Insultos graves permitidos en el trabajo: cuando el contexto lo cambia todo
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (TSJCLM) ha desestimado el despido de un empleado que insultó a su jefe y a sus compañeros de trabajo durante una discusión. El tribunal consideró que las palabras, aunque graves, no eran lo suficientemente graves como para justificar un despido.
El incidente y el contexto
El empleado, identificado como Justín por el portal Confilegal, trabajaba en la empresa desde 2006. El incidente ocurrió el 30 de agosto de 2022, después de que Justín acusara a sus compañeros de delatarlo como "chivato". El administrador de la empresa intervino, pidiendo a Justín que volviera a su puesto, pero el empleado respondió con insultos como "caradura" y "desgraciao". Justín también acusó a otro trabajador de ser "el cáncer de la empresa" y de ser un "chivato".
La empresa despidió a Justín por estas declaraciones. Sin embargo, el tribunal tuvo en cuenta el contexto de las palabras de Justín. Justín y su superior eran cuñados, y su relación se había visto afectada por un grave incidente familiar. La hermana de Justín había sido hospitalizada tras un intento de suicidio motivado por una discusión conyugal.
La decisión del tribunal
El TSJCLM dictaminó que las palabras de Justín, aunque despectivas, no podían considerarse una "pérdida de respeto" que justificara su despido. El tribunal señaló que las expresiones de Justín "no encierran un significado ofensivo en sentido puro y técnico" dadas las circunstancias emocionales y familiares. El tribunal resolvió que los insultos no constituían una infracción grave en el marco legal laboral y que, por tanto, el despido era improcedente.
La empresa deberá readmitir a Justín o indemnizarlo con 34.773 euros.
Implicaciones para las empresas
La decisión del TSJCLM es un recordatorio para las empresas de que deben considerar el contexto cuando evalúen las faltas de respeto de los empleados. Las palabras que pueden parecer graves en una situación pueden no serlo en otra. Las empresas también deben ser conscientes del impacto potencial de los problemas personales de los empleados en su comportamiento en el lugar de trabajo.
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