El cartero de Chubut despedido a cuatro años de jubilarse: un noble gesto de la comunidad
En un mundo cada vez más digitalizado, el papel del cartero tradicional se ha vuelto cada vez más obsoleto. Sin embargo, para Mario Velasco, el querido vecino de Chubut que repartió el correo en Gaiman durante años, su trabajo era mucho más que un simple trabajo. Era una forma de vida, una manera de conectar con su comunidad y marcar la diferencia en sus vidas.
El cartero de Gaiman: Un hombre de vocación
Mario Velasco no era un cartero cualquiera. Era una parte integral de la comunidad de Gaiman, un hombre conocido por su dedicación, amabilidad y espíritu incansable. A pesar de los desafíos que enfrentaba en su trabajo, como cruzar ríos o empujar una carretilla cargada cuando el peso excedía sus brazos, Mario nunca se quejó. En cambio, siempre mantuvo una sonrisa en su rostro y un paso constante, decidido a entregar el correo a sus vecinos sin importar las circunstancias.
"Mario siempre atendiendo con el mayor de los respetos, muy atento y servicial. Ojalá pudiera haber un "Mario"en cada pueblo, en cada ciudad", comentó una vecina. "Te vamos a extrañar en el correo. Qué tristeza".
Una historia de dedicación y servicio
El compromiso de Mario con su trabajo iba más allá de la mera entrega de correo. Era un confidente para los residentes, alguien que siempre estaba dispuesto a escuchar sus preocupaciones y ofrecer una palabra amable. Conocía íntimamente a las familias de su ruta, recordando los cumpleaños, aniversarios y otros eventos importantes.
"El que se tomaba el trabajo de llamar al celular cada vez que nos llegaba algo. El que nos guardaba las sorpresas en Navidad o en los cumples para sorprender a nuestros peques. Qué injusto", dijo otra vecina.
Un despido injusto: cuatro años antes de la jubilación
Como parte de una reestructuración llevada a cabo por el Gobierno Nacional en empresas y organismos estatales, Mario fue uno de los 7.000 trabajadores de Correo Argentino que se quedó sin trabajo. Para Mario, esta noticia fue un duro golpe. Estaba a solo cuatro años de jubilarse, y había pasado toda su vida adulta dedicado al servicio postal.
La comunidad de Gaiman se unió para mostrar su apoyo a Mario. Convocaron a toda la localidad a dejarle un mensaje en el buzón de la sucursal para "mitigar lo repentino de irse de su querido correo".
El último día: Una despedida agridulce
El viernes 24 de mayo fue el último día que Mario pisó el correo y salió a repartir la correspondencia. Fue una despedida agridulce, llena de emociones encontradas.
Mario expresó su gratitud a la comunidad por su apoyo durante todos los años. También compartió su esperanza de que su legado de servicio continuara inspirando a otros.
Un legado que perdurará
Aunque Mario ya no repartirá el correo en las calles de Gaiman, su espíritu de dedicación y servicio seguirá vivo en los corazones de sus vecinos. Fue un verdadero cartero, un hombre que dedicó su vida a conectar a la gente y hacer una diferencia en su comunidad.
La historia de Mario Velasco es un recordatorio del invaluable papel que juegan los trabajadores de los servicios públicos en nuestras vidas. Son personas que trabajan incansablemente para garantizar que nuestras comunidades funcionen sin problemas, a menudo sin recibir el reconocimiento que merecen.
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