Actualización del Código Alimentario Argentino: Más Rápido, Seguro y Moderno

El Código Alimentario Argentino (CAA), piedra angular de la seguridad alimentaria en el país, se encuentra en un proceso de modernización crucial. Tras décadas de vigencia con modificaciones parciales, se ha impulsado una actualización integral que promete agilizar procesos, fortalecer controles y alinear el sistema a los estándares internacionales. Esta reforma, que elimina la intermediación de una comisión asesora y centraliza la responsabilidad en la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) a través del INAL (Instituto Nacional de Alimentos) y el SENASA (Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria y Calidad Alimentaria), representa un cambio paradigmático en la gestión de la alimentación en Argentina. El objetivo principal es simplificar la burocracia, acelerar la toma de decisiones basadas en evidencia científica y garantizar la protección de la salud pública sin obstaculizar el desarrollo del sector productivo.

Índice

Nueva Estructura de Gestión: ANMAT, INAL y SENASA al Frente

La decisión de transferir la responsabilidad directa de la actualización del CAA a la ANMAT, con el apoyo técnico del INAL y el SENASA, es fundamental para comprender el alcance de esta reforma. Anteriormente, el proceso se canalizaba a través de una comisión asesora, lo que implicaba múltiples instancias de consulta y aprobación, generando demoras y complejidades innecesarias. La nueva estructura permite una gestión más directa y eficiente, al concentrar la expertise técnica en los organismos reguladores clave. El INAL, con su enfoque en la investigación y el desarrollo de normas alimentarias, y el SENASA, responsable del control sanitario en la producción primaria y la cadena agroalimentaria, complementan las capacidades de la ANMAT, asegurando una visión integral de la seguridad alimentaria.

Esta centralización no implica una pérdida de participación de otros actores relevantes. Las autoridades sanitarias provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) continúan siendo parte integral del sistema, utilizando la Base Única de Datos del Sistema Nacional de Control de Alimentos (SIFEGA) para generar información crucial para la toma de decisiones y llevar a cabo acciones de fiscalización en sus respectivas jurisdicciones. La colaboración interjurisdiccional es esencial para garantizar la efectividad del control alimentario en todo el territorio nacional.

SIFEGA: El Corazón de la Trazabilidad y el Control

La Base Única de Datos SIFEGA emerge como un elemento central en la modernización del CAA. Esta plataforma, a cargo de la ANMAT, se convertirá en el repositorio centralizado de información sobre alimentos, permitiendo una trazabilidad completa desde la producción hasta el consumo. La actualización diaria de la base de datos por parte de los organismos participantes garantizará la disponibilidad de información precisa y actualizada, facilitando la vigilancia permanente, el monitoreo de infracciones y la rápida identificación de riesgos sanitarios. La implementación efectiva de SIFEGA es crucial para fortalecer la capacidad de respuesta ante situaciones de emergencia alimentaria y proteger la salud de los consumidores.

La trazabilidad, entendida como la capacidad de rastrear un alimento a lo largo de toda la cadena de suministro, es un pilar fundamental de la seguridad alimentaria moderna. SIFEGA permitirá a las autoridades sanitarias identificar rápidamente el origen de un problema, determinar el alcance de la contaminación y tomar medidas correctivas de manera eficiente. Además, la plataforma facilitará la comunicación y el intercambio de información entre los diferentes actores del sistema alimentario, promoviendo una mayor transparencia y colaboración.

Eliminación de Trabas Burocráticas y Adaptación a la Realidad Actual

La actualización del CAA contempla la derogación de artículos del decreto original que ya no se corresponden con la realidad del sistema actual. Una de las medidas más significativas es la eliminación de la figura de las “cabinas sanitarias” en rutas, que han sido reemplazadas por controles digitales y otras tecnologías más eficientes. Estas cabinas, que implicaban inspecciones físicas de los alimentos en tránsito, resultaban costosas, lentas y poco efectivas. La transición hacia controles digitales permite una vigilancia más exhaustiva y focalizada, basada en el análisis de riesgos y la información recopilada a través de SIFEGA.

Asimismo, se eliminan campañas preventivas que ahora se canalizan desde cada organismo según su competencia, evitando duplicaciones y optimizando los recursos. Esta simplificación administrativa se traduce en una mayor eficiencia y agilidad en la gestión del sistema alimentario, permitiendo a las autoridades sanitarias concentrarse en las áreas de mayor riesgo y priorizar las acciones de control.

Plazos Claros y Previsibilidad para el Sector Productivo

La reducción de plazos administrativos es otro aspecto clave de la actualización del CAA. Se establece un plazo máximo de 15 días hábiles para resolver todos los trámites regulatorios vinculados al Código, generando previsibilidad para el sector productivo. Esta medida es fundamental para fomentar la inversión, la innovación y el desarrollo de nuevos productos alimenticios. La certeza jurídica y la agilidad en los procesos de aprobación son factores clave para la competitividad del sector.

La simplificación de los trámites regulatorios no implica una flexibilización de los estándares sanitarios. Por el contrario, se busca garantizar que los requisitos de seguridad alimentaria se cumplan de manera eficiente y transparente, sin generar obstáculos innecesarios para las empresas. La combinación de plazos claros, procesos simplificados y controles rigurosos es esencial para construir un sistema alimentario moderno y competitivo.

Alineación con los Avances Científicos y Tecnológicos

La actualización del CAA responde a la necesidad de adecuar el sistema a los avances científicos, tecnológicos y productivos del sector alimentario. La ciencia y la tecnología han transformado la forma en que se producen, procesan y distribuyen los alimentos, y el marco regulatorio debe evolucionar para reflejar estos cambios. La incorporación de nuevas tecnologías, como la biotecnología, la nanotecnología y la inteligencia artificial, plantea nuevos desafíos y oportunidades en materia de seguridad alimentaria, y el CAA debe estar preparado para abordarlos.

La actualización del Código también implica la adopción de estándares internacionales de seguridad alimentaria, como los establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Comisión del Codex Alimentarius. La armonización de las normas nacionales con los estándares internacionales facilita el comercio internacional y protege la salud de los consumidores.

Compromiso con la Seguridad Alimentaria y la Competitividad

Con esta decisión, el Estado reafirma su compromiso con un sistema alimentario más competitivo, garantizando al mismo tiempo los más altos estándares sanitarios para los consumidores. La seguridad alimentaria y la competitividad no son objetivos excluyentes, sino complementarios. Un sistema alimentario seguro y confiable es esencial para proteger la salud pública y generar confianza en los consumidores, lo que a su vez impulsa el crecimiento del sector productivo.

La actualización del CAA es un paso importante en la construcción de un sistema alimentario más moderno, eficiente y transparente, que responda a las necesidades de los consumidores y las empresas. La colaboración entre el gobierno, el sector privado y las autoridades sanitarias provinciales es fundamental para garantizar el éxito de esta reforma y construir un futuro más seguro y próspero para el sector alimentario argentino.

Intercambio Técnico con el Sector Privado: Un Diálogo Constructivo

La reforma del CAA no se limita a cambios regulatorios internos. Se mantiene la instancia de intercambio técnico con el sector privado, reconociendo la importancia de la participación de las empresas en la elaboración de normas y políticas alimentarias. Este diálogo constructivo permite incorporar la experiencia y el conocimiento del sector productivo, asegurando que las regulaciones sean realistas, factibles y efectivas. La colaboración entre el gobierno y el sector privado es esencial para construir un sistema alimentario que promueva la innovación, la competitividad y la seguridad alimentaria.

El intercambio técnico con el sector privado se realiza a través de diferentes mecanismos, como consultas públicas, mesas de trabajo y comités técnicos. Estos espacios de diálogo permiten a las empresas expresar sus opiniones, presentar propuestas y participar en la toma de decisiones. La transparencia y la participación son principios fundamentales de la gestión pública moderna, y su aplicación en el ámbito de la seguridad alimentaria es crucial para generar confianza y promover la colaboración.

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Fuente: https://argentina.gob.ar/noticias/el-gobierno-avanza-en-la-modernizacion-del-sistema-de-control-alimentario-0

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