Carlos Cuerpo: El tecnócrata que reconcilia a la política con la gestión económica y la estabilidad.

La política española, tradicionalmente marcada por la polarización y la fragmentación, parece estar experimentando un sutil pero significativo cambio. La figura emergente de Carlos Cuerpo, el ministro de Economía, se ha convertido en un inesperado catalizador de esta transformación. Lejos de ser un político carismático o un ideólogo ferviente, Cuerpo encarna la imagen del tecnócrata competente y pragmático, un perfil que, paradójicamente, está generando una nueva conexión entre el gobierno y la oposición, y, según algunos, reconciliando a la ciudadanía con la política. Este artículo analiza el ascenso de Cuerpo, su papel en la gestión de la crisis arancelaria, las dinámicas internas del PSOE y el PP, y las implicaciones de este nuevo escenario para el futuro del bipartidismo en España.

El Ascenso del "Tecnócrata Aburrido": Un Nuevo Paradigma Político

La etiqueta de "tecnócrata aburrido", acuñada por un alto cargo socialista, no pretende ser despectiva, sino más bien descriptiva. Carlos Cuerpo representa una ruptura con la tradición de políticos apasionados y oradores elocuentes. Su enfoque se centra en la resolución de problemas concretos, la búsqueda de soluciones pragmáticas y la comunicación clara y directa. Esta aproximación, en un contexto de creciente desconfianza hacia la clase política, ha resultado sorprendentemente efectiva. El último CIS lo sitúa como el miembro del gobierno mejor valorado, un dato que refleja la necesidad de una política más centrada en la gestión y menos en la ideología. Su encargo de tender puentes con Estados Unidos, tras el viaje a China de Pedro Sánchez, subraya la importancia que el gobierno le otorga a su capacidad para navegar en aguas turbulentas y establecer relaciones constructivas con actores clave a nivel internacional.

El protagonismo de Cuerpo en la respuesta a la crisis arancelaria ha sido particularmente notable. Mientras que la vicepresidenta y responsable de Hacienda, María Jesús Montero, ha sido relegada a un segundo plano, Cuerpo ha asumido el liderazgo de la negociación, lo que ha sido interpretado por el PP como una amonestación a Montero. En Moncloa, sin embargo, se muestran satisfechos con el desempeño del ministro, destacando su tranquilidad y formación. Inicialmente, un sector del PSOE mostraba recelos hacia Cuerpo por su falta de experiencia política, pero su enfrentamiento con Yolanda Díaz, la vicepresidenta de Sumar, le ha ganado adeptos en las filas socialistas. Este choque de estilos y visiones ha servido para definir mejor el espacio del ministro dentro del gobierno y para consolidar su posición como un actor clave en la toma de decisiones.

La Crisis Arancelaria: Un Test de Resistencia y Diálogo

La crisis arancelaria desencadenada por las tensiones comerciales internacionales ha puesto a prueba la capacidad de respuesta del gobierno español. Frente a la ambigüedad sobre el gasto en defensa, que genera tensiones incluso dentro del Ejecutivo, la respuesta a la crisis arancelaria ha sido rápida y rotunda. Cuerpo, de inmediato, contactó con su homólogo popular, Juan Bravo, para citarle en su ministerio. A pesar de la enorme desconfianza entre sus líderes, ambos han mantenido abiertas las líneas de comunicación, lo que ha permitido avanzar en la búsqueda de una solución. La participación del secretario de Estado de Economía, Israel Arroyo, en los contactos ha sido fundamental para facilitar el diálogo y superar los obstáculos.

Fuentes cercanas a la dirección del PP confirman la existencia de estos contactos, señalando que, de momento, no hay ruptura. Aunque Alberto Núñez Feijóo aún no ha aclarado el sentido del voto en el Congreso sobre el decreto de los aranceles, importantes barones y cargos de la formación ven muy difícil argumentar un voto negativo, especialmente cuando la negociación sigue en curso. Sin embargo, la posición no es unánime en el partido, con voces que critican el decreto por considerarlo un texto impuesto por el gobierno. La tensión interna en el PP refleja la dificultad de encontrar un equilibrio entre la oposición frontal al gobierno y la necesidad de proteger los intereses del país en un contexto de incertidumbre económica.

El Sueño Revivido del Bipartidismo: ¿Un Retorno al Pasado?

La fase de deshielo en las relaciones entre el PSOE y el PP ha dado alas a algunas voces de ambos partidos para soñar con el clásico bipartidismo en el que los partidos minoritarios no marquen las políticas de los dos grandes. El andaluz Juanma Moreno y el castellanomanchego Emiliano García-Page expresaron públicamente este deseo en un reciente acto conjunto, señalando la necesidad de recuperar la estabilidad y la gobernabilidad. Sin embargo, la confianza entre ambos partidos está "terriblemente dañada", como reconoció un ministro del gobierno de Mariano Rajoy. A pesar de la promesa de que gobierne la lista más votada, tanto Sánchez como Feijóo son conscientes de que necesitan el apoyo de otros partidos para gobernar, al menos a la vista de las encuestas actuales.

El PSOE resiste a pesar del desgaste político provocado por las cesiones al independentismo y los presuntos casos de corrupción. Sin embargo, la "guerra cainita" a su izquierda, entre Sumar y Podemos, genera preocupación en Ferraz. Los socialistas temen que la división en su flanco izquierdo pueda debilitar su posición y facilitar el avance de la oposición. Por su parte, la intención del jefe de la oposición de absorber al votante de Vox y Ciudadanos se ha convertido en un imposible, al menos por el momento. En el PP, aún no comprenden cómo Santiago Abascal logra mantener el tipo a pesar de su respaldo a Donald Trump, que ha sido duramente criticado por Feijóo. El último CIS indica que Vox ha escalado casi cuatro puntos en un mes, hasta el 15,2% en intención de voto, lo que demuestra la persistencia de su base electoral y su capacidad para movilizar a sus simpatizantes.

La Necesidad de Descomplejizarse: Un Llamamiento a la Realidad Política

En este contexto de incertidumbre y fragmentación, algunos líderes políticos abogan por la necesidad de "quitarse los complejos" y asumir la realidad de que ningún partido puede gobernar solo. La búsqueda de acuerdos y la disposición al diálogo se presentan como las únicas vías para garantizar la estabilidad y la gobernabilidad. La experiencia de la crisis arancelaria, con el papel clave desempeñado por Carlos Cuerpo y Juan Bravo, demuestra que es posible encontrar puntos de encuentro y construir consensos, incluso en un clima de desconfianza y polarización. Sin embargo, la superación de las diferencias ideológicas y la reconstrucción de la confianza mutua son desafíos complejos que requieren un esfuerzo sostenido y una voluntad política firme.

La figura del "tecnócrata aburrido" puede representar un cambio de paradigma en la política española, un alejamiento de la retórica apasionada y la ideología dogmática hacia un enfoque más pragmático y centrado en la resolución de problemas. Sin embargo, este nuevo modelo no está exento de riesgos. La falta de carisma y la ausencia de una visión política clara pueden generar desconfianza y alienación entre los ciudadanos. Además, la tecnocracia puede ser percibida como una forma de elitismo y desconexión con las preocupaciones reales de la gente. Por lo tanto, el éxito de este nuevo enfoque dependerá de la capacidad de los políticos para combinar la competencia técnica con la empatía y la sensibilidad social.

Fuente: https://www.huffingtonpost.es//politica/el-momento-tecnocrata-aburridobr.html