El Sol del 25: Lecciones de Mayo para un Futuro Argentino Mejor

El 25 de Mayo de 1810, un sol naciente en la historia argentina, no fue solo un cambio de gobierno, sino la promesa de un nuevo comienzo. Más de dos siglos después, la figura de Mariano Moreno y los ideales que impulsaron la Revolución resuenan con una fuerza particular en un presente marcado por la incertidumbre. Este artículo explora la gesta de Mayo, la visión de Moreno y la pertinencia de sus ideas para abordar los desafíos contemporáneos de Argentina, basándose en la interpretación del historiador Felipe Pigna.

El Contexto de 1810: Un Imperio en Crisis y la Emergencia Criolla

La Revolución de Mayo no surgió en un vacío. Fue el resultado de tensiones acumuladas durante décadas, exacerbadas por la crisis del Imperio Español. La invasión napoleónica a España y el cautiverio del rey Fernando VII crearon un vacío de poder que desestabilizó el sistema colonial. El Consejo de Regencia, que gobernaba en nombre del rey, perdió legitimidad a medida que las noticias de su caída llegaban a Buenos Aires. La situación planteaba una pregunta crucial: ¿quién debía gobernar en ausencia del rey?

Los criollos, nacidos en América, se sentían marginados del poder político y económico. España mantenía un monopolio comercial que obstaculizaba el desarrollo local, favoreciendo los intereses de la metrópoli. El comercio con otras potencias, como Inglaterra, era restringido, limitando las oportunidades de crecimiento. Esta situación generó un creciente descontento entre los criollos, que aspiraban a tener mayor control sobre sus propios destinos. El Cabildo Abierto del 22 de mayo, convocado para resolver la crisis, se convirtió en el escenario de un enfrentamiento entre españoles y criollos.

El Cabildo, dominado por españoles, intentó mantener el statu quo, proclamando una junta presidida por el virrey Cisneros. Sin embargo, esta decisión no fue aceptada por el pueblo y las milicias, que exigían la participación de los criollos en el gobierno. La renuncia de Cisneros el 25 de mayo abrió el camino a la formación de la Primera Junta, un hito fundamental en la historia argentina. La Plaza de la Victoria, bajo una lluvia persistente, fue testigo del nacimiento de un nuevo gobierno, compuesto por criollos que gobernaban en nombre propio.

La Primera Junta: Saavedra, Belgrano y la Figura Central de Mariano Moreno

La Primera Junta, presidida por Cornelio Saavedra, estuvo integrada por figuras clave como Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Martín de Alzaga y Manuel Azcuénaga. Sin embargo, fue Mariano Moreno quien se destacó como uno de los pensadores más influyentes de la Revolución. Abogado formado en Chuquisaca, Moreno había absorbido las ideas de la Ilustración, especialmente las de Rousseau y Montesquieu. Su visión de un gobierno transparente, justo y comprometido con la educación y la libertad lo convirtió en un referente para los revolucionarios.

Moreno no solo se preocupó por cómo gobernar, sino también por cómo evitar la repetición de los abusos del poder. Advirtió sobre el peligro de “mudar de tiranos, sin destruir la tiranía”, enfatizando la necesidad de establecer mecanismos de control y rendición de cuentas. Defendió el derecho del pueblo a conocer la conducta de sus representantes y la obligación de estos de actuar con honestidad y transparencia. Para Moreno, la educación era la base de la libertad, ya que un pueblo ignorante era vulnerable a la manipulación y la opresión.

Su visión de la educación no se limitaba a la instrucción académica, sino que incluía la formación cívica y moral. Creía que los militares debían “ganar a los pueblos por el irresistible atractivo de su instrucción”, promoviendo una cultura de respeto a los derechos humanos y al estado de derecho. Moreno también desconfiaba del poder absoluto, incluso del propio gobierno revolucionario. Instaba a los pueblos a no confiar ciegamente en ninguna autoridad, sino a ejercer su derecho a la participación y el control.

Moreno y el Federalismo Temprano: Una Nación en Armonía

A menudo asociado con el unitarismo, Mariano Moreno defendía en realidad una forma temprana de federalismo, como lo demuestra su texto “Sobre las miras del Congreso…”. En este trabajo, proponía un modelo de gobierno compartido, donde los estados individuales conservaran la soberanía en asuntos locales, pero delegaran en una autoridad central la responsabilidad de los temas nacionales. Moreno no concebía la Nación como una estructura uniforme y centralizada, sino como una armonía de fuerzas y acciones diferentes.

Comparaba la Nación con las armonías de la naturaleza, donde cada elemento contribuye a un fin común, manteniendo un equilibrio y contrapeso. Esta visión federalista se basaba en el reconocimiento de la diversidad regional y la necesidad de respetar la autonomía de cada provincia. Moreno entendía que la unidad nacional no debía lograrse a través de la imposición de un modelo único, sino a través del diálogo, la cooperación y el respeto mutuo. Su propuesta anticipaba los debates federales que marcarían la historia argentina en los años siguientes.

La idea de una nación construida sobre la base del equilibrio y el contrapeso, en lugar de la oposición y la confrontación, sigue siendo relevante en la actualidad. En un país marcado por la polarización y la fragmentación, la visión de Moreno ofrece un camino hacia la construcción de un proyecto nacional inclusivo y sostenible. Su federalismo temprano no era simplemente una cuestión institucional, sino una filosofía política que promovía la diversidad, la autonomía y la cooperación.

Los Ideales de Mayo en el Presente: Educación, Transparencia y Participación Ciudadana

Más de dos siglos después de la Revolución de Mayo, los desafíos que enfrentaba Argentina siguen resonando en el presente. La educación como herramienta de transformación, la transparencia en el ejercicio del poder y la participación ciudadana son pilares fundamentales para construir una sociedad más justa, equitativa y democrática. Los ideales de Mariano Moreno, rescatados por historiadores como Felipe Pigna, ofrecen una guía para abordar estos desafíos.

La educación sigue siendo un derecho fundamental, pero su acceso y calidad son desiguales en Argentina. Es necesario invertir en educación pública de calidad, que promueva el pensamiento crítico, la creatividad y la formación cívica. La transparencia en el ejercicio del poder es esencial para combatir la corrupción y fortalecer la confianza de los ciudadanos en las instituciones. Es necesario garantizar el acceso a la información pública, promover la rendición de cuentas y sancionar a los responsables de actos ilícitos.

La participación ciudadana es fundamental para fortalecer la democracia y garantizar que las decisiones políticas reflejen la voluntad popular. Es necesario promover mecanismos de participación directa, como plebiscitos y referendos, y fomentar la organización de la sociedad civil. Los ideales de Mayo, encarnados en la figura de Mariano Moreno, nos recuerdan que la libertad no es un regalo, sino una conquista que requiere un compromiso constante con la educación, la transparencia y la participación ciudadana.

Fuente: https://elrompehielos.com.ar/revolucion-de-mayo-felipe-pigna-mariano-moreno-historia-argentina