El ocaso del gigante: De portaaviones a chatarra: El triste final del Príncipe de Asturias
El otrora orgulloso "Príncipe de Asturias", un portaaviones que enarboló la bandera de la Armada Española durante décadas, ha encontrado un desolador destino como "montón de chatarra" en Turquía.
Gitanos del Mar: El Orgullo de una Nación
Inspirado en el concepto estadounidense del Sea Control Ship, el "Príncipe de Asturias" fue un "gitano del mar", un portaaviones pequeño y ágil diseñado para cumplir las necesidades de la defensa española. Construido en los astilleros de Ferrol, este buque de 105.000 millones de pesetas (627 millones de euros) se convirtió en el buque insignia de la armada española.
Con una eslora de 196 metros, una manga de 24,3 metros y una capacidad para transportar hasta 29 aviones, el "Príncipe de Asturias" participó en operaciones cruciales, como la Guerra del Golfo y la guerra contra el terrorismo. Su sistema STOVL (despegue y aterrizaje vertical corto) le permitió operar aviones AV-8 Harrier II, lo que proporcionó una ventaja táctica significativa.
Mutación: Un Desafío de Modernización
El paso del tiempo trajo consigo una "mutación" para el "Príncipe de Asturias". Los crecientes costos de mantenimiento y la necesidad de una modernización integral se convirtieron en un desafío económico insalvable. A pesar de las renovaciones internas, el barco fue retirado del servicio activo en 2013.
Los intentos de subasta del gobierno español no tuvieron éxito, y el "Príncipe de Asturias" fue finalmente adquirido por la empresa española Surus Inversa y su socio turco Leyal. Sin embargo, su destino no era la renovación, sino "el desguace".
Adaptación: El Fin de una Era
En 2017, el "Príncipe de Asturias" emprendió su último viaje al astillero de Aliaga, Turquía, el "cementerio" de los grandes barcos. Allí, fue desmantelado y sus materiales fueron vendidos como chatarra reutilizable.
Así terminó la vida útil de un buque que una vez representó el "orgullo" de la Armada Española. El "Príncipe de Asturias" ahora solo vive en los recuerdos y las páginas de la historia naval. Su destino como chatarra es un testimonio del inexorable paso del tiempo y los desafíos de mantener y modernizar equipos militares en constante cambio.
Artículos relacionados