Anna Wintour: Portadas Icónicas que Revolucionaron Vogue y la Moda

Anna Wintour, un nombre sinónimo de poder, influencia y vanguardia en el mundo de la moda, se prepara para un nuevo capítulo en su carrera. Tras casi cuatro décadas al frente de la edición estadounidense de Vogue, la icónica editora ha anunciado su búsqueda de un sucesor, aunque seguirá desempeñando un papel crucial como editora global de contenido para Condé Nast. Su legado, sin embargo, ya está escrito en las páginas brillantes de la revista y en la transformación radical que imprimió a la industria. Este artículo explora cinco portadas que marcaron un antes y un después en la historia de Vogue bajo la dirección de Wintour, revelando cómo desafió las convenciones, abrazó la diversidad y redefinió el concepto de celebridad en la moda.

El Primer Impacto: Michaela Bercu y la Mezcla de Alta Costura con el Streetwear (1988)

La primera portada de Anna Wintour como directora de Vogue en noviembre de 1988 fue una declaración audaz de intenciones. En lugar de optar por una supermodelo consagrada, Wintour eligió a Michaela Bercu, una modelo relativamente desconocida en ese momento. La imagen, capturada por Peter Lindbergh, presentaba a Bercu luciendo un lujoso suéter de Christian Lacroix, un símbolo de la alta costura francesa, combinado con unos vaqueros Guess de apenas 50 dólares. Esta yuxtaposición, aparentemente simple, fue revolucionaria. Hasta entonces, Vogue se había mantenido fiel a una estética elitista y distante, mostrando únicamente prendas de diseñadores de renombre y modelos de élite. Wintour, en cambio, insinuó una nueva dirección, una que reconociera la influencia de la cultura popular y la creciente importancia del streetwear. La decisión fue recibida con escepticismo por algunos, quienes la consideraron una falta de respeto a la tradición de la revista. Sin embargo, Wintour defendió su elección, argumentando que reflejaba la realidad de la moda en la calle y la creciente democratización del estilo. La portada de Bercu no solo marcó un cambio estético, sino también un cambio de actitud, abriendo las puertas a una nueva era de inclusión y accesibilidad en Vogue.

La Era de las Celebridades: Madonna y la Ruptura con el Status Quo (1990)

En 1990, Anna Wintour desafió aún más las normas establecidas al colocar a Madonna en la portada de Vogue. Hasta ese momento, las portadas de la revista estaban reservadas casi exclusivamente para modelos profesionales. La inclusión de una cantante pop, por muy icónica que fuera, se consideraba un tabú. Los detractores de Wintour predijeron un fracaso comercial, argumentando que la audiencia de Vogue no se identificaría con una figura tan controvertida como Madonna. Sin embargo, Wintour confió en su instinto y en su visión de una revista más relevante y conectada con la cultura contemporánea. La portada, fotografiada por Steven Meisel, presentaba a Madonna transformada en una variedad de personajes, desde una glamurosa estrella de cine hasta una rebelde punk. La imagen fue un éxito rotundo, superando las expectativas de ventas en un 40%. La portada de Madonna no solo demostró que las celebridades podían ser portadas de Vogue, sino que también abrió el camino para que otras figuras del mundo del entretenimiento, como actrices, cantantes y deportistas, ocuparan un lugar destacado en la revista. Wintour había comprendido que las celebridades tenían un poder de atracción innegable y que su presencia en la portada podía atraer a un público más amplio y diverso.

Visibilizando la Diversidad: Naomi Campbell y el Desafío a la Homogeneidad (1991)

El número de septiembre de 1991, conocido como el "September Issue", es considerado el más importante del año para Vogue. Anna Wintour aprovechó esta oportunidad para enviar un mensaje poderoso sobre la diversidad y la inclusión. En la portada, apareció Naomi Campbell, una de las supermodelos más importantes de la época, pero también una de las pocas modelos afroamericanas que gozaban de reconocimiento internacional. La decisión de Wintour fue audaz, ya que en ese momento la industria de la moda era notoriamente homogénea y las modelos de color eran sistemáticamente excluidas de las portadas de las revistas y de las pasarelas. Wintour recordó más tarde que, al presentar la portada a la dirección de la revista, se produjo un silencio incómodo, ya que muchos no podían creer que hubiera elegido a una modelo afroamericana para la portada del número más importante del año. A pesar de la resistencia inicial, Wintour se mantuvo firme en su decisión, argumentando que era hora de que Vogue reflejara la diversidad del mundo real. La portada de Naomi Campbell fue un hito en la historia de la revista y un paso importante hacia una mayor inclusión en la industria de la moda. Abrió las puertas a otras modelos de color y contribuyó a cambiar la percepción de la belleza en la sociedad.

Rompiendo Barreras de Género: Richard Gere y la Reinvención de la Masculinidad (1992)

En 1992, Anna Wintour rompió otra tradición centenaria de Vogue al presentar al primer hombre en la portada de la revista. Se trataba del actor Richard Gere, acompañado por Cindy Crawford, su pareja en ese momento. La imagen, capturada por Herb Ritts, presentaba a Gere y Crawford en una pose sensual y elegante, desafiando las convenciones de género y la masculinidad tradicional. La decisión de Wintour fue controvertida, ya que algunos argumentaron que un hombre no tenía cabida en una revista dirigida principalmente a mujeres. Sin embargo, Wintour defendió su elección, argumentando que Gere era un icono de estilo y que su presencia en la portada podía atraer a un público masculino a la revista. La portada de Richard Gere fue un éxito comercial y crítico, demostrando que Vogue podía reinventarse y atraer a nuevos lectores sin perder su identidad. Además, la imagen contribuyó a redefinir el concepto de masculinidad en la moda, mostrando a un hombre seguro de sí mismo, elegante y sensual. La inclusión de Gere en la portada de Vogue fue un paso importante hacia una mayor igualdad de género en la industria de la moda.

La Celebración de la Cultura Pop: Kim Kardashian y la Definición de la Modernidad (2014)

En 2014, Anna Wintour causó revuelo al colocar a Kim Kardashian y Kanye West en la portada de Vogue. La elección fue especialmente polémica, ya que Kardashian era conocida principalmente por su reality show y su presencia en las redes sociales, y no por su trayectoria en la moda. Muchos críticos argumentaron que Kardashian no era una figura digna de aparecer en la portada de una revista tan prestigiosa como Vogue. Sin embargo, Wintour defendió su decisión, argumentando que Kardashian era un fenómeno cultural y que su influencia en la moda y la cultura pop era innegable. "Creo que si nos quedamos solo con las cosas de buen gusto y solo ponemos a gente de buen gusto en la portada, sería una revista aburrida", declaró Wintour. La portada, fotografiada por Annie Leibovitz, presentaba a Kardashian y West en una pose elegante y sofisticada, desafiando las expectativas de muchos. La imagen fue un éxito comercial y generó una gran cantidad de atención mediática. La portada de Kim Kardashian fue un reflejo de la evolución de la moda y la cultura pop, y un reconocimiento de la creciente importancia de las redes sociales y la influencia de las celebridades en la industria. Wintour había demostrado una vez más su capacidad para anticipar las tendencias y para desafiar las convenciones.

Fuente: https://www.huffingtonpost.es//life/moda/cinco-portadas-rompedoras-anna-wintour-vogue.html