El secreto milenario de un árbol para combatir el cambio climático
Un innovador proyecto para combatir el cambio climático utiliza un truco milenario: enterrar madera para atrapar el dióxido de carbono y evitar su liberación a la atmósfera.
El secreto de un tronco antiguo
El estudio analizó un tronco de 3.775 años de antigüedad y el suelo arcilloso que lo cubría. El tronco había perdido menos del 5% de su dióxido de carbono original gracias a la baja permeabilidad del suelo, lo que impedía la entrada de oxígeno y descomponedores.
Comprender los factores que preservaron este tronco ayuda a perfeccionar el método de "bóvedas de madera" para capturar carbono. Esta técnica implica enterrar madera no comercialmente viable para detener su descomposición y el consiguiente escape de gases de efecto invernadero.
Los árboles absorben dióxido de carbono durante su vida, por lo que plantar árboles es una estrategia común para mitigar el cambio climático. Sin embargo, cuando los árboles mueren, liberan el dióxido de carbono almacenado.
Suelos arcillosos: aliados en la captura de carbono
La clave para preservar la madera enterrada es crear las condiciones adecuadas, como un suelo arcilloso con baja permeabilidad. Este tipo de suelo es común, lo que sugiere un gran potencial para implementar bóvedas de madera a gran escala.
Al enterrar madera en suelos arcillosos de baja permeabilidad, las bóvedas de madera pueden atrapar y almacenar dióxido de carbono de forma eficaz, contribuyendo a mitigar el cambio climático de forma sostenible y rentable.
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