ADN revela el origen de la primera pandemia: la conexión con la Peste Negra.

Durante siglos, la llamada Plaga de Justiniano, una devastadora pandemia que asoló el Imperio Bizantino en el siglo VI, ha sido un misterio para historiadores y científicos. Sus efectos fueron catastróficos, diezmando poblaciones y alterando el curso de la historia. Aunque los relatos escritos describían sus síntomas y su impacto, la identidad exacta del patógeno responsable permaneció esquiva. Ahora, un equipo internacional de investigadores ha logrado un avance crucial: la identificación genética de la bacteria causante, confirmando una conexión sorprendente con una de las pandemias más infames de la historia: la Peste Negra. Este descubrimiento, basado en el análisis de ADN antiquísimo recuperado de una fosa común en Estambul, no solo resuelve un enigma milenario, sino que también abre nuevas vías para comprender la evolución y la propagación de enfermedades infecciosas a lo largo del tiempo.

Índice

El Enigma de la Plaga de Justiniano: Un Contexto Histórico

La Plaga de Justiniano, que irrumpió en el año 541 d.C., coincidió con el reinado del emperador Justiniano I, uno de los periodos más prósperos del Imperio Bizantino. Originada en Egipto, la enfermedad se propagó rápidamente a través de las rutas comerciales del Mediterráneo, alcanzando Constantinopla, el corazón del imperio, en el año 542 d.C. Los relatos de la época, como los de Procopio de Cesarea, describen una enfermedad de rápida progresión, caracterizada por fiebre alta, inflamación de los ganglios linfáticos (bubones) y manchas oscuras en la piel, síntomas que recuerdan a la Peste Negra. Se estima que la plaga causó la muerte de entre 25 y 50 millones de personas, lo que representó entre el 13% y el 26% de la población mundial de la época. La pandemia tuvo consecuencias devastadoras para el Imperio Bizantino, debilitando su economía, su ejército y su capacidad para defenderse de las invasiones. La Plaga de Justiniano marcó un punto de inflexión en la historia, contribuyendo al declive del imperio y allanando el camino para futuros conflictos y cambios sociales.

Durante mucho tiempo, la causa de la Plaga de Justiniano fue objeto de debate entre los historiadores. Algunas teorías apuntaban a enfermedades virales, como el sarampión o la viruela, mientras que otras sugerían enfermedades bacterianas, como el tifus o la peste. Sin embargo, la falta de evidencia biológica directa dificultaba la confirmación de ninguna hipótesis. Los relatos escritos, aunque detallados en la descripción de los síntomas, no proporcionaban información suficiente para identificar el patógeno responsable. La dificultad de obtener muestras de ADN antiguas y bien conservadas también representaba un obstáculo importante para la investigación. A pesar de estos desafíos, los científicos continuaron buscando pistas en los registros históricos y en los restos arqueológicos, con la esperanza de desentrañar el misterio de la Plaga de Justiniano.

El Descubrimiento en Estambul: Una Fosa Común Reveladora

El avance crucial en la investigación se produjo gracias a un equipo internacional de científicos liderado por investigadores de la Universidad del Sur de Florida y la Universidad de Tübingen. El equipo se centró en una fosa común ubicada cerca del antiguo hipódromo de Constantinopla, en el corazón de la Estambul moderna. Esta fosa común, descubierta durante excavaciones arqueológicas, contenía los restos de personas que murieron durante la Plaga de Justiniano. Los investigadores recolectaron varios dientes humanos de la fosa común, ya que el esmalte dental es una fuente relativamente resistente de ADN antiguo. Utilizando técnicas avanzadas de secuenciación genética, lograron extraer y analizar el ADN de las bacterias presentes en los dientes. El análisis reveló la presencia de Yersinia pestis, la bacteria responsable de la peste bubónica, la misma que causó la Peste Negra en el siglo XIV.

La identificación de Yersinia pestis en los restos de la Plaga de Justiniano representa un hito en la investigación histórica y científica. Es la primera evidencia genética directa que confirma que la pandemia del siglo VI fue causada por la misma bacteria que la Peste Negra. Este descubrimiento no solo resuelve un enigma milenario, sino que también proporciona información valiosa sobre la evolución y la propagación de la peste a lo largo del tiempo. Los investigadores pudieron determinar que la cepa de Yersinia pestis presente en la Plaga de Justiniano era ancestral a las cepas que causaron la Peste Negra, lo que sugiere que la bacteria se originó en Asia Central y se propagó a Europa a través de las rutas comerciales. El análisis genético también reveló que la cepa de la Plaga de Justiniano era menos virulenta que las cepas de la Peste Negra, lo que podría explicar por qué la pandemia del siglo VI no fue tan devastadora como la del siglo XIV.

Implicaciones Genéticas y Evolutivas de la Peste

El hallazgo de Yersinia pestis en los restos de la Plaga de Justiniano tiene importantes implicaciones para comprender la evolución de la bacteria y su capacidad para causar pandemias. El análisis genético de las cepas antiguas y modernas de Yersinia pestis permite rastrear la historia evolutiva de la bacteria y identificar los factores que contribuyen a su virulencia y su propagación. Los investigadores descubrieron que la cepa de la Plaga de Justiniano carecía de ciertos genes que están presentes en las cepas de la Peste Negra y que están asociados con una mayor virulencia y una mayor capacidad para infectar a los humanos. Esto sugiere que la bacteria evolucionó a lo largo del tiempo, adquiriendo nuevos genes que la hicieron más peligrosa. El estudio también reveló que la cepa de la Plaga de Justiniano era genéticamente distinta de las cepas que causaron otras pandemias de peste en la antigüedad, lo que indica que la bacteria ha experimentado múltiples eventos de diversificación y adaptación a lo largo de su historia.

La investigación también proporciona información valiosa sobre los mecanismos de transmisión de la peste. La peste bubónica se transmite principalmente a través de las pulgas de las ratas, pero también puede transmitirse a través del contacto directo con animales infectados o por inhalación de gotitas respiratorias. El análisis genético de las cepas de Yersinia pestis puede ayudar a identificar los factores que influyen en la transmisión de la bacteria y a desarrollar estrategias más eficaces para prevenir y controlar las epidemias. Los investigadores están investigando la posibilidad de que la Plaga de Justiniano haya contribuido a la selección de genes de resistencia a la peste en la población humana. Algunas personas que sobrevivieron a la plaga podrían haber heredado genes que las hacían menos susceptibles a la infección, lo que podría explicar por qué algunas poblaciones son más resistentes a la peste que otras.

Paralelismos con la Respuesta a la Crisis Actual: Lecciones del Pasado

El estudio de la Plaga de Justiniano también ofrece perspectivas interesantes sobre la forma en que las sociedades han respondido a las pandemias a lo largo de la historia. Los relatos de la época describen medidas similares a las que se adoptan en la actualidad en tiempos de crisis sanitarias, como el aislamiento de los enfermos, el cierre de las fronteras y la prohibición de las reuniones públicas. El entierro masivo de víctimas en un espacio destinado al ocio público, como el hipódromo de Constantinopla, refleja la magnitud de la crisis y la necesidad de tomar medidas drásticas para contener la propagación de la enfermedad. Sin embargo, también revela la falta de comprensión de la causa de la plaga y la ausencia de tratamientos eficaces. Las autoridades bizantinas recurrieron a la oración y a la penitencia como principales medidas para combatir la enfermedad, lo que demuestra la limitación de los conocimientos médicos de la época.

La comparación entre la respuesta a la Plaga de Justiniano y la respuesta a la pandemia de COVID-19 destaca la importancia de la ciencia y la tecnología en la lucha contra las enfermedades infecciosas. En la actualidad, contamos con herramientas avanzadas para diagnosticar, tratar y prevenir las pandemias, como las vacunas, los antibióticos y los sistemas de vigilancia epidemiológica. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 también ha demostrado que las sociedades siguen siendo vulnerables a las enfermedades infecciosas y que es necesario fortalecer la preparación y la respuesta a las crisis sanitarias. La Plaga de Justiniano nos recuerda que las pandemias son una amenaza constante para la humanidad y que es fundamental aprender del pasado para proteger el futuro.

noticiaspuertosantacruz.com.ar - Imagen extraida de: https://www.huffingtonpost.es//life/salud/investigadores-analizan-adn-antiquisimo-explica-enigma-primera-pandemia-historiabr.html

Fuente: https://www.huffingtonpost.es//life/salud/investigadores-analizan-adn-antiquisimo-explica-enigma-primera-pandemia-historiabr.html

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