Colapso Pesquero en Argentina 2025: Langostino en Riesgo, Futuro Incierto y Competencia Extranjera.
La pesquería argentina de langostino, otrora motor económico de diversas provincias costeras, se encuentra al borde del colapso. Un entramado de conflictos económicos, laborales y regulatorios ha paralizado la actividad, amenazando no solo la subsistencia de miles de familias, sino también la soberanía alimentaria y la competitividad del sector. Este artículo analiza en profundidad las causas de esta crisis, las posturas enfrentadas de los distintos actores involucrados y las posibles consecuencias de un desenlace negativo, explorando un panorama sombrío donde la inacción podría significar la entrega del mercado a la competencia extranjera.
- El Conflicto de los Tangoneros: Rentabilidad en Juego
- La Adhesión de los Fresqueros y la Incertidumbre en los Muelles
- Reclamos de los Fresqueros: Modificación del Plan de Manejo
- El Estancamiento Político y la Distancia Insuperable
- La Amenaza de la Competencia Extranjera y la Viabilidad del Modelo Pesquero
El Conflicto de los Tangoneros: Rentabilidad en Juego
A mediados de febrero de 2025, los buques tangoneros congeladores, columna vertebral de la captura de langostino en aguas nacionales, anunciaron su negativa a operar al norte de la Zona de Veda Permanente de Juveniles de Merluza. La razón principal radica en la disparidad entre el valor de referencia del langostino utilizado para liquidar los salarios de la marinería y el precio real de comercialización en el mercado internacional. Este desfase, según el gremio, socava la rentabilidad de la actividad, obligando a las empresas a operar con pérdidas. La defensa del convenio colectivo firmado y homologado es central en su reclamo, así como la denuncia de la falta de diálogo en los ámbitos formales para abordar esta problemática. La situación se agrava porque la rentabilidad del langostino entero congelado a bordo es negativa, haciendo inviable la salida a pescar.
Desde la perspectiva empresarial, el argumento es igualmente sólido. No se puede justificar una inversión en combustible, personal y mantenimiento si el retorno económico es negativo. La autorización de pesca por parte del Consejo Federal Pesquero, basada en informes alentadores del INIDEP, no fue suficiente para movilizar a la flota. El caso del Mar Sur, que zarpó con los mismos problemas de ecuación económica, ejemplifica la dificultad de la situación. La inmovilización de la flota se convirtió en una medida de presión para exigir una revisión del sistema de liquidación y una solución que garantice la viabilidad económica de la actividad.
La Adhesión de los Fresqueros y la Incertidumbre en los Muelles
La amenaza de extender la no zarpada a las operaciones de pesca dentro de la veda provocó la adhesión de cinco cámaras de buques fresqueros a la medida. Sin embargo, la situación en los muelles es más compleja. Mientras algunas unidades de este segmento preparan sus artes de pesca, el rumbo de los fresqueros sigue siendo incierto. La divergencia de intereses y la falta de un acuerdo unánime dificultan la toma de decisiones. La apertura a prospección fijada para el 28 de mayo se vislumbra como un punto de inflexión, pero la falta de consenso amenaza con postergarla.
La autorización de prospección en la Zona de Veda Permanente de Juveniles de Merluza (ZVPJM) marca el inicio formal de la temporada de langostino en aguas nacionales. No obstante, el panorama es volátil e incierto. Las empresas congeladoras reiteran su negativa a zarpar hasta que se pacte una reducción del treinta por ciento en el valor de referencia del langostino, actualmente fijado en 5.800 dólares la tonelada. La falta de una presentación formal ante la Secretaría de Trabajo y la demora en la convocatoria a una mesa de negociación complican aún más la situación. La inscripción de embarcaciones para la primera prospección se enfrenta a la posibilidad de no alcanzar el número mínimo requerido, lo que obligaría a aplazar la operación.
Reclamos de los Fresqueros: Modificación del Plan de Manejo
Los fresqueros, por su parte, enfrentan una encrucijada diferente. La mayoría exige una modificación del plan de manejo, solicitando más horas de marea y un ajuste a la velocidad nocturna. En Mar del Plata, ALFA y UdIPA, junto con armadores patagónicos, decidieron no nominar barcos ante la negativa del Consejo Federal Pesquero (CFP) de atender sus reclamos. Conarpesa tampoco enviará fresqueros y mantendrá su planta cerrada hasta la reapertura a la pesca en aguas provinciales, argumentando que los costos superan el precio de venta. Esta decisión refleja la desconfianza en la viabilidad económica de la actividad bajo las condiciones actuales.
La llegada del buque pesquero Don Juan Álvarez, recientemente botado en Vigo, a Buenos Aires, contrasta con el clima de incertidumbre que se vive en el sector. Esta inversión, que representa un esfuerzo significativo, carece de un horizonte certero debido a la crisis que atraviesa la pesquería. El diseño técnico del Programa Langostino requiere la participación de veinte barcos –dieciséis congeladores y cuatro fresqueros– para cubrir cuatro subáreas durante cuatro días. La falta de unidades podría invalidar el muestreo y declarar desierta la prospección, profundizando la crisis.
El Estancamiento Político y la Distancia Insuperable
El Consejo Federal Pesquero (CFP) no se reunirá nuevamente hasta el 28 de mayo, la misma fecha prevista para el inicio de la prospección. Esta falta de instancia política a tiempo impide destrabar el conflicto. Incluso si se convocara una mesa de negociación, la distancia entre CAPeCA, CAPIP, CEPA y el SOMU parece insalvable. A esto se suma la posible pulseada con el SICONARA y Capitanes, lo que hace que cualquier acuerdo parezca una utopía. La complejidad de los intereses en juego y la falta de voluntad para ceder dificultan la búsqueda de una solución.
El telón de fondo económico agudiza la tensión. El camarón de cultivo vannamei ha irrumpido en el mercado, desplazando al langostino salvaje argentino. El precio del langostino se ha desplomado y las plantas de procesado del complejo langostinero de Rawson y Puerto Madryn tienen stock de la última zafra chubutense. Algunos armadores prolongan la temporada de calamar, que actualmente es rentable, y posponen cualquier riesgo asociado a la pesca de langostino. La incertidumbre generalizada genera una actitud de cautela y desconfianza.
La Amenaza de la Competencia Extranjera y la Viabilidad del Modelo Pesquero
Nadie quiere ser el primero en soltar amarras si el resto no acompaña. Todo permanece en pausa: las decisiones técnicas están tomadas, el calendario firmado, pero los protagonistas siguen enfrentados y el reloj corre. En una pesquería tan sensible, cada día sin acuerdo acerca el vacío que la competencia extranjera aprovecha sin remordimientos. La competencia del vannamei ecuatoriano, que proyecta una producción de 1.5 millones de toneladas para este año (7.5 veces lo que se pesca en Argentina), es una amenaza real para la industria nacional.
El conflicto ya no gira solo en torno a los barcos: pone en cuestión la propia viabilidad económica, laboral y social del modelo pesquero argentino. La falta de competitividad, la burocracia, la inestabilidad regulatoria y la falta de inversión han debilitado al sector, haciéndolo vulnerable a la competencia externa. La situación actual exige una revisión profunda del modelo, buscando soluciones que garanticen la sostenibilidad de la actividad y la protección de los recursos naturales. La inacción podría significar la pérdida de una fuente de ingresos vital para muchas comunidades costeras y la entrega del mercado a otros países.
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