Fernando Ónega: La Transición, un proyecto de nación perdido entre la discordia y los partidos.
La Transición Española, un periodo histórico de profundos cambios políticos y sociales, sigue siendo objeto de debate y análisis. Las declaraciones recientes de Fernando Ónega, un veterano periodista con una larga trayectoria en el periodismo español, han reavivado la discusión sobre este crucial momento de la historia de España. Ónega, en una entrevista en el programa "Plano General" de TVE, ha ofrecido una perspectiva que, aunque optimista en su evaluación general, no rehúye señalar las carencias y desafíos del presente, especialmente en lo que respecta a la justicia social y la cohesión nacional. Este artículo explorará en profundidad las reflexiones de Ónega sobre la Transición, el franquismo, la situación actual de España y la evolución del debate público, analizando cómo sus palabras pueden resonar – o no – con diferentes sectores de la sociedad española, incluyendo aquel 19% que, según las encuestas, aún añora el régimen franquista.
El Franquismo desde la Perspectiva de un Testigo
Fernando Ónega contextualiza su visión de la Transición a través de su propia experiencia. Rememorando sus inicios profesionales durante el régimen franquista, Ónega subraya la necesidad de trabajar en una época marcada por la censura y la represión. Su trabajo como periodista durante esos años le permitió observar de primera mano la realidad social y política de la época, una experiencia que indudablemente influyó en su posterior análisis de la Transición. Al mencionar que ha publicado artículos y reportajes con Franco vivo, Ónega no solo evoca un pasado reciente, sino que también sugiere una comprensión profunda de las dinámicas de poder y las limitaciones impuestas por el régimen. Esta perspectiva, proveniente de alguien que vivió y trabajó bajo el franquismo, otorga un peso particular a sus reflexiones sobre la Transición y sus consecuencias.
Ónega introduce el concepto de "agonía" en el sentido unamuniano para describir el proceso de declive del Estado franquista. Esta referencia a Unamuno, un intelectual clave del siglo XX español, sugiere una visión compleja y matizada del final del régimen. La agonía, en este contexto, no se limita a la decadencia política, sino que también implica una crisis de identidad y una pérdida de legitimidad. Ónega señala que el Estado ha ido perdiendo competencias tanto a nivel autonómico como europeo, lo que ha erosionado su soberanía y su capacidad de control. La moneda, ahora gestionada por el Banco Central Europeo, es un claro ejemplo de esta pérdida de control. Esta observación subraya la transformación profunda que experimentó España durante la Transición y su posterior integración en la Unión Europea.
La Transición: Un Logro con Imperfecciones
A pesar de señalar las carencias del presente, Fernando Ónega se muestra optimista en su evaluación general de la Transición. Destaca los logros alcanzados por España en las últimas décadas: la entrada en Europa, la integración en la OTAN y la consolidación de la democracia. Reconoce que este progreso no ha estado exento de problemas, imperfecciones e injusticias, pero argumenta que, en general, España ha experimentado una transformación positiva. Esta valoración positiva contrasta con las críticas de aquellos que consideran que la Transición fue un pacto imperfecto que perpetuó privilegios y desigualdades. La perspectiva de Ónega, sin embargo, parece inclinarse hacia una visión pragmática que valora los avances logrados a pesar de las dificultades.
Ónega identifica un problema fundamental en la situación actual de España: la persistencia de las injusticias sociales. A pesar de los avances económicos y políticos, la desigualdad sigue siendo un desafío importante. Critica el hecho de que, después de tantos años de gobiernos de izquierda, estas injusticias no hayan sido abordadas de manera efectiva. Esta crítica sugiere una insatisfacción con las políticas sociales implementadas en las últimas décadas y una demanda de mayor equidad. La referencia a la "concordia" como un principio fundamental de la Transición sirve para contrastar con la actual "discordia" y el "enfrentamiento" que, según Ónega, caracterizan el debate público español.
De la Concordia al Enfrentamiento: La Pérdida de un Proyecto de Nación
La crítica de Ónega a la pérdida de la concordia tras el franquismo es central en su análisis. Argumenta que, después de la muerte de Franco, España tenía un proyecto de nación y de Estado, pero que este proyecto ha sido sustituido por proyectos de partidos. Si bien reconoce la legitimidad de los proyectos partidistas, lamenta la falta de una visión compartida que impulse el desarrollo del país. Esta observación sugiere una preocupación por la fragmentación política y la polarización ideológica que han caracterizado la vida pública española en las últimas décadas. La pérdida de un proyecto de nación común, según Ónega, ha debilitado la cohesión social y ha dificultado la búsqueda de soluciones a los problemas del país.
La reflexión de Ónega sobre la evolución de las tertulias políticas es reveladora. Él mismo se reconoce como el fundador de este formato de debate, pero lamenta su degeneración posterior. Describe cómo las tertulias se han convertido en "parlamentos pequeñitos" donde los partidos políticos buscan defender sus intereses particulares. Esta crítica sugiere una desconfianza en la capacidad del debate público para generar consensos y promover el bien común. La transformación de las tertulias, desde espacios de intercambio de ideas hasta plataformas de confrontación partidista, refleja, en opinión de Ónega, una tendencia más amplia de polarización y fragmentación en la sociedad española.
El 19% Nostálgico del Franquismo: Un Desafío para la Memoria Democrática
Las declaraciones de Fernando Ónega adquieren una dimensión particular al considerar el 19% de los españoles que, según las encuestas, aún añora el franquismo. Este porcentaje, aunque minoritario, representa un sector de la sociedad que no comparte la visión optimista de la Transición y que, posiblemente, se identifica con los valores y principios del régimen anterior. Para este sector, las críticas de Ónega a las injusticias sociales y la pérdida de la concordia podrían ser interpretadas como una validación de sus propias preocupaciones y resentimientos. Es crucial entender que la nostalgia por el franquismo no se limita a la defensa de un régimen autoritario, sino que también puede estar relacionada con la pérdida de identidad, la inseguridad económica y la sensación de abandono por parte de las instituciones.
La persistencia de este sentimiento nostálgico plantea un desafío importante para la memoria democrática y la consolidación de los valores constitucionales. Es fundamental abordar las causas profundas de esta nostalgia, promoviendo una educación histórica rigurosa y fomentando el diálogo entre diferentes perspectivas. Ignorar o menospreciar este sector de la sociedad solo contribuiría a profundizar la polarización y a dificultar la construcción de un futuro compartido. La Transición, como proceso histórico complejo y multifacético, debe ser objeto de un análisis crítico y honesto que reconozca tanto sus logros como sus limitaciones. Solo así se podrá avanzar hacia una sociedad más justa, inclusiva y democrática.
La Evolución del Debate Público y el Papel de los Medios
La crítica de Fernando Ónega a la degeneración de las tertulias políticas refleja una preocupación más amplia por la calidad del debate público en España. La polarización ideológica, la influencia de los partidos políticos y la búsqueda de la confrontación han erosionado la capacidad del debate público para generar consensos y promover el bien común. Los medios de comunicación, en este contexto, juegan un papel crucial. Su responsabilidad no se limita a informar sobre los acontecimientos, sino que también implica fomentar un debate público plural, riguroso y constructivo. La proliferación de noticias falsas, la manipulación de la información y la falta de rigor periodístico contribuyen a la desconfianza de la ciudadanía y a la polarización de la sociedad.
La trayectoria profesional de Fernando Ónega, como periodista con una larga experiencia en los medios de comunicación, le otorga una perspectiva privilegiada sobre la evolución del debate público en España. Su crítica a la transformación de las tertulias, desde espacios de intercambio de ideas hasta plataformas de confrontación partidista, es un llamamiento a la reflexión sobre el papel de los medios en la construcción de una sociedad más democrática y participativa. Es fundamental que los periodistas recuperen su independencia y su compromiso con la verdad, promoviendo un debate público basado en el rigor, la pluralidad y el respeto mutuo.




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