El regreso triunfal de Mochita: la ballena franca de Península Valdés
El reencuentro esperado: "Mochita", la ballena franca que regresó a Península Valdés tras 15 años
Un encuentro inolvidable
El 30 de octubre de 2024, los investigadores del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB) Nicolás Lewin y Camila Muñoz Moreda tuvieron un encuentro inolvidable en las aguas cercanas a las playas del Doradillo en Puerto Madryn.
Mientras realizaban relevamientos fotográficos para el proyecto "Midiendo Ballenas", captaron a través del dron una ballena que les llamó la atención: le faltaba una parte del lóbulo derecho de su aleta caudal y su lomo tenía manchas de pigmentación grisácea.
Ambos conocían la historia de "Mochita" a través del Dr. Mariano Sironi, casi una leyenda de los mares australes, famosa por estos rasgos únicos y por ser parte del Programa de Adopción.
Un símbolo de esperanza y resiliencia
"¿Podría ser ella?", se preguntaron. "Queríamos creerlo, pero temíamos ilusionarnos en vano".
Al caer la tarde, regresaron y pidieron al equipo todas las imágenes de los registros fotográficos anteriores de Mochita. Al compararlas con las imágenes de ese día, se les detuvo el corazón. Era ella.
Habían estado junto a Mochita, esa leyenda viviente. La alegría que sintieron fue indescriptible, como una explosión de gratitud y admiración que les llenó el alma.
Una larga ausencia
Mochita había sido identificada por primera vez en 1999, año de su nacimiento, durante un relevamiento aéreo cuando nadaba, en aguas del Golfo Nuevo, junto a su madre.
Fue Mariano Sironi quien la nombró así por faltarle la punta derecha de su aleta caudal. Si bien no pudo determinarse fehacientemente la causa, podría deberse a un ataque de orcas o a un desafortunado encuentro con la hélice de una embarcación.
"Mochita, una ballena de 25 años", dijo emocionado el Dr. Sironi. "Fue una de las primeras ballenas identificadas y estudiadas por el ICB cuando realizaba mis estudios doctorales a fines de los años 90".
Una madre resiliente
A pesar de su lesión, Mochita pudo crecer sana y convertirse en madre, teniendo al menos tres crías conocidas.
En 2006 fue registrada con su primera cría, a la que llamaron "Medialuna". Luego fue observada en 2009 junto a su segunda cría, y ahora regresa con una tercera.
Su regreso es un símbolo de esperanza y resiliencia, demostrando que incluso con dificultades, estas magníficas criaturas pueden superar los desafíos y criar nuevas generaciones.
La importancia de los estudios a largo plazo
Este nuevo registro demuestra la importancia de los estudios científicos a largo plazo, reafirmando la gran fidelidad de estas ballenas a las áreas de reproducción.
El seguimiento continuo de individuos permite a los investigadores comprender mejor la dinámica de las poblaciones de ballenas y los cambios en su comportamiento y distribución.
Gracias a los esfuerzos de investigadores y conservacionistas, Mochita y su linaje seguirán siendo monitoreados y estudiados, contribuyendo a la conservación de estas icónicas criaturas.
"Es un encuentro muy esperado". Nicolás Lewin, investigador del ICB
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