Gaza: La Diplomacia Silenciada de la ONU y el Parlamento Europeo sobre Israel y el Genocidio
El lenguaje de la diplomacia, meticuloso y calibrado, a menudo revela tanto por lo que se dice como por lo que se omite. En el contexto del conflicto israelí-palestino, y particularmente en la reciente ofensiva en Gaza, las resoluciones del Parlamento Europeo y del Consejo de Seguridad de la ONU se han convertido en un campo de batalla semántico. Más allá de las condenas a la violencia y los llamamientos al alto el fuego, se esconde una cuidadosa selección de palabras, una danza de eufemismos y silencios estratégicos que delinean los límites de la crítica internacional a Israel. Este artículo analiza las resoluciones recientes, desentrañando la "palabra prohibida" – el genocidio – y explorando cómo su ausencia, o su cuidadosa reformulación, refleja las complejas dinámicas geopolíticas en juego.
El Parlamento Europeo: Un Aval Condicionado
El 9 de enero de 2024, el Parlamento Europeo aprobó una resolución en la que se avalaba una enmienda que instaba a un alto el fuego inmediato en Gaza, con 305 votos a favor, 151 en contra y 122 abstenciones. La votación, aunque significativa, fue precedida por intensos debates y negociaciones, especialmente en torno a la inclusión de la palabra "genocidio". Las facciones progresistas inicialmente exigieron que la resolución condenara explícitamente el genocidio, pero esta demanda fue resistida por grupos de centro-derecha y liberales. La fuerza del Partido Popular Europeo (PPE) fue crucial para eliminar referencias más contundentes, incluyendo la mención a "la continua escalada de la guerra en Gaza ocasionada por las operaciones militares israelíes", reemplazándola por "las continuas operaciones militares en la Franja de Gaza".
Esta modificación, aparentemente sutil, es reveladora. Al eliminar la atribución de la escalada a las acciones israelíes, la resolución diluye la responsabilidad y presenta el conflicto como un evento más impersonal. Además, se eliminaron referencias a declaraciones de ministros israelíes que abiertamente abogaban por la expulsión de palestinos de Gaza, así como solicitudes de sanciones europeas contra ellos. La resolución final se centró en reprochar a Israel por bloquear la entrega de ayuda humanitaria y apoyó la propuesta de la Comisión Europea de una pausa humanitaria, pero evitó una condena directa de las acciones militares israelíes como genocidas.
La división en el voto español refleja las tensiones políticas internas. PP y PSOE apoyaron la resolución, mientras que Sumar, Compromís, BNG y Bildu se abstuvieron, y Vox y Podemos votaron en contra. Esta abstención y voto negativo reflejan la insatisfacción de la izquierda con la versión final del texto, que consideraron demasiado blanda con Israel. La votación en el Parlamento Europeo, por lo tanto, no fue unánime ni una condena inequívoca, sino un compromiso negociado que refleja las diversas sensibilidades políticas y los intereses en juego.
El Consejo de Seguridad de la ONU: Un Llamamiento al Arrepentimiento
Paralelamente a los debates en Estrasburgo, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió para condenar los ataques israelíes en Catar, que Tel Aviv justificó como dirigidos contra líderes de Hamás. El bombardeo en un hospital en Gaza exacerbó las tensiones y generó una nueva crisis de seguridad internacional. El Consejo de Seguridad aprobó una resolución, con la abstención de Estados Unidos, que expresaba "preocupación" por la muerte de civiles en Gaza, pero notablemente, no se refirió a la responsabilidad de Israel en estos incidentes.
La redacción de la resolución es cuidadosamente ambigua. En lugar de condenar directamente los ataques israelíes, el texto se limita a expresar "profundo arrepentimiento por la muerte de vidas civiles" y a subrayar "la importancia de proteger a los civiles en todo momento". Esta formulación evita la atribución de culpa y permite a los Estados miembros interpretar la resolución de manera conveniente. La omisión de cualquier mención a la responsabilidad de Israel es particularmente significativa, dado el contexto de las crecientes acusaciones de crímenes de guerra y posibles crímenes contra la humanidad.
La resolución sí dedicó palabras de solidaridad y reconocimiento a Catar, Egipto y Estados Unidos por su papel en los esfuerzos de mediación en la región. Se reconoció su "vital papel" y se elogió la "iniciativa surgida del impulso mediador" de estos tres países. Este énfasis en el papel de los mediadores, aunque importante, puede interpretarse como un intento de desviar la atención de la falta de condena a las acciones israelíes. La resolución, en última instancia, se centró en la necesidad de una solución política al conflicto, pero evitó abordar las causas profundas de la violencia y la responsabilidad de las partes involucradas.
La Semántica del Conflicto: Eufemismos y Silencios Estratégicos
La ausencia de la palabra "genocidio" en las resoluciones del Parlamento Europeo y del Consejo de Seguridad de la ONU no es accidental. Es el resultado de una deliberada estrategia de evitación, impulsada por consideraciones políticas y diplomáticas. La acusación de genocidio conlleva implicaciones legales y morales significativas, que podrían obligar a los Estados miembros a tomar medidas más contundentes contra Israel, como imponer sanciones o apoyar investigaciones internacionales sobre crímenes de guerra.
El uso de eufemismos, como "operaciones militares" en lugar de "ataques" o "bombardeos", y la omisión de la atribución de responsabilidad, son tácticas comunes en la diplomacia para suavizar el lenguaje y evitar confrontaciones directas. Estos silencios estratégicos permiten a los Estados miembros mantener una postura ambigua, que les permite apoyar a Israel sin alienar a la opinión pública internacional ni comprometer sus propios intereses. La selección cuidadosa de palabras, por lo tanto, no es simplemente una cuestión de estilo, sino una herramienta política para moldear la percepción pública y limitar las opciones de respuesta.
La reticencia a condenar explícitamente las acciones israelíes también refleja la influencia de los grupos de presión pro-Israel en Europa y Estados Unidos. Estos grupos ejercen una considerable influencia política y económica, y trabajan activamente para contrarrestar las críticas a Israel y promover una narrativa favorable. Su capacidad para influir en la opinión pública y en los procesos de toma de decisiones es un factor importante a la hora de explicar la moderación de las resoluciones del Parlamento Europeo y del Consejo de Seguridad de la ONU.
Implicaciones Geopolíticas y el Futuro de la Diplomacia
La "palabra prohibida" en las resoluciones sobre Israel revela una profunda fractura en el sistema internacional. La incapacidad de la comunidad internacional para condenar de manera inequívoca las violaciones del derecho internacional y los crímenes de guerra socava la credibilidad de las instituciones internacionales y debilita el estado de derecho. La politización de la diplomacia y la prevalencia de los intereses nacionales sobre los principios universales amenazan la eficacia de la cooperación internacional y dificultan la resolución pacífica de los conflictos.
El caso de Gaza pone de manifiesto la necesidad de una reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, que actualmente está paralizado por el poder de veto de los cinco miembros permanentes. La capacidad de Estados Unidos para vetar resoluciones que condenan a Israel ha impedido que el Consejo de Seguridad cumpla con su mandato de mantener la paz y la seguridad internacionales. Una reforma del Consejo de Seguridad, que limite el uso del veto y aumente la representación de los países en desarrollo, podría mejorar la eficacia de la organización y fortalecer su legitimidad.
En última instancia, la resolución del conflicto israelí-palestino requiere un cambio fundamental en la mentalidad de los líderes políticos y una mayor voluntad de comprometerse con una solución justa y duradera. La diplomacia debe basarse en principios de justicia, equidad y respeto al derecho internacional, y no en consideraciones políticas o intereses económicos. La "palabra prohibida" debe ser pronunciada, y la verdad debe ser dicha, para que la comunidad internacional pueda abordar las causas profundas del conflicto y construir un futuro más pacífico y justo para todos.




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