Cejas y Dientes: El Lenguaje Corporal que Determina las Primeras Impresiones
Encontrar personas que nos caen mal sin conocerlas no es algo tan sorprendente, según el neurocientífico Diego Redolar. Este fenómeno se debe al papel de las amígdalas, que forman parte del sistema límbico. La comunicación entre estas dos regiones cerebrales produce la percepción de aversión.
El papel de las amígdalas en la aversión
Las amígdalas son estructuras cerebrales que juegan un papel crucial en la respuesta emocional y la formación de recuerdos. Cuando vemos a una persona, las amígdalas procesan rápidamente su apariencia, centrándose particularmente en su rostro. Si ciertas características faciales, como un determinado tipo de cejas o el tamaño de los dientes, activan las amígdalas, pueden provocar una sensación de aversión.
El misterio de las características faciales
Aunque las amígdalas reaccionan a ciertas características faciales, Redolar señala que no hay una base evolutiva clara para esta respuesta. En otras palabras, no hay evidencia de que estas características específicas hayan sido ventajosas o desventajosas para la supervivencia humana. Es un fenómeno curioso que aún no se comprende completamente.
El hecho de que las amígdalas reaccionen a las características faciales invita a reflexionar sobre la evolución y la cognición social humana. Los expertos creen que las amígdalas pueden haber evolucionado para ayudar a los humanos a reconocer y responder a amenazas potenciales. Sin embargo, su papel en la aversión hacia personas desconocidas sugiere que estas estructuras cerebrales también pueden desempeñar un papel en interacciones sociales más complejas.
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