Cerezas Patagónicas: Sabor Único de Santa Cruz Busca Denominación de Origen y Expansión
En el corazón de la Patagonia argentina, donde el viento esculpe paisajes agrestes y el sol acaricia la tierra con una luz particular, se cultiva un tesoro rojo: la cereza patagónica. Más que una fruta, es un símbolo de identidad, un fruto que encapsula la historia de esfuerzo, tradición y adaptación de los santacruceños. Este artículo explora el camino hacia el reconocimiento de la cereza de Los Antiguos como Denominación de Origen, un sello que busca proteger su singularidad y potenciar su valor en el mercado nacional e internacional.
- El Origen de un Cultivo Austral: Cuatro Décadas de Esfuerzo
- La Búsqueda de una Identidad Propia: El Sello de Origen
- Estándares de Calidad y Trazabilidad: Garantizando el Sabor Patagónico
- Un Camino de Exportación y Reconocimiento Nacional
- El Rol del INTA en la Investigación y el Desarrollo
- Financiamiento y Protocolos: La Última Etapa del Proceso
- Preservando las Fuentes de Agua: Un Compromiso con la Sostenibilidad
El Origen de un Cultivo Austral: Cuatro Décadas de Esfuerzo
La historia de la cereza en Santa Cruz se remonta a cuatro décadas atrás, cuando pioneros visionarios desafiaron las condiciones climáticas extremas para plantar los primeros árboles en Los Antiguos, una localidad ubicada en la zona noroeste de la provincia. La conformación de una cooperativa marcó un hito fundamental, sentando las bases para el desarrollo de un cultivo que se adaptaría de manera sorprendente a este ecosistema único. El entorno, caracterizado por su proximidad a la cordillera, la influencia del Lago Buenos Aires y una temperatura ideal que combina luz y humedad, resultó ser el secreto para obtener cerezas de una calidad excepcional.
Desde sus inicios, la producción de cereza en Los Antiguos se ha basado en el trabajo colectivo y la transmisión de conocimientos de generación en generación. Los productores locales, con un profundo respeto por la tierra y el medio ambiente, han perfeccionado técnicas de cultivo que permiten obtener frutos de color rojizo intenso, con un equilibrio perfecto entre dulzor y acidez. Esta combinación de factores ha dado como resultado una cereza con un sabor inconfundible, que la distingue de otras variedades cultivadas en diferentes regiones del país.
La Búsqueda de una Identidad Propia: El Sello de Origen
En los últimos cinco años, la comunidad de productores de cerezas de Los Antiguos ha emprendido un ambicioso proyecto: la obtención de una Denominación de Origen (DO) para su producto estrella. La idea surgió de la necesidad de proteger la identidad regional de la cereza antigüense, reconociéndola como la más austral del mundo y destacando sus características únicas. Este sello no solo busca diferenciarla en el mercado, sino también preservar el legado cultural y productivo de la región.
El proceso para obtener la DO ha sido largo y complejo, requiriendo la creación de una asociación civil integrada por productores, el cumplimiento de rigurosos requisitos establecidos por la Secretaría de Agricultura de la Nación y la colaboración estrecha con el Consejo Agrario Provincial (CAP) y otros organismos estatales. Facundo Kachewski, vocal director del CAP, ha sido una figura clave en este camino, liderando las gestiones y articulando los esfuerzos de los diferentes actores involucrados.
Estándares de Calidad y Trazabilidad: Garantizando el Sabor Patagónico
Para que una cereza pueda ostentar el sello de DO, no basta con crecer en un suelo privilegiado. Debe cumplir con estrictos estándares de producción, desde el cultivo hasta la cosecha, que garanticen la calidad, la seguridad alimentaria y la trazabilidad del producto. Estos estándares incluyen el control de plagas y enfermedades, el uso responsable de recursos hídricos, la implementación de prácticas agrícolas sostenibles y la verificación del origen geográfico de la fruta.
La cooperativa El Oasis, que agrupa a unos 20 productores, junto con otras asociaciones y empresas privadas, conforman el núcleo de este proyecto. Estos productores, muchos de los cuales llevan décadas dedicados al cultivo de la cereza, han construido una reputación basada en el esfuerzo, la calidad y la identidad patagónica. Su compromiso con la excelencia y su pasión por la tierra son los pilares fundamentales de este emprendimiento.
Un Camino de Exportación y Reconocimiento Nacional
La historia de la cereza patagónica está marcada por hitos importantes, como la primera exportación realizada en 1995. Este evento abrió las puertas a nuevos mercados y demostró el potencial de la cereza de Los Antiguos para competir a nivel internacional. Desde entonces, los productores han continuado invirtiendo en tecnología, innovación y capacitación para mejorar la calidad de sus productos y ampliar su presencia en el mercado global.
En un país donde las denominaciones de origen son relativamente escasas, el reconocimiento de la cereza patagónica como DO representa un logro significativo. Este sello no solo valoriza el producto en sí, sino también el territorio, la cultura y el trabajo de los productores locales. La obtención de la DO permitirá a la cereza de Los Antiguos diferenciarse de otras variedades cultivadas en el país y acceder a nuevos mercados con mayor facilidad.
El Rol del INTA en la Investigación y el Desarrollo
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) ha desempeñado un papel fundamental en el proceso de obtención de la DO para la cereza patagónica. A través de jornadas sobre Indicaciones Geográficas y Denominaciones de Origen, talleres sobre las características de la cereza típica de la zona y estudios comparativos con otras variedades cultivadas en el país, el INTA ha brindado a los productores el conocimiento y las herramientas necesarias para llevar adelante este proyecto.
La Dra. Liliana San Martino, quien forma parte de la Agencia de Extensión Rural INTA en Los Antiguos, ha destacado la importancia de estos talleres para advertir los diferentes parámetros relacionados con el dulzor, la firmeza, la intensidad de sabor y el color de la piel de la cereza. Estos parámetros, junto con otros aspectos que definen la cereza típica de la región, han sido utilizados para establecer los estándares de calidad que deberá cumplir la fruta para obtener el sello de DO.
Financiamiento y Protocolos: La Última Etapa del Proceso
Actualmente, el proyecto de obtención de la DO para la cereza patagónica se encuentra en su etapa final. Los productores están trabajando para conseguir el financiamiento del CFI (Comité Federal de Inversiones) para implementar la denominación con todos sus protocolos. Estos protocolos establecerán los procedimientos de control, certificación y fiscalización que garantizarán la autenticidad y la calidad de la cereza de Los Antiguos.
La implementación de la DO no solo beneficiará a los productores locales, sino también a toda la comunidad de Los Antiguos. El sello de origen atraerá inversiones, generará empleo y fortalecerá la economía regional. Además, contribuirá a preservar el patrimonio cultural y natural de la Patagonia argentina, promoviendo un desarrollo sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Preservando las Fuentes de Agua: Un Compromiso con la Sostenibilidad
Los productores de cerezas de Los Antiguos son conscientes de la importancia de preservar las fuentes de agua, un recurso escaso y vital para la región. Por ello, han adoptado prácticas de riego eficientes, como el riego por goteo, y han implementado medidas para reducir el consumo de agua en sus cultivos. Además, están trabajando en proyectos de reforestación y conservación de los ecosistemas locales.
Este compromiso con la sostenibilidad no solo es una cuestión ambiental, sino también económica. La preservación de las fuentes de agua garantizará la continuidad de la producción de cerezas en el largo plazo y protegerá la calidad del producto. Los productores de Los Antiguos entienden que la sostenibilidad es un factor clave para el éxito de su emprendimiento y para el bienestar de las futuras generaciones.
Fuente: https://elrompehielos.com.ar/cerezas-patagonicas-un-fruto-que-fortalece-la-identidad-santacrucena
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