Especies centinela del ecosistema marino patagónico: cormoranes, petreles y pingüinos
En la impresionante franja litoral de 450 kilómetros que se extiende entre Rawson y Comodoro Rivadavia, en Chubut, se despliega un vibrante mosaico de azules que alberga una extraordinaria biodiversidad. Esta área, salpicada de más de 60 islas, caletas, playas y bahías, es un santuario para aves y mamíferos marinos.
Especies Clave para el Ecosistema Marino
Reconociendo la importancia ecológica de este tramo costero, los científicos han centrado su investigación en tres especies emblemáticas: cormoranes imperiales, petreles gigantes del sur y pingüinos de Magallanes. Estas especies, en su papel de depredadores tope, actúan como indicadores esenciales de la salud del ecosistema marino argentino.
El Cormorán Imperial: Asesino Costero
Los cormoranes imperiales, adaptados a las zonas costeras, se sumergen hábilmente hasta 100 metros de profundidad en busca de presas. Su destreza en la natación y el buceo los convierte en hábiles cazadores de peces, crustáceos y cefalópodos.
El monitoreo de sus patrones de movimiento revela que estas aves exploran áreas más allá de las zonas marinas protegidas, lo que subraya la necesidad de ampliar las medidas de conservación para proteger adecuadamente sus zonas de alimentación.
El Petrel Gigante del Sur: Nómada del Mar Argentino
Con una envergadura de hasta 1,9 metros, el petrel gigante del sur es un ave marina de extraordinaria resistencia. Sus extraordinarios viajes de alimentación, que pueden alcanzar los 400 kilómetros, demuestran su capacidad para recorrer vastas extensiones del mar argentino.
El seguimiento de sus movimientos revela que estas aves también se aventuran fuera de las zonas protegidas, lo que indica la necesidad de una mayor conectividad entre las áreas marinas protegidas para garantizar la conservación de sus zonas de alimentación.
El Pingüino de Magallanes: Explorador Pelágico
Los pingüinos de Magallanes, conocidos por sus entrañables colonias en las costas patagónicas, son hábiles nadadores y buscadores de alimento. Durante la época de crianza de sus polluelos, estos pingüinos se aventuran hasta 120 kilómetros desde la costa en busca de alimento.
El estudio de sus rutas de alimentación ha puesto de manifiesto que, al igual que los cormoranes y los petreles, utilizan zonas que no están actualmente protegidas. Esto pone de relieve la importancia de ampliar las áreas marinas protegidas para garantizar la conservación a largo plazo de estas aves.
El monitoreo de estas tres especies clave proporciona información crucial sobre la salud general del ecosistema marino argentino. Al identificar las áreas que utilizan para alimentarse y nidificar, podemos adaptar mejor las medidas de conservación para proteger sus hábitats vitales y garantizar la supervivencia de estas especies icónicas.
Dr. Flavio Quintana, Investigador Superior del CONICET
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