El quebradero de cabeza de Felipe VI: El rey Juan Carlos y su sombra sobre el trono
Felipe VI celebra diez años de reinado con el incómodo legado del rey emérito Juan Carlos, cuyos problemas han ensombrecido la imagen de la Corona.
El distanciamiento con el rey emérito
Tras la abdicación de Juan Carlos en 2012, Felipe VI trató de tomar distancia de su controvertido padre, una distancia que culminó con la mudanza de este a Abu Dabi.
La imagen de Juan Carlos se deterioró aún más en los últimos años, a medida que salían a la luz nuevos escándalos, obligando a Felipe VI a tomar medidas para proteger la institución monárquica.
Intentos de acercamiento
En los últimos meses, se han especulado sobre un posible acercamiento entre padre e hijo, que podría culminar con el regreso de Juan Carlos a España.
Sin embargo, este proceso es delicado, ya que el rey emérito sigue sin desempeñar ningún papel público y la princesa Leonor ha sido cuidadosamente desvinculada de su abuelo.
Gestión de crisis inicial de la Casa Real
Según Ferran Lalueza, experto en comunicación institucional, la abdicación de Juan Carlos fue una medida drástica necesaria para evitar daños mayores a la Corona.
Sin embargo, Lalueza critica la gestión inicial de la crisis por parte de la Casa Real, que, a su juicio, fue errática y erosionó la credibilidad de la institución.
"La propia abdicación fue una medida para salvar la Corona, pero la primera etapa de cambio se gestionó con poco acierto", afirma Lalueza.
La estrategia del cortafuegos
Diana Rubio, experta en protocolo y comunicación, cree que la Casa Real adoptó una estrategia de "cortafuegos" para aislar a Felipe VI de los escándalos de su padre.
"Esta estrategia ya se había utilizado con la infanta Cristina, al reducir el círculo de la familia real", explica Rubio.
"Sin embargo, los nuevos escándalos que salieron a la luz sobre el rey Juan Carlos requirieron una gestión más rigurosa de la comunicación de crisis", añade.
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