El último consejo de Perón: “Vamos a durar muy poco en el gobierno”
El final del liderazgo de Perón y su legado duradero en Argentina
El crepúsculo del poder: Las últimas esperanzas y la violencia persistente
Después de la aventura militar, Juan Domingo Perón regresó al poder en 1973, depositando nuevamente las esperanzas del pueblo argentino sobre sus hombros. Sin embargo, esas esperanzas se desvanecieron rápidamente cuando la violencia siguió asolando al país. El asesinato de José Ignacio Rucci, líder sindical peronista, marcó un punto de inflexión, llevando a la izquierda peronista a la lucha armada. La siniestra Triple A, liderada por López Rega, recurrió a métodos ilegales para eliminar a los rebeldes, mientras que en Santa Cruz, el peronismo se dividía en facciones.
El proyecto de expropiación de la Estancia Cóndor, propiedad de la corona británica, puso a prueba al peronismo. El presidente Perón aconsejó no votar el proyecto, alegando negociaciones en curso para recuperar las Islas Malvinas. La negativa a aprobar el proyecto identificó al sector que lo apoyaba como alineado con la izquierda que se oponía al gobierno nacional, lo que efectivamente impidió su aprobación.
El presidente Perón: "Hijo, me temo que vamos a durar muy poco en el gobierno"
La salud de Perón declinó rápidamente y su muerte, el 1 de julio de 1974, sumió al país en el luto. Su hija adoptiva, Isabel Martínez de Perón, asumió la presidencia, pero su gobierno fue efímero. Días después, un decreto firmado por la presidenta intervino la provincia de Santa Cruz, expulsando al gobernador electo Jorge Cepernic.
El legado de Perón: Nostalgia y división persistente
El legado de Juan Domingo Perón en Argentina sigue siendo complejo y controvertido. Su populismo y su estrecho vínculo con la clase obrera le valieron una base de seguidores dedicada, conocida como "peronistas". Sin embargo, su gobierno también estuvo marcado por la violencia, la corrupción y la división política.
En los años posteriores a su muerte, el peronismo se fracturó en múltiples facciones, cada una afirmando ser la verdadera heredera del legado de Perón. Estas divisiones internas han dificultado la unidad y el consenso dentro del movimiento peronista.
Pese a las divisiones, el peronismo sigue siendo una fuerza política poderosa en Argentina. Su atractivo nostálgico y su capacidad para conectarse con las preocupaciones de la clase trabajadora lo convierten en un actor político importante. Sin embargo, el peronismo también enfrenta desafíos para adaptarse a las realidades políticas y económicas cambiantes del siglo XXI.
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