China transforma el segundo desierto más grande en un cinturón verde
China ha logrado una hazaña "monumental" al detener el avance del segundo desierto de arena más grande del mundo, el desierto de Taklamakán, con un cinturón verde de 3.000 kilómetros.
Un cinturón verde de 3.000 kilómetros para detener al desierto
El proyecto, que ha tardado 40 años en completarse, ha rodeado el implacable desierto de Taklamakán con un cinturón verde equipado con tecnologías de control de arena alimentadas por energía solar. El objetivo es contrarrestar las devastadoras tormentas de arena que amenazan la salud, la agricultura y los patrones climáticos en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang.
Tecnologías de control de arena
Para bloquear los bordes del desierto y proteger su periferia, así como infraestructuras cruciales como ferrocarriles y carreteras, se han desplegado tecnologías de control de arena basadas en energía solar. Se han plantado especies tolerantes al desierto como álamos, sauces rojos y árboles de saxaul, conocidos por su resistencia a la sequía.
Conexión ferroviaria y proyecto energético
La fase final del proyecto comenzó en noviembre de 2022 con la plantación de especies tolerantes al desierto. En 2022 se inauguró el ferrocarril Hotan-Ruoqiang, que conecta ciudades del desierto y facilita el transporte de productos locales a otras partes de China.
Además, se está llevando a cabo un proyecto energético masivo en el desierto de Taklamakán, con el objetivo de integrar los abundantes recursos de energía limpia de la zona y fortalecer su papel como centro energético.
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