Errores de Milei: El tiro por la culata de su batalla contra el progresismo
En su "batalla cultural" contra el progresismo, Javier Milei nunca había corrido tantos riesgos de sufrir un efecto boomerang como en la marcha de repudio a su discurso en el Foro de Davos. A esta altura, el gobierno dejó en evidencia que cometió uno de sus peores errores comunicacionales y que está desplegando el plan de "control de daños".
El error de cálculo
Para empezar, porque el propio Milei se sintió obligado, el domingo pasado -después de un acto del colectivo LGBT en el parque Lezama- a aclarar sus dichos y a ratificar que, como liberal, no se opone a ninguna orientación sexual.
El giro retórico
En un giro retórico, después de haber hablado explícitamente sobre abusos y pedofilia, intentó encauzar la discusión al debate sobre la cooptación del Estado por parte de quienes quieren imponer "políticas de género" y embolsar dineros públicos.
La reacción oficialista
El presidente, que venía disfrutando una saga de celebraciones por una serie de indicadores económicos positivos, y que llegaba de una gira por Washington -invitado por el mismísimo Donald Trump- y de hablar ante Davos ya no como una voz solitaria sino como representante del nuevo establishment, creía que podría tener un rédito político de esa gira.
Las críticas
Sin embargo, ocurrió todo lo contrario: su discurso generó críticas unánimes -incluyendo la interna del propio espacio libertario- y, lo peor de todo, corrió la discusión desde la economía hacia el terreno de los derechos civiles.
El antecedente de la marcha universitaria
Milei no cometía un error de cálculo político igual desde el conflicto por el presupuesto universitario, hace un año. En aquel momento, después de haberse peleado con una larga lista de sectores con capacidad de presión -incluyendo a los sindicalistas y a los poderosos gobernadores provinciales-, cometió el error de enfrentarse con un símbolo del ascenso social apreciado por la clase media.
La polarización del debate
Pocas veces se ha visto que un tema ponga en la misma vereda a Cristina Kirchner, Elisa Carrió, la izquierda troskista y a referentes del movimiento gay de orientación liberal.
El control de daños
Era, a priori, una batalla perdida porque se sabe que los votos no darán en la Cámara de Diputados, de manera que si el proyecto sigue adelante será únicamente por un convencimiento interno de que instalar ese tema "paga" políticamente.
Artículos relacionados