Capitán de pesca enfrenta juicio por muerte de tripulante durante pandemia
En el contexto de la pandemia que ha afectado al mundo entero, los acontecimientos relacionados con la salud y la seguridad en el trabajo han cobrado una relevancia sin precedentes. Este artículo aborda un caso que ha captado la atención pública y que pone de manifiesto las dificultades enfrentadas por los trabajadores en el mar durante tiempos de crisis sanitaria. Se trata del juicio que se llevará a cabo en Río Gallegos contra el capitán de un buque potero, acusado de graves delitos que involucran la salud de su tripulación.
Detalles del Juicio en Río Gallegos
El juicio se llevará a cabo del 11 al 13 de septiembre y tiene como objetivo determinar la responsabilidad del capitán Alejandro Di Rollo en la muerte de un miembro de la tripulación, Manuel Quiquinte. Este caso ha suscitado un gran interés, no solo por la tragedia personal que implica, sino también por las implicaciones legales y éticas que se derivan de la gestión de la salud en entornos laborales, especialmente en alta mar.
El buque potero Xin Shi Ji 89 partió del puerto de Mar del Plata con una tripulación compuesta mayoritariamente por argentinos, pero también con un porcentaje considerable de marineros chinos. La combinación de nacionalidades en el barco ha añadido una capa de complejidad a la situación, considerando las diferencias culturales y las posibles barreras de comunicación que pueden haber influido en la gestión de la crisis sanitaria a bordo.
El Contexto de la Pandemia
La pandemia de COVID-19 ha traído consigo numerosos desafíos para diversas industrias, y la pesca no ha sido la excepción. Las operaciones de pesca, que requieren a menudo viajes prolongados y condiciones de vida cerradas, han sido particularmente vulnerables a la propagación del virus. En este caso, el buque partió en un momento crítico, cuando las medidas de salud pública eran esenciales para proteger a los tripulantes.
El 13 de abril de 2021, cuando el Xin Shi Ji 89 zarpó, la situación sanitaria en el país era incierta. A pesar de ello, el capitán decidió continuar con el viaje, una decisión que ahora está siendo cuestionada en el tribunal. La responsabilidad de un capitán no solo se extiende a la navegación del barco, sino también a la salud y el bienestar de la tripulación.
Los Hechos que Condujeron a la Tragedia
Los primeros síntomas de COVID-19 comenzaron a aparecer en la tripulación poco después de que el barco zarpó. Manuel Quiquinte, un experimentado jefe de máquina de 67 años, fue uno de los primeros en reportar que se sentía mal. Según los informes, su condición fue desestimada por el capitán, quien se negó a volver a puerto, argumentando que los síntomas eran simplemente gripe. Esta decisión ha sido central en el caso y es motivo de gran controversia.
El diálogo entre Quiquinte y Di Rollo fue registrado y se ha convertido en una prueba clave en el juicio. El capitán, en lugar de tomar medidas adecuadas, optó por minimizar la situación, lo que llevó a que otros tripulantes también desarrollaran síntomas. La falta de respuesta adecuada a la emergencia sanitaria ha generado un ambiente de indignación y desesperación entre los familiares de los afectados.
Consecuencias de la Negligencia
La muerte de Manuel Quiquinte no solo ha dejado un vacío en su familia, sino que también ha puesto de relieve la grave responsabilidad que tienen los capitanes de buques en relación con la salud de sus tripulantes. Tras el incidente, cinco tripulantes argentinos y cinco chinos fueron obligados a permanecer en cuarentena durante un mes en el barco, lo que refleja la gravedad de la situación y la falta de medidas adecuadas en el momento oportuno.
Las familias de los tripulantes han expresado su angustia y frustración, no solo por la pérdida de sus seres queridos, sino también por el trato que recibieron durante y después de la tragedia. El hecho de que los marineros tuvieran que depender de la asistencia de sus familias para recibir alimentos durante la cuarentena ha sido un punto de crítica hacia la empresa y su gestión de la crisis.
La Reacción de la Familia de Manuel Quiquinte
Maricel Quiquinte, la hija de Manuel, ha sido una de las voces más destacadas en este caso. Su testimonio refleja el dolor y la indignación que siente por la pérdida de su padre y el tratamiento que recibió. Ella ha declarado que su padre fue "freezado" y que su muerte fue tratada como un simple incidente, comparando su situación con la de un pescado. Estas palabras subrayan la deshumanización que sienten muchas veces los trabajadores en el mar.
Maricel y su hermana han decidido asistir al juicio en Río Gallegos, donde esperan que se haga justicia. Además, han comenzado a preparar una demanda civil contra la empresa Fenix Internacional S.A., buscando una compensación económica que refleje el daño causado por la negligencia del capitán y la empresa. Este caso no solo es un llamado a la justicia para la familia de Quiquinte, sino también una oportunidad para que se revisen las normativas de seguridad laboral en la industria pesquera.
Palabras de Maricel Quiquinte "A mi papá me lo freezaron, mi papá falleció y fue tratado como un pescado. Están los audios en donde se le dice que tiene covid y lo ningunean".
Implicaciones Legales y Éticas
El juicio que se avecina no solo se centrará en la culpabilidad o inocencia del capitán, sino que también abrirá un debate más amplio sobre la responsabilidad de las empresas en la protección de sus trabajadores. Las decisiones que se tomen en este caso podrían sentar precedentes importantes para futuros litigios relacionados con la salud y la seguridad en el trabajo, especialmente en sectores de alto riesgo como la pesca.
Las empresas deben asumir un papel proactivo en la implementación de medidas de salud y seguridad, y el caso de Quiquinte podría ser un catalizador para cambios necesarios en la legislación laboral. Es fundamental que se establezcan protocolos claros para el manejo de emergencias sanitarias en el mar, garantizando así la seguridad de todos los tripulantes.
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