Cámaras instaladas para estudiar la fauna patagónica
Las cámaras trampas se han convertido en los "ojos electrónicos" de la estepa patagónica, según Emanuel Galetto, coordinador de Conservación en Parque Patagonia. Estos dispositivos con sensores de movimiento capturan la esencia misma de la vida silvestre y ofrecen una versatilidad única. Con la posibilidad de ajustar configuraciones específicas, se obtienen datos de la mejor calidad e importancia.
Desde principios de 2018, estas cámaras no descansan en Parque Patagonia, trabajando día y noche. Son la primera línea de acción al iniciar cualquier proyecto de conservación. En su primer año de incorporación, se desplegaron estratégicamente 30 cámaras trampas para explorar la zona, identificar especies y revelar patrones de movimiento. Con el tiempo, el proyecto evolucionó y actualmente se distribuyen entre 90 y 100 cámaras trampas por todo el parque.
Estas cámaras se mueven según la necesidad de registro de las especies, creando una coreografía precisa. Desde los juncales donde se ubican para estudiar la gallineta chica hasta los cañadones donde buscan a los escurridizos pumas, las cámaras trampas se desplazan estratégicamente para tejer un tapiz detallado de la vida animal.
Cada especie tiene su propósito específico. Para los pumas, las cámaras buscan "pasos o senderos". Si se quiere capturar pumas, se ubican cámaras en cañadones. Si se quiere evaluar la interacción de pumas con carroñeros, se colocan cámaras trampa en las carcasas que se encuentran. En el caso de los chinchillones y coipos, se busca desentrañar su distribución, desplazamiento y actividad. Para ello, se colocan cámaras trampas en los paredones y grietas.
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En un ballet ecológico, las cámaras trampas capturan momentos únicos, desde el nacimiento de crías hasta la interacción de las madres con sus cachorros. Aunque encontrar los lugares perfectos para las cámaras puede ser una tarea ardua, el resultado es alentador. Estas herramientas son fundamentales para entender las especies, sus interacciones y la dinámica del ecosistema.
Las cámaras trampas funcionan incansablemente los 365 días del año, ofreciendo una invaluable contribución a la conservación. Descubren los secretos más íntimos de la vida silvestre en Parque Patagonia y se levantan como un testimonio tangible de cómo la tecnología se entrelaza con la conservación, iluminando el camino hacia la preservación de este tesoro natural.
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