Franquismo en jóvenes: historiador revela por qué un 19% lo ve positivo
La reciente encuesta del Centro de Investigación Sociológica (CIS) ha revelado una cifra alarmante: un 19% de los jóvenes españoles considera que el franquismo fue un período “bueno o muy bueno”. Este dato, en contraste con el 65,5% que lo califica de “malo o muy malo”, ha encendido las alarmas entre historiadores y expertos en memoria histórica. El catedrático de Historia Contemporánea Julián Casanova, con una trayectoria académica internacionalmente reconocida, ofrece una explicación preocupante a este fenómeno, señalando la influencia de las redes sociales, los populismos y una reinterpretación sesgada de la historia que está ganando terreno entre las nuevas generaciones. Este artículo explora en profundidad las razones detrás de esta percepción, analizando el papel de la educación, la desinformación y el auge de la ultraderecha en la construcción de una narrativa alternativa sobre el pasado reciente de España.
El CIS y la Fractura Generacional en la Memoria Histórica
El informe del CIS no solo confirma la persistencia de una visión negativa del franquismo entre la población general, sino que también pone de manifiesto una preocupante brecha generacional. Mientras que las generaciones que vivieron la dictadura o sus consecuencias inmediatas tienen una percepción mayoritariamente desfavorable, un porcentaje significativo de jóvenes parece desconectar con esa realidad histórica. El 19% que considera el franquismo positivo no es un dato aislado, sino que se inscribe en una tendencia más amplia de revisionismo histórico que se observa en otros países, como Estados Unidos, Italia y Holanda, donde el auge de la ultraderecha ha ido acompañado de una relectura favorable de regímenes autoritarios del pasado. Esta tendencia plantea serias interrogantes sobre el papel de la educación y la necesidad de fortalecer la memoria histórica como herramienta para prevenir la repetición de errores del pasado.
El 6,1% que se declara indiferente o considera el periodo "regular" añade otra capa de complejidad al análisis. Esta neutralidad, especialmente entre los jóvenes, puede interpretarse como una falta de conocimiento profundo sobre el franquismo, una desconexión emocional con el pasado o una dificultad para evaluar críticamente las fuentes de información disponibles. La falta de una transmisión intergeneracional efectiva de la memoria histórica, combinada con la proliferación de narrativas alternativas en las redes sociales, puede contribuir a esta indiferencia y a la erosión de la conciencia histórica.
Julián Casanova señala con contundencia el papel de las redes sociales y los populismos en la difusión de una visión distorsionada del franquismo. A diferencia de la educación formal, que se basa en un análisis riguroso de las fuentes y en el debate académico, las redes sociales se caracterizan por la inmediatez, la viralidad y la falta de filtros. Esto facilita la propagación de noticias falsas, teorías conspirativas y discursos de odio, que pueden influir en la percepción de los jóvenes sobre el pasado. Los populismos, por su parte, suelen recurrir a la simplificación, la polarización y la apelación a las emociones para movilizar a sus seguidores, lo que puede llevar a una reinterpretación selectiva de la historia que favorezca sus intereses políticos.
La narrativa populista que exalta el franquismo como un período de orden, progreso y unidad nacional ignora o minimiza los aspectos más oscuros de la dictadura, como la represión política, la censura, la persecución de las minorías y la violación de los derechos humanos. Esta narrativa se basa en una idealización del pasado que no se corresponde con la realidad histórica y que puede resultar atractiva para aquellos jóvenes que buscan soluciones simples a problemas complejos. La falta de pensamiento crítico y la dificultad para discernir entre fuentes fiables y no fiables hacen que los jóvenes sean especialmente vulnerables a esta manipulación.
La Reinterpretación del Franquismo como "Modernizador"
Una de las estrategias más utilizadas por los defensores del franquismo es presentarlo como un régimen modernizador que impulsó el desarrollo económico y social de España. Se argumenta que la dictadura sentó las bases para el crecimiento económico de los años 60 y 70, que modernizó la industria, que mejoró la infraestructura y que elevó el nivel de vida de la población. Sin embargo, esta visión ignora el coste humano y social de esa modernización, que se logró a expensas de la libertad, la democracia y la justicia social. La represión política, la censura, la falta de libertades sindicales y la desigualdad social fueron características inherentes al franquismo, que no pueden ser ignoradas al evaluar su legado.
Julián Casanova denuncia esta manipulación histórica, señalando que la idea de que el franquismo fue un régimen modernizador es un invento que busca justificar una tiranía. Argumenta que la modernización de España no fue obra del franquismo, sino del pueblo español, que luchó por la democracia y la libertad. La transición democrática, que se inició tras la muerte de Franco, fue un proceso complejo y difícil, pero que permitió a España superar el legado de la dictadura y construir un futuro más justo y próspero. La reinterpretación del franquismo como un régimen modernizador es una forma de negar la memoria histórica y de legitimar un pasado que debe ser condenado.
El Debate sobre la República y el Origen de la Guerra Civil
El debate sobre la República y el origen de la Guerra Civil es un tema central en la controversia sobre el franquismo. Los defensores del franquismo suelen argumentar que la República fue un período de inestabilidad política, de violencia social y de persecución religiosa que condujo inevitablemente al golpe de Estado de 1936. Sin embargo, esta visión es rechazada por la mayoría de los historiadores, que consideran que la República fue un intento legítimo de modernizar España y de construir una sociedad más justa y democrática. La Guerra Civil fue el resultado de una conspiración militar liderada por sectores conservadores y reaccionarios que se oponían a las reformas sociales y políticas de la República.
Julián Casanova critica duramente la postura de Esperanza Aguirre, quien justificó el golpe de Estado de Franco y culpó al PSOE de la Guerra Civil. Argumenta que esta visión es una falsificación de la historia que busca legitimar un régimen ilegítimo. Subraya que la República no fue un período de inestabilidad extrema, sino que se enfrentó a desafíos complejos, como la crisis económica, la polarización política y la resistencia de los sectores privilegiados. La violencia social y la persecución religiosa fueron fenómenos marginales que no pueden ser utilizados para justificar el golpe de Estado. La verdadera causa de la Guerra Civil fue la negativa de los sectores conservadores a aceptar las reformas democráticas de la República.
La Necesidad de Fortalecer la Educación y la Memoria Histórica
Ante el auge del revisionismo histórico y la difusión de narrativas alternativas sobre el franquismo, es fundamental fortalecer la educación y la memoria histórica. La educación debe ser capaz de transmitir a los jóvenes una comprensión crítica del pasado, basada en el análisis riguroso de las fuentes y en el debate académico. Es necesario enseñar la historia del franquismo en toda su complejidad, incluyendo sus aspectos positivos y negativos, pero sin caer en la idealización o la justificación. La memoria histórica debe ser preservada y promovida como herramienta para prevenir la repetición de errores del pasado.
La creación de espacios de memoria, la organización de actividades educativas y la promoción de la investigación histórica son medidas necesarias para fortalecer la memoria histórica. Es importante que las víctimas del franquismo sean reconocidas y reparadas, y que sus historias sean contadas y escuchadas. La memoria histórica no es solo un asunto del pasado, sino que tiene implicaciones directas en el presente y en el futuro. Una sociedad que conoce su pasado es más capaz de construir un futuro más justo, democrático y respetuoso con los derechos humanos.




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