Acindar al Límite: Suspensiones, Despidos y el Impacto de las Políticas Económicas
La historia de Acindar, la acería más grande de Argentina, se entrelaza con la del país mismo, marcada por ciclos de expansión, crisis y, sobre todo, por la sombra de la dictadura cívico-militar. La reciente suspensión de 600 trabajadores en su planta de Villa Constitución, y la amenaza de más despidos, no son solo un problema económico local. Son un síntoma de las tensiones que atraviesa la industria nacional bajo las políticas económicas actuales, y un recordatorio de un pasado que aún pesa sobre el presente. Este artículo explora la compleja situación de Acindar, su vínculo con la familia Molfino durante la dictadura, y el impacto de las políticas libertarias en su futuro.
Acindar y la Familia Molfino: Un Legado en la Sombra de la Dictadura
La relación entre Acindar y la familia Molfino es un capítulo oscuro de la historia argentina. Durante la dictadura cívico-militar (1976-1983), los Molfino, propietarios de la acería, se beneficiaron de un régimen que perseguía y reprimía a la oposición. Se les acusó de colaborar con el terrorismo de Estado, proporcionando información y recursos a las fuerzas de seguridad. La historia de "Salvate Vos", el libro de Juan Carrá que relata la experiencia de la familia Molfino durante la dictadura, expone las complicidades y los negocios turbios que se llevaron a cabo bajo el manto del silencio y el miedo. La acería, en ese contexto, no solo continuó operando, sino que incluso expandió su producción, aprovechando la represión para eliminar la competencia y consolidar su posición en el mercado.
La figura de Julio Molfino, patriarca de la familia, es central en esta historia. Se le atribuye una estrecha relación con altos mandos militares y una participación activa en la represión. Se dice que la acería se convirtió en un centro de detención clandestina, donde se torturaba y desaparecía a personas consideradas subversivas. Aunque nunca se pudo probar judicialmente su responsabilidad directa en estos crímenes, la sospecha persiste y la memoria de las víctimas sigue exigiendo justicia. El legado de los Molfino en Acindar es, por lo tanto, una mancha imborrable que pesa sobre la empresa y su reputación.
La transición a la democracia no significó un cierre de cuentas completo con el pasado de Acindar. A pesar de las denuncias y las investigaciones, los Molfino lograron mantener el control de la empresa durante muchos años. Fue recién en 2004, cuando la acería fue adquirida por la multinacional Arcelor Mittal, que la familia perdió su influencia directa. Sin embargo, la sombra de su pasado sigue presente en la memoria colectiva y en la conciencia de muchos trabajadores y vecinos de Villa Constitución.
El Contexto Económico Actual: Políticas Libertarias y la Industria Siderúrgica
La situación actual de Acindar se inscribe en un contexto económico marcado por las políticas libertarias implementadas por el gobierno de Javier Milei. Estas políticas, que incluyen un ajuste fiscal drástico, la apertura indiscriminada de las importaciones y la desregulación del mercado, han generado una fuerte incertidumbre en la industria nacional. La acería, que depende en gran medida de la demanda interna y de la protección arancelaria, se ha visto particularmente afectada. La caída del consumo, la competencia desleal de las importaciones más baratas y la devaluación del peso han erosionado sus márgenes de ganancia y puesto en riesgo su viabilidad.
La política de "déficit cero" y la valorización financiera, pilares del programa económico libertario, han enfriado la economía y reducido la inversión. Esto ha afectado la demanda de acero, que es un insumo clave para la construcción, la industria automotriz y otros sectores productivos. La apertura de las importaciones, por su parte, ha inundado el mercado argentino de productos más baratos, pero de menor calidad, provenientes principalmente de China. Esto ha generado una competencia desleal que ha perjudicado a las empresas nacionales, como Acindar.
La importación de alambre desde China, mencionada en el artículo original, es un ejemplo concreto de esta situación. La empresa argumenta que esta medida es necesaria para garantizar el suministro de materia prima y mantener la producción. Sin embargo, los sindicatos y los trabajadores denuncian que se trata de una forma de evadir las regulaciones y perjudicar a los productores locales. La importación de insumos más baratos, aunque pueda reducir los costos a corto plazo, puede tener consecuencias negativas a largo plazo para la industria nacional, como la pérdida de empleos y la desindustrialización.
La suspensión de 600 trabajadores en la planta de Villa Constitución ha generado una profunda preocupación en la ciudad y en la región. Acindar es una de las principales fuentes de empleo de la zona, y la pérdida de tantos puestos de trabajo puede tener consecuencias devastadoras para las familias y la economía local. Las suspensiones, que se suman a los retiros voluntarios y la no renovación de contratos implementados en el último año y medio, han creado un clima de incertidumbre y angustia entre los trabajadores.
La empresa justifica estas medidas argumentando que la caída de las ventas y la falta de competitividad la obligan a reducir costos. Sin embargo, los sindicatos denuncian que se trata de una estrategia para presionar a los trabajadores y obtener concesiones en las negociaciones salariales. La empresa, según denuncian, busca flexibilizar las condiciones laborales y reducir los salarios, aprovechando la situación de crisis. La pulseada entre la empresa y el sindicato se ha intensificado en las últimas semanas, y las perspectivas de un acuerdo son inciertas.
El impacto social de las suspensiones y despidos va más allá de la pérdida de ingresos para los trabajadores. La falta de empleo puede generar problemas de salud mental, estrés familiar y un aumento de la pobreza y la exclusión social. La ciudad de Villa Constitución, que depende en gran medida de la actividad de Acindar, se enfrenta a un futuro incierto. La falta de oportunidades laborales puede provocar la migración de jóvenes y profesionales, y el deterioro de la calidad de vida de sus habitantes.
Arcelor Mittal y el Futuro de Acindar: ¿Un Cambio de Manos sin Cambios Reales?
La adquisición de Acindar por parte de Arcelor Mittal en 2004 generó expectativas de modernización y crecimiento. Sin embargo, en la práctica, los cambios han sido limitados. La multinacional ha mantenido la estructura productiva existente y ha continuado operando bajo los mismos patrones de gestión. La inversión en nuevas tecnologías y la capacitación de los trabajadores han sido insuficientes, y la empresa sigue dependiendo en gran medida de la demanda interna y de las condiciones del mercado internacional.
Arcelor Mittal, como empresa multinacional, tiene sus propios intereses y prioridades, que no siempre coinciden con los de la industria nacional. La empresa busca maximizar sus ganancias y reducir costos, y puede tomar decisiones que perjudiquen a los trabajadores y a la economía local. La importación de insumos desde China, por ejemplo, puede ser beneficiosa para la empresa, pero perjudicial para los proveedores locales. La falta de compromiso con el desarrollo sostenible y la responsabilidad social corporativa también es una preocupación.
El futuro de Acindar es incierto. La empresa se enfrenta a desafíos importantes, como la competencia de las importaciones, la volatilidad del mercado internacional y las políticas económicas del gobierno. La capacidad de la empresa para adaptarse a estos desafíos y encontrar nuevas oportunidades de crecimiento dependerá de su capacidad para innovar, invertir en tecnología y fortalecer su relación con los trabajadores y la comunidad local. La historia de Acindar, desde sus orígenes hasta la actualidad, es un reflejo de la complejidad y las contradicciones de la economía argentina.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/845750-tambalea-acindar-y-cruje-la-region
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