Cerebro de gel juega Pong, abriendo camino a materiales inteligentes
Los científicos han hecho un gran avance al crear un "cerebro" de gel que puede jugar videojuegos. Este innovador material es un paso significativo hacia la comprensión del funcionamiento del cerebro y el desarrollo de nuevas tecnologías inspiradas en él.
El cerebro de gel que juega videojuegos
Los bioingenieros de la Universidad de Reading, en el Reino Unido, han desarrollado un material que emula las funciones del cerebro. Este material, llamado hidrogel de polímero electroactivo, es capaz de responder a estímulos eléctricos y cambiar su forma.
Los investigadores entrenaron el hidrogel para jugar Pong, un videojuego de los años 70, pasando una corriente eléctrica a través de él y midiendo la concentración de iones. Después de solo 20 minutos de práctica, el hidrogel mejoró su rendimiento en el juego.
Este experimento demuestra que es posible crear materiales sintéticos que exhiben comportamientos complejos asociados con los sistemas vivos. Abre posibilidades emocionantes para el desarrollo de nuevos tipos de materiales "inteligentes" que puedan aprender y adaptarse a su entorno.
El funcionamiento del cerebro de gel
El hidrogel de polímero electroactivo es un material que contiene agua y iones. Cuando se le aplica una corriente eléctrica, los iones se mueven hacia la fuente de electricidad, llevando consigo el agua y provocando que el hidrogel se expanda.
El movimiento de los iones se mide mediante una cuadrícula de electrodos, que interpreta las señales como instrucciones sobre dónde mover la pelota en el juego Pong. La paleta de hidrogel se controla mediante el flujo de iones dentro de su estructura, y la posición de la pelota se codifica mediante estimulación eléctrica.
Los investigadores creen que el hidrogel puede haber creado algún tipo de memoria durante el entrenamiento, lo que le permitió mejorar su rendimiento en el juego.
Aplicaciones del cerebro de gel
Este avance tiene el potencial de conducir a una amplia gama de aplicaciones, que incluyen:
- El desarrollo de prótesis inteligentes que puedan responder y adaptarse a las necesidades del usuario.
- La creación de robots que puedan aprender y tomar decisiones por sí mismos.
- El desarrollo de nuevos tipos de materiales que puedan detectar y responder a cambios ambientales.
- La mejora de la comprensión del funcionamiento del cerebro humano y el tratamiento de enfermedades neurológicas.
"Nuestra investigación muestra que incluso los materiales muy simples pueden exhibir comportamientos complejos y adaptativos típicamente asociados con sistemas vivos o IA sofisticada. Esto abre posibilidades emocionantes para desarrollar nuevos tipos de materiales 'inteligentes' que puedan aprender y adaptarse a su entorno".
Yoshikatsu Hayashi, ingeniero biomédico de la Universidad de Reading
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