comercializarlo. A través del genio culinario francés, el croissant evolucionó en su forma y sabor, convirtiéndose en el delicioso manjar que conocemos hoy.
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