Duchas para Mayores de 65 Años: Frecuencia Ideal y Cuidados para una Piel Saludable
La rutina de higiene personal, arraigada en la mayoría de las culturas, suele incluir la ducha diaria como un hábito fundamental. Sin embargo, a medida que envejecemos, las necesidades de nuestra piel cambian, y lo que antes era beneficioso puede volverse perjudicial. Este artículo explora la sorprendente recomendación de expertos dermatólogos sobre la frecuencia ideal de las duchas para personas mayores de 65 años, desmitificando la idea de la limpieza diaria y ofreciendo consejos para mantener una piel sana y protegida en la tercera edad.
- La Piel Envejecida: Un Cambio en la Necesidad de Higiene
- ¿Cuántas Duchas por Semana son Suficientes Después de los 65?
- El Arte de la Ducha Suave: Técnicas para Proteger la Piel
- Más Allá del Agua y el Jabón: La Importancia de la Hidratación Adicional
- Consideraciones Adicionales para la Higiene en la Tercera Edad
La Piel Envejecida: Un Cambio en la Necesidad de Higiene
La Dra. Sylvie Meaume, dermatóloga y jefa del Departamento de Curación y Heridas Geriátricas (AP-HP Rothschild), destaca un cambio crucial que ocurre con la piel a medida que envejecemos. La capacidad de la piel para producir sebo, la sustancia natural que la mantiene hidratada y protegida, disminuye significativamente con el tiempo. Esta reducción del sebo conduce a una piel más seca, sensible y propensa a la irritación. La sequedad cutánea en la edad adulta mayor no es simplemente una molestia; puede aumentar el riesgo de dermatitis, infecciones y, en casos severos, afectar la calidad de vida.
La práctica común de ducharse diariamente, aunque percibida como una medida de higiene esencial, puede exacerbar este problema. El agua, especialmente si es caliente, y los jabones, incluso los suaves, eliminan los aceites naturales de la piel, contribuyendo a su resequedad. Esta eliminación constante del sebo altera la barrera protectora de la piel, haciéndola más vulnerable a factores externos como el clima, los irritantes y las bacterias. Por lo tanto, la frecuencia de las duchas debe ajustarse para equilibrar la necesidad de limpieza con la preservación de la salud cutánea.
¿Cuántas Duchas por Semana son Suficientes Después de los 65?
Contrario a la creencia popular, la Dra. Meaume sugiere que, a partir de los 65-70 años, dos duchas por semana pueden ser suficientes para mantener una higiene adecuada. Esta recomendación se basa en la necesidad de preservar la barrera protectora de la piel y evitar la resequedad excesiva. No se trata de abandonar la higiene, sino de optimizarla para las necesidades específicas de la piel envejecida. La frecuencia reducida permite que la piel recupere sus aceites naturales entre duchas, manteniendo un nivel de hidratación más saludable.
Es importante destacar que esta recomendación es una guía general y puede variar según el estilo de vida, el nivel de actividad física y las condiciones de salud individuales. Las personas que realizan actividades físicas intensas o que sudan abundantemente pueden necesitar ducharse con más frecuencia, pero siempre teniendo en cuenta la importancia de utilizar productos suaves y evitar el agua caliente. La clave está en escuchar a la piel y ajustar la rutina de higiene en consecuencia.
El Arte de la Ducha Suave: Técnicas para Proteger la Piel
La forma en que nos duchamos es tan importante como la frecuencia. La Dra. Meaume enfatiza la importancia de evitar frotar la piel con demasiada fuerza. El frotamiento vigoroso puede dañar la barrera cutánea y exacerbar la irritación. En su lugar, se recomienda utilizar movimientos suaves y circulares para limpiar la piel, utilizando las yemas de los dedos en lugar de esponjas o paños ásperos. La elección del jabón también es crucial; se deben preferir productos suaves, sin fragancias ni ingredientes agresivos, diseñados específicamente para pieles sensibles o secas.
La temperatura del agua también juega un papel importante. El agua caliente, aunque reconfortante, puede eliminar los aceites naturales de la piel más rápidamente que el agua templada. Por lo tanto, se recomienda utilizar agua tibia o templada para la ducha. Después de la ducha, es fundamental secar la piel suavemente con una toalla, sin frotar de manera agresiva. Golpear suavemente la piel con la toalla es una forma más delicada de eliminar el exceso de agua. Inmediatamente después de secar la piel, se debe aplicar una crema hidratante para ayudar a restaurar la barrera cutánea y mantener la piel hidratada.
Más Allá del Agua y el Jabón: La Importancia de la Hidratación Adicional
La higiene personal no se limita a la ducha. La Dra. Meaume subraya la importancia de complementar la limpieza con agua y jabón con una hidratación adecuada. La aplicación regular de cremas hidratantes, especialmente después de la ducha, es esencial para mantener la piel hidratada y protegida. Se deben preferir cremas ricas en ingredientes emolientes y humectantes, como la glicerina, el ácido hialurónico y las ceramidas, que ayudan a restaurar la barrera cutánea y prevenir la pérdida de agua. La elección de la crema hidratante debe basarse en el tipo de piel y las necesidades individuales.
Además de la crema hidratante, se pueden utilizar otros productos para complementar la hidratación, como aceites corporales o lociones. Estos productos pueden ser especialmente beneficiosos para las personas con piel muy seca o sensible. Es importante aplicar la crema hidratante o el aceite corporal sobre la piel ligeramente húmeda después de la ducha para ayudar a sellar la humedad. La hidratación regular no solo mejora la apariencia de la piel, sino que también ayuda a prevenir la sequedad, la picazón y la irritación.
Consideraciones Adicionales para la Higiene en la Tercera Edad
Además de la frecuencia de las duchas y la técnica de limpieza, existen otras consideraciones importantes para la higiene en la tercera edad. Las personas mayores pueden tener dificultades para alcanzar ciertas áreas del cuerpo, como la espalda o los pies, lo que puede dificultar la limpieza adecuada. En estos casos, es útil pedir ayuda a un familiar o cuidador. También es importante prestar atención a la higiene bucal, cepillándose los dientes al menos dos veces al día y utilizando hilo dental regularmente. La salud bucal está estrechamente relacionada con la salud general, y una buena higiene bucal puede ayudar a prevenir enfermedades como la gingivitis y la periodontitis.
La higiene de las manos también es fundamental para prevenir la propagación de infecciones. Se deben lavar las manos con agua y jabón con frecuencia, especialmente después de ir al baño, antes de comer y después de tocar superficies públicas. El uso de gel antibacterial también puede ser útil en situaciones en las que no se dispone de agua y jabón. Finalmente, es importante mantener las uñas cortas y limpias para evitar la acumulación de suciedad y bacterias. Una buena higiene general contribuye a mantener la salud y el bienestar en la tercera edad.
Fuente: https://www.huffingtonpost.es//life/salud/65-duchas-frias-dermatologa-rp.html
Artículos relacionados