De "chipacero" a mercenario: La extraña odisea de un escritor argentino en Ucrania
En el torbellino de acontecimientos que sacuden al mundo, donde lo real se cruza con lo absurdo, surge la jactanciosa figura de Maximiliano Barrientos, un autoproclamado "escritor santacruceño" que abandonó las letras patagónicas por las trincheras ucranianas. Su historia nos sumerge en un mundo disparatado donde los esfuerzos literarios, la guerra y la sed de notoriedad en las redes sociales se entrelazan de manera grotesca.
De las letras a las trincheras
Originario de Misiones, Barrientos se dio a conocer en Puerto Deseado como realizador audiovisual y autor de obras literarias autopublicadas en Amazon. Su inquietud creativa lo llevó a explorar los tortuosos caminos de la narrativa, pero su ambición trascendía las páginas impresas. En 2019, desapareció misteriosamente de la pequeña localidad costera y, en plena pandemia global, recaló en Londres junto a su novia. Allí, su sueño de triunfar como escritor y cineasta se desvaneció ante la cruda realidad económica.
Sin más opciones, se encontró viviendo en las calles de la capital británica. Con apenas unos euros en el bolsillo, Barrientos cruzó el Canal de la Mancha hacia París, donde un amigo le brindó refugio. Sin embargo, la Torre Eiffel no solo fue testigo de su lucha por sobrevivir, sino también del giro inesperado que cambiaría su destino.
El chipacero de París
Convertido en vendedor de chipá, el joven argentino protagonizó una nota de color en Infobae. Romantizando las penurias del migrante, la plataforma titulaba: "Dejó la Argentina para triunfar como cineasta en París, pero ahora vende chipá para subsistir". A sus 28 años, Maximiliano Barrientos se debatía entre la nostalgia de su tierra natal y la incertidumbre de su presente.
El mercenario de TikTok
Pero la historia no se detiene ahí. En el escenario geopolítico, mientras la OTAN amenazaba a Rusia, Vladimir Putin movía sus piezas en el tablero. La guerra estalló en Ucrania, y Barrientos, el otrora conocido como el "chipacero de París", emergió con una nueva faceta. En TikTok, acumuló seguidores ávidos de morbo al mostrar sus habilidades como gamer y piloto de drones sobre el cielo ucraniano. Su objetivo: eliminar a los "Ruskis", como él denomina despectivamente a los soldados del Kremlin.
Desde la distancia, lanza amenazas dirigidas al propio Putin, quien seguramente no debe estar pudiendo dormir ni comer, ante el hostigamiento de Barrientos. En escondites lejanos de la zona de combate, Barrientos se siente cómodo. Incluso comparte momentos de camaradería con sus compañeros mientras les ceba mate. Y en sus ratos libres graba videos denostando a los sudamericanos desertores que han comprobado que son la carne de cañón del ejército ucraniano.
Ignorancia y fanfarronería
Su audacia no asombra tanto como su ignorancia. Ajeno a la complejidad de la geopolítica, se jacta de su argentinidad sin percatarse de que, indirectamente, trabaja para la misma OTAN que ahora usurpa las Malvinas Argentinas. Así, el escritor convertido en mercenario se debate entre dos mundos: el de la fanfarronería y el de las balas. Su historia, tejida con hilos de absurdo, nos recuerda que la estupidez siempre está al acecho.
La boludez siempre está a la orden del día. Y este redactor de "Santa Cruz nuestro lugar", a modo de autocrítica, bien puede dar fe de ello. Sin la boludez, no se podrían haber escrito infinidad de libros de psicología.
@_fernandocabrera
El sueño frustrado de un escritor
Detrás de la fanfarronería y el exhibicionismo de Maximiliano Barrientos, se esconde el sueño frustrado de un escritor. Sus esfuerzos literarios, por más modestos que fueran, fueron opacados por su ambición desmedida y su anhelo de reconocimiento fácil. Su historia es un triste recordatorio de que, a veces, la búsqueda de la fama puede conducir a caminos equivocados y peligrar la propia seguridad.
El precio de la guerra
La guerra en Ucrania es una tragedia que ha cobrado innumerables vidas y ha desplazado a millones de personas. Los mercenarios como Barrientos, que participan en el conflicto por razones ajenas a la defensa de su propio país, son cómplices de esta tragedia. Su presencia en el campo de batalla prolonga el sufrimiento y dificulta la búsqueda de una solución pacífica.
El peligro de la desinformación
La historia de Maximiliano Barrientos también pone de relieve el peligro de la desinformación en las redes sociales. Sus videos, llenos de amenazas vacías y desinformación sobre el conflicto, contribuyen a la polarización y la confusión. Los usuarios de redes sociales deben ser conscientes de la importancia de verificar la información antes de compartirla y evitar difundir contenidos que puedan poner en riesgo a otros.
Un llamado a la reflexión
La historia de Maximiliano Barrientos es un llamado a la reflexión sobre el papel de la literatura, la guerra y las redes sociales en nuestra sociedad. Debemos fomentar la expresión artística y el espíritu crítico, pero también debemos ser conscientes de los peligros de la ambición desmedida y la desinformación. La paz y la comprensión deben ser nuestros objetivos finales, y debemos trabajar juntos para construir un mundo mejor para todos.
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