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La temporada de otoño-invierno en el hemisferio sur trae consigo un aumento inevitable de las infecciones respiratorias. Desde el resfriado común hasta la gripe y, más recientemente, la persistente amenaza del COVID-19, nuestro sistema respiratorio se enfrenta a múltiples desafíos. Este artículo abordará las infecciones respiratorias más comunes, sus síntomas, cómo prevenirlas y, crucialmente, el manejo adecuado de la fiebre, un síntoma frecuente que requiere atención y comprensión. Entender estas cuestiones es fundamental para proteger nuestra salud y la de quienes nos rodean, especialmente en un contexto donde la coexistencia de diferentes virus es una realidad.
Infecciones Respiratorias Comunes: Un Panorama General
Las infecciones respiratorias se clasifican generalmente según la parte del tracto respiratorio que afectan. Las infecciones de las vías respiratorias superiores (IVRS) incluyen el resfriado común, la faringitis (dolor de garganta) y la sinusitis. Suelen ser causadas por virus y se caracterizan por síntomas como congestión nasal, dolor de garganta, tos y, a veces, fiebre baja. Aunque generalmente no son graves, pueden ser muy molestas y afectar la calidad de vida. Las infecciones de las vías respiratorias inferiores (IVRI), como la bronquitis y la neumonía, son más serias y pueden requerir atención médica. La bronquitis implica la inflamación de los bronquios, los conductos que transportan el aire a los pulmones, causando tos persistente y dificultad para respirar. La neumonía, por otro lado, es una infección de los pulmones que puede ser causada por virus, bacterias o hongos, y puede ser potencialmente mortal.
El COVID-19, causado por el virus SARS-CoV-2, sigue siendo una preocupación importante. Aunque las variantes actuales tienden a causar síntomas menos graves en personas vacunadas, el virus sigue evolucionando y puede provocar complicaciones, especialmente en personas con comorbilidades o que no están vacunadas. Los síntomas del COVID-19 pueden variar ampliamente, desde síntomas similares a los del resfriado común hasta neumonía grave y síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA). La gripe (influenza) es otra infección viral común que puede causar fiebre alta, dolor muscular, fatiga y tos. Existen diferentes tipos de virus de la influenza (A, B y C), y la vacuna anual contra la gripe es la mejor manera de protegerse.
Prevención de Infecciones Respiratorias: Medidas Clave
La prevención es la mejor defensa contra las infecciones respiratorias. Una buena higiene de manos es fundamental: lavarse las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos, especialmente después de toser o estornudar, después de usar el baño y antes de comer. Si no hay agua y jabón disponibles, se puede usar un desinfectante de manos a base de alcohol. Evitar tocarse la cara, especialmente los ojos, la nariz y la boca, también es importante, ya que los virus pueden entrar en el cuerpo a través de estas vías. Cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar con un pañuelo desechable o con el codo flexionado ayuda a prevenir la propagación de los gérmenes.
El distanciamiento social, especialmente en espacios cerrados y concurridos, puede reducir el riesgo de infección. Ventilar los espacios interiores regularmente también es importante, ya que ayuda a eliminar los virus del aire. Mantener un estilo de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular y suficiente descanso, fortalece el sistema inmunológico y lo hace más resistente a las infecciones. La vacunación es una herramienta crucial para prevenir la gripe y el COVID-19. Las vacunas son seguras y eficaces, y pueden reducir significativamente el riesgo de enfermarse gravemente o de morir a causa de estas infecciones.
Manejo de la Fiebre: ¿Cuándo Preocuparse?
La fiebre es una respuesta natural del cuerpo a una infección. Es un mecanismo de defensa que ayuda a combatir los gérmenes. Sin embargo, una fiebre alta o persistente puede ser preocupante y requiere atención médica. La temperatura normal del cuerpo es de alrededor de 37°C (98.6°F). Se considera fiebre una temperatura de 38°C (100.4°F) o más. La fiebre puede acompañarse de otros síntomas, como escalofríos, sudoración, dolor de cabeza, dolor muscular y fatiga.
Para bajar la fiebre, se pueden tomar medidas como descansar, beber líquidos en abundancia y tomar medicamentos antipiréticos, como paracetamol o ibuprofeno. Es importante seguir las instrucciones del médico o del prospecto del medicamento. No se deben dar aspirinas a niños o adolescentes con fiebre, ya que pueden causar el síndrome de Reye, una enfermedad rara pero grave. Si la fiebre es alta (más de 39°C o 102.2°F) o persiste durante más de tres días, es importante consultar a un médico. También se debe buscar atención médica si la fiebre se acompaña de otros síntomas preocupantes, como dificultad para respirar, dolor en el pecho, rigidez en el cuello, convulsiones o confusión.
Fiebre en Niños: Consideraciones Especiales
La fiebre en niños puede ser especialmente preocupante para los padres. Es importante recordar que la fiebre en sí misma no es una enfermedad, sino un síntoma de una enfermedad subyacente. En general, una fiebre baja (menos de 38.5°C o 101.3°F) en un niño no requiere tratamiento, a menos que el niño se sienta incómodo. Sin embargo, es importante vigilar al niño de cerca y buscar atención médica si la fiebre aumenta o si el niño presenta otros síntomas preocupantes, como irritabilidad, letargo, dificultad para respirar o erupciones cutáneas.
Nunca se deben administrar medicamentos para adultos a niños, ya que las dosis pueden ser incorrectas y peligrosas. Se deben utilizar medicamentos específicamente formulados para niños y seguir las instrucciones del médico o del prospecto del medicamento. En bebés menores de tres meses, cualquier fiebre debe ser evaluada por un médico de inmediato. La deshidratación es una preocupación importante en niños con fiebre, por lo que es fundamental asegurarse de que beban suficientes líquidos.
Cuándo Buscar Atención Médica Inmediata
Existen ciertas situaciones en las que se debe buscar atención médica inmediata si se presenta fiebre. Estas incluyen: fiebre alta (más de 40°C o 104°F), fiebre que dura más de tres días, dificultad para respirar, dolor en el pecho, rigidez en el cuello, convulsiones, confusión, erupciones cutáneas, dolor de cabeza intenso, dolor abdominal intenso, vómitos persistentes, deshidratación severa (orina oscura y escasa, boca seca, mareos) y cualquier otro síntoma preocupante.
En el caso de niños, se debe buscar atención médica inmediata si la fiebre es alta (más de 39°C o 102.2°F), si el niño es muy pequeño (menor de tres meses), si el niño está letárgico o irritable, si el niño tiene dificultad para respirar, si el niño tiene convulsiones o si el niño presenta cualquier otro síntoma preocupante. No dude en buscar atención médica si está preocupado por su salud o por la salud de un ser querido.
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