El truco del menú que usan los restaurantes para que gastes más: descubre la influencia oculta
¿Crees que tienes el control absoluto sobre tus decisiones al pedir comida en un restaurante? Puede que no sea así. Los restaurantes emplean una serie de tácticas sutiles para influir en nuestras elecciones y hacernos gastar más de lo previsto.
Trucos del servicio en sala
Uno de los trucos más comunes es servir el vino primero. Según un estudio de 2015 publicado en la revista Obesity, un solo trago puede aumentar el deseo de comer debido a la respuesta del hipotálamo al olor de los alimentos.
Otra táctica es preguntar si queremos "entrantes" o "tapas", que suelen referirse a los platos más económicos. Aunque parezcan una ganga, esos "pequeños extras" pueden sumar considerablemente en la cuenta final.
Los camareros también están entrenados para ofrecer productos que probablemente rechacemos, solo para que optemos por alternativas aparentemente más razonables. Por ejemplo, ofrecer una segunda botella de vino puede llevarnos a pedir "solo una copa" adicional.
Como explica Iñaki Echeveste, experto en Hospitality Management, los camareros son también expertos en marketing, psicología y adaptación al cliente.
El impacto del diseño en nuestras elecciones
El diseño del menú no es aleatorio. La disposición de los platos en la carta está cuidadosamente planificada. Los estudios indican que los ojos tienden a posarse primero en la esquina superior derecha, donde suelen ubicarse los platos más caros.
Además, recordar más lo primero y lo último que vemos en una carta impulsa a los restaurantes a colocar en estas zonas sus opciones más rentables.
El lenguaje del menú también juega un papel importante. Ya no se trata de versos poéticos, ahora son descripciones concisas y específicas que apelan a la sostenibilidad, lo saludable y lo social.
Usar términos como "Gamba Roja de Palamós" o "Rodaballo Salvaje" suena más atractivo y justifica un precio más alto. De igual manera, evitar palabras complicadas que el cliente pueda no entender garantiza que no se sienta intimidado y opte por opciones más seguras y rentables para el restaurante.
La presentación de los precios es otro truco sutil. La ausencia del símbolo de la moneda y los precios en letras (por ejemplo, "ocho euros" en lugar de "8€") reducen la sensación de gasto. Además, precios que terminan en 0,90 o 0,95 parecen un ahorro frente a cifras redondas, claro que juegan con nuestra mente.
El ambiente y la decoración
El ambiente de un restaurante, desde la música hasta el color de las paredes, influye significativamente en nuestras decisiones. Los colores vivos y cálidos como el rojo y el amarillo pálido estimulan el apetito, mientras que el azul, conocido por su efecto supresor del apetito, se usa raramente.
La música también juega un rol importante; por ejemplo, la música clásica puede crear una sensación de bienestar que nos anime a gastar más.
El diseño de la vajilla también tiene su impacto. Estudios han demostrado que la forma y el peso de los platos y cubiertos pueden influir en nuestra percepción de la calidad de la comida. Platos pequeños y redondos, por ejemplo, pueden hacer que una porción parezca más grande y justificada a un precio más alto.
La combinación de estos factores crea una experiencia que nos hace volver a un restaurante y gastar más de lo que originalmente planeábamos. La experiencia del cliente es la clave. Los restaurantes exitosos logran equilibrar una buena cocina, un trato excepcional y un ambiente atractivo, garantizando así que los clientes disfruten su visita y que estén dispuestos a pagar más por ella.
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