ATE se opone al nuevo organigrama del SAMIC y anuncia acciones gremiales.
En el contexto actual del sistema de salud, la reestructuración de los organigramas hospitalarios es un tema crucial que afecta tanto a los empleados como a los usuarios. Recientemente, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) ha elevado una nota a las autoridades del Sistema de Atención Médica Integral (SAMIC), manifestando su preocupación por la falta de consulta y debate en la creación del nuevo organigrama del hospital. Este artículo profundiza en las inquietudes planteadas por ATE y el impacto que estas decisiones pueden tener en la atención sanitaria.
El nuevo organigrama del SAMIC: Un cambio sin consulta
El nuevo organigrama del SAMIC fue anunciado durante la presentación de la nueva Dirección de Enfermería, pero ATE cuestiona la forma en que se llevó a cabo. Según el gremio, no hubo instancias de consulta ni análisis con los equipos del hospital, lo que deja a muchos empleados sin voz en el proceso. Esta falta de participación es vista como una falta de respeto hacia los profesionales que trabajan diariamente en el sistema de salud.
Los cambios propuestos incluyen la creación de nuevos cargos de responsabilidad, lo que implica un aumento en las erogaciones presupuestarias. ATE señala que estas decisiones van en contra de las declaraciones previas de las autoridades sobre las limitaciones presupuestarias, creando una disonancia que genera desconfianza entre los trabajadores.
La importancia de la consulta previa
La consulta previa es un elemento fundamental en cualquier proceso de reestructuración organizativa. Permite que las voces de quienes están en el terreno se escuchen y se consideren en la toma de decisiones. La falta de debate sobre el nuevo organigrama no solo deslegitima el trabajo de los equipos, sino que también puede llevar a una implementación ineficiente de los cambios propuestos.
ATE destaca que la ausencia de diálogo puede resultar en una falta de alineación entre las políticas del hospital y las necesidades reales de la comunidad a la que sirve. Esto es especialmente preocupante en el contexto de una atención sanitaria integral y de calidad.
Servicios esenciales en riesgo
Uno de los puntos más críticos que ATE ha señalado es la eliminación o reducción de departamentos clave, como Salud Mental y el Servicio Social. Estos servicios son fundamentales para el bienestar de los pacientes y su degradación podría tener consecuencias graves en la atención. La eliminación del Servicio de Diversidad Sexual, por ejemplo, plantea serias dudas sobre cómo se garantizará la atención a un segmento de la población que ya enfrenta múltiples desafíos en el acceso a servicios de salud.
La Organización Mundial de la Salud ha indicado que uno de cada cuatro individuos sufre de algún tipo de padecimiento mental. Por lo tanto, relegar el Departamento de Salud Mental a un nivel inferior dentro del organigrama es preocupante y podría agravar la situación de aquellos que necesitan atención especializada.
Desjerarquización del Departamento de Salud Mental
La desjerarquización del Departamento de Salud Mental ha sido otro de los puntos de conflicto. ATE argumenta que este cambio, que lo reduce a un servicio, ignora la creciente carga de trabajo que enfrentan los profesionales de la salud mental en un contexto donde la demanda es cada vez mayor. La falta de reconocimiento de su labor puede desincentivar a los trabajadores y afectar la calidad de la atención que reciben los pacientes.
Desde el 2017, se ha reconocido la importancia de la Salud Mental en el sistema de salud. Por lo tanto, los cambios recientes son vistos como un retroceso que podría tener efectos negativos en la atención de quienes padecen enfermedades mentales.
Reubicación del Servicio Social: Consecuencias de una decisión errónea
La reubicación del Servicio Social, que ahora dependerá de la Gestión de Paciente en lugar de la Dirección Médica, también ha sido objeto de críticas. ATE sostiene que esta decisión podría generar obstrucciones en la labor profesional, deslegitimando las funciones que estos trabajadores desempeñan en el proceso de salud-enfermedad-cuidado. Este cambio no solo afecta a los empleados, sino que también impacta en la calidad del servicio que reciben los pacientes.
La atención integral requiere un enfoque multidisciplinario y la colaboración entre diferentes departamentos. Sin embargo, la modificación de la estructura jerárquica puede dificultar esta colaboración y afectar negativamente la experiencia del paciente en el sistema de salud.
Demandas de ATE y la urgencia de una respuesta
ATE ha exigido una respuesta inmediata a sus inquietudes, estableciendo un plazo de 48 horas para recibir una contestación. De no obtener respuesta, el gremio ha advertido que se iniciarían acciones gremiales directas. Esta postura refleja la urgencia de abordar las preocupaciones planteadas y la necesidad de una comunicación efectiva entre las autoridades y los trabajadores del hospital.
La atención de calidad e integral es un derecho de todos los usuarios del sistema de salud. Por lo tanto, es fundamental que las decisiones sobre la estructura organizativa se tomen en consideración de las necesidades de los profesionales y de la comunidad a la que sirven.
Palabras de Pilar Gamboa, secretaria de Género y Diversidad de ATE El Calafate La falta de consulta y análisis en la conformación del nuevo organigrama es una falta de respeto hacia los trabajadores y pone en riesgo la calidad de la atención que se brinda a los pacientes.
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