Caputo vs Mercado: La Batalla Cambiaria que Cuesta Miles de Millones y Confunde a Inversores
La reciente intervención del gobierno argentino en el mercado cambiario, liderada por el ministro de Economía, Toto Caputo, ha generado una intensa volatilidad y un debate sobre la sostenibilidad de su estrategia. Más allá de las declaraciones públicas sobre la “normalidad cambiaria”, se observa una apuesta decidida a utilizar reservas –propias o provenientes de fuentes externas– para confrontar las expectativas del mercado. Este artículo analiza en detalle las diversas herramientas empleadas, los resultados obtenidos, las contradicciones en el discurso oficial y las posibles implicaciones para el futuro económico del país.
La Estrategia de Intervención Multidimensional
Caputo ha desplegado un abanico de instrumentos para influir en el tipo de cambio. Las ventas directas de divisas en el mercado mayorista, las operaciones en el mercado de futuros, los canjes de bonos entre el Tesoro y el Banco Central (BCRA) para promover títulos “dólar linked”, y maniobras específicas en el mercado de bonos, conforman una estrategia compleja y coordinada. El objetivo inmediato es evitar una depreciación abrupta del peso y, a su vez, enviar una señal de firmeza al mercado. La intervención más notoria fue el “castigo ejemplificador” a aquellos que habían apostado por un dólar a $1.490, forzando una caída repentina a $1.450 en los minutos finales de una rueda bursátil. Este movimiento, aunque efectivo a corto plazo, alimenta la incertidumbre y la desconfianza a largo plazo.
La estrategia no se limita a la venta de reservas. La intervención en el mercado de futuros, abaratando los contratos, busca reducir el costo del “seguro antidevaluación” y alentar a los inversores a tomar posiciones en pesos. Esto implica una apuesta a que la devaluación no será tan pronunciada como la que anticipa el mercado. El volumen de operaciones en futuros ha aumentado significativamente, reflejando la intensidad de la intervención y la creciente exposición del BCRA.
Contradicciones en el Discurso Oficial y la Reacción del Mercado
La confusión se agudiza por las declaraciones contradictorias del propio Caputo. Primero, pronosticó una caída del dólar del 10% tras las elecciones, sugiriendo un tipo de cambio de $1.340. Luego, se mostró “cómodo” con un dólar de $1.500. Esta ambigüedad genera desconfianza y alimenta la especulación. El mercado, ante la falta de claridad, ha reaccionado con cautela y volatilidad. La cotización ha experimentado oscilaciones bruscas, con desplomes seguidos de recuperaciones, en un patrón descrito como un “gráfico de serrucho”.
La demanda de divisas por encima del techo de la banda ha persistido, incluso entre los inversores más temerosos, que se arriesgan a perder dinero en la esperanza de obtener ganancias con una eventual devaluación. Este comportamiento sugiere una falta de confianza en la capacidad del gobierno para controlar la situación cambiaria. Paralelamente, se observa un incipiente movimiento de inversores que se desprenden de dólares para comprar bonos CER (ajustables por inflación), anticipando una posible estabilización o incluso una reversión de la tendencia alcista del dólar.
El Costo de la Pulseada Cambiaria: Más de u$s5.000 Millones
La intervención del gobierno en el mercado cambiario ha tenido un costo significativo. Se estima que, en un mes, se han utilizado más de u$s5.000 millones en diversas operaciones. Esto incluye la venta de divisas por parte del BCRA (u$s1.156 millones), la venta de bonos por parte del Tesoro (u$s2.107 millones) y la utilización de fondos provenientes del Tesoro de los Estados Unidos (u$s1.800 millones). La magnitud de estos desembolsos plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de la estrategia a largo plazo.
Para que la venta de dólares sea efectiva, no basta con la participación de pequeños traders. Es necesario que los bancos y los fondos de inversión se sumen a la estrategia. Para lograrlo, el BCRA ha intervenido en el mercado de futuros, abaratando los contratos y reduciendo el costo del seguro contra la devaluación. Esto busca incentivar a los inversores a tomar posiciones en pesos, al tiempo que se cubren contra un posible deterioro del tipo de cambio.
La Estrategia de "Regalar" Bonos Dólar Linked
Además de la venta directa de divisas, el gobierno ha recurrido a la emisión y venta de títulos “dólar linked”, que están nominados en pesos pero ajustan su valor al tipo de cambio oficial más un premio. En el pasado, Caputo consideraba la falta de interés en estos títulos como un signo de confianza en la economía. Sin embargo, en la actualidad, estos bonos son prácticamente la única opción que aceptan los bancos cuando el Tesoro intenta renovar su deuda.
El Tesoro ha tenido dificultades para “rollear” (renovar) su deuda, y los pesos que ha recibido a cambio han sido exclusivamente por bonos dólar linked. En un canje reciente, apenas logró renovar el 47% del monto vencido. Esta situación evidencia la falta de confianza de los inversores en la moneda local y su preferencia por activos vinculados al dólar. El BCRA también ha participado en esta estrategia, intercambiando letras en pesos por bonos dólar linked con el Tesoro, y luego vendiendo estos bonos en el mercado secundario para absorber pesos de circulación.
La venta de estos bonos se ha realizado a precios que algunos analistas consideran subsidiados, lo que significa que los inversores pueden adquirirlos a un costo menor que el de los contratos de futuros. Esto busca incentivar la compra de bonos en pesos y reducir la demanda de dólares. Sin embargo, la estrategia ha sido criticada por considerarse un regalo a los inversores y una señal de desesperación por parte del gobierno.
El Rol del BCRA y la Posición Vendida en Futuros
La alta exposición del BCRA en el mercado de futuros (u$s6.800 millones en septiembre, con un incremento de u$s1.800 millones en un mes) es interpretada por algunos como una señal de que no habrá una devaluación inmediata. Un dólar que flote por encima del techo de la banda implicaría pérdidas significativas para el BCRA, que debería cubrir la diferencia entre la cotización de los contratos y el tipo de cambio real. Sin embargo, otros analistas advierten que esta alta exposición también puede ser un signo de vulnerabilidad y una limitación a la capacidad del BCRA para intervenir en el mercado.
La estrategia de intervención en el mercado de bonos, vendiendo bonos Lelink a un precio cercano al valor nominal, ha sido particularmente controvertida. Se estima que el BCRA ha vendido más de u$s200 millones por día en estos bonos, con el objetivo de neutralizar la demanda de dólares. Si bien el objetivo en sí mismo no es criticado, la venta de estos bonos a un precio de “regalo” ha generado cuestionamientos sobre la eficiencia y la transparencia de la política cambiaria.



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