Excomandante ucraniano Zalujnyi: Ucrania debe renunciar a recuperar sus fronteras de 1991.
La guerra en Ucrania ha entrado en una fase crítica, marcada por un creciente realismo, o pesimismo, sobre las posibilidades de victoria ucraniana y la recuperación de territorios perdidos. La reciente declaración de Valery Zalujnyi, excomandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania y actual embajador en Londres, ha sacudido las expectativas en Kiev y en la comunidad internacional. Zalujnyi, figura clave en la resistencia inicial a la invasión rusa, ha instado a abandonar el “sueño de las fronteras perdidas”, señalando la incapacidad de Ucrania para restaurar sus límites de 1991, incluyendo la reconquista de Crimea. Este cambio de discurso, proveniente de un militar de su calibre y cercano al presidente Zelenski, revela una profunda evaluación de la situación en el campo de batalla y las limitaciones estratégicas de Ucrania. El artículo explora las implicaciones de esta declaración, el contexto político que la rodea, la evolución de la guerra y las posibles consecuencias para el futuro de Ucrania.
El Cambio de Discurso de Zalujnyi: Un Punto de Inflexión
La declaración de Zalujnyi no es un evento aislado, sino la culminación de un proceso de ajuste de expectativas en Ucrania. Durante los primeros meses de la guerra, la narrativa oficial se centró en la posibilidad de expulsar a las fuerzas rusas de todo el territorio ucraniano, incluyendo Crimea y las regiones del Donbás. Sin embargo, a medida que la guerra se prolongaba y las contraofensivas ucranianas no lograban avances significativos, la realidad se impuso. La ayuda militar occidental, aunque crucial, ha sido insuficiente para inclinar la balanza a favor de Ucrania, y la capacidad industrial rusa ha demostrado ser más resistente de lo esperado. Zalujnyi, conocido por su franqueza y su análisis estratégico, parece haber llegado a la conclusión de que la restauración de las fronteras de 1991 es un objetivo inalcanzable en el corto o mediano plazo. Su destitución como comandante en jefe en 2024, en medio de tensiones con Zelenski, podría haberle permitido expresar su opinión con mayor libertad, sin las restricciones impuestas por su cargo.
La insistencia de Zalujnyi en que “nadie debería esperar milagros” es una crítica implícita a la persistencia de Zelenski en mantener la esperanza de una victoria total. El excomandante argumenta que Rusia aún posee los recursos y la capacidad para continuar una guerra de desgaste, y que Ucrania ya no tiene la fuerza demográfica ni económica para sostener una guerra convencional prolongada. Esta evaluación sombría contrasta con el optimismo que Zelenski ha tratado de proyectar, buscando mantener el apoyo de sus aliados occidentales y la moral de la población ucraniana. La divergencia entre las perspectivas de Zalujnyi y Zelenski refleja una profunda división dentro de la élite ucraniana sobre la estrategia a seguir en la guerra.
El Contexto Político: Tensiones entre Zalujnyi y Zelenski
La relación entre Zalujnyi y Zelenski se deterioró gradualmente a lo largo de 2023 y 2024. Zalujnyi, un militar profesional con una reputación de integridad y competencia, se convirtió en una figura popular entre los soldados y la población ucraniana, eclipsando en algunos momentos la imagen de Zelenski. Algunos analistas sugieren que Zelenski veía a Zalujnyi como una amenaza potencial a su liderazgo, especialmente en un momento en que la guerra no estaba yendo como se esperaba. La destitución de Zalujnyi como comandante en jefe fue interpretada por muchos como una purga política, destinada a eliminar a un rival potencial y a consolidar el poder de Zelenski. La designación de Zalujnyi como embajador en Londres, aunque un puesto importante, fue vista como una forma de marginarlo del mando militar.
La tensión entre Zalujnyi y Zelenski también se manifestó en desacuerdos sobre la estrategia militar. Zalujnyi abogaba por una movilización más amplia y por una mayor inversión en la defensa, mientras que Zelenski se mostraba reacio a tomar medidas impopulares que pudieran socavar su apoyo político. La falta de una estrategia clara y coordinada ha sido uno de los principales problemas de Ucrania en la guerra, y la rivalidad entre Zalujnyi y Zelenski ha contribuido a agravar esta situación. La declaración de Zalujnyi sobre las fronteras perdidas puede interpretarse como una forma de expresar su frustración con la política de Zelenski y de advertir sobre las consecuencias de mantener expectativas irrealistas.
La Evolución de la Guerra: Del Empuje Inicial al Estancamiento
La guerra en Ucrania ha pasado por varias fases desde la invasión rusa en febrero de 2022. En la fase inicial, Rusia intentó tomar Kiev y derrocar al gobierno de Zelenski, pero se encontró con una resistencia feroz por parte de las fuerzas ucranianas y fue obligada a retirarse. En la segunda fase, Rusia se concentró en la conquista del Donbás, logrando avances significativos en las regiones de Lugansk y Donetsk. Sin embargo, las contraofensivas ucranianas en el otoño de 2022 lograron recuperar parte del territorio perdido, incluyendo la ciudad de Jersón. En 2023, la guerra entró en una fase de estancamiento, con intensos combates en el frente oriental y sin avances significativos por ninguno de los dos bandos. La contraofensiva ucraniana de verano de 2023, ampliamente publicitada y apoyada por Occidente, fracasó en su intento de romper las líneas defensivas rusas.
El fracaso de la contraofensiva ucraniana ha sido un golpe duro para la moral de Ucrania y ha puesto en duda la eficacia de la estrategia occidental. La ayuda militar occidental, aunque sustancial, ha llegado con retraso y en cantidades insuficientes para cambiar el curso de la guerra. Además, la capacidad industrial rusa ha demostrado ser más resistente de lo esperado, permitiendo a Rusia reponer sus pérdidas y mantener un flujo constante de municiones y equipos al frente. La guerra se ha convertido en una guerra de desgaste, en la que el bando con más recursos y capacidad de resistencia tiene la ventaja. En este contexto, la evaluación de Zalujnyi sobre la incapacidad de Ucrania para restaurar sus fronteras de 1991 parece cada vez más plausible.
Implicaciones para el Futuro de Ucrania: Negociaciones y Adaptación
La declaración de Zalujnyi plantea interrogantes fundamentales sobre el futuro de Ucrania. Si la restauración de las fronteras de 1991 es un objetivo inalcanzable, ¿cuál es la alternativa? La opción más probable es que Ucrania se vea obligada a negociar un acuerdo de paz con Rusia, que probablemente implicará la cesión de parte de su territorio. La cuestión clave será determinar qué territorios Ucrania está dispuesta a ceder y qué garantías puede obtener a cambio. La pérdida de Crimea, que Rusia considera parte de su territorio, parece inevitable, al igual que la pérdida de parte de las regiones del Donbás. Sin embargo, Ucrania podría intentar negociar el estatus de las otras regiones ocupadas por Rusia, buscando una mayor autonomía o un régimen especial.
Además de las negociaciones territoriales, Ucrania deberá adaptarse a una nueva realidad geopolítica. La guerra ha dejado al país devastado y con una economía en ruinas. La reconstrucción de Ucrania requerirá una inversión masiva de capital extranjero, y el país deberá implementar reformas estructurales para atraer inversiones y promover el crecimiento económico. Ucrania también deberá fortalecer sus relaciones con Occidente, buscando garantías de seguridad y apoyo económico a largo plazo. La adhesión a la Unión Europea y a la OTAN son objetivos estratégicos para Ucrania, pero su realización dependerá de la evolución de la situación geopolítica y de la voluntad de los países occidentales. La declaración de Zalujnyi, aunque pesimista, puede ser vista como un llamado a la realidad y a la necesidad de adoptar una estrategia más pragmática y realista para el futuro de Ucrania.
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