Hambre en el Mundo: Crisis Silenciosa Afecta a Millones Más Allá de Gaza | Datos 2024
El hambre, una sombra persistente que acecha a millones de personas en todo el mundo, a menudo se ve eclipsada por crisis humanitarias puntuales como la de Gaza. Sin embargo, un reciente informe de las Naciones Unidas revela una realidad mucho más amplia y preocupante: 673 millones de personas sufrieron hambre en 2023, y un 8,2% de la población mundial se enfrenta a la inseguridad alimentaria. Este artículo profundiza en las causas subyacentes de esta crisis global, explorando las disparidades regionales, los factores económicos y ambientales que la exacerban, y las implicaciones para el futuro de la seguridad alimentaria mundial.
La Dimensión Global del Hambre: Cifras y Tendencias
El informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo” de 2024, elaborado por cinco agencias de la ONU, ofrece una visión detallada de la situación. Si bien se observa una ligera mejora en las cifras globales de hambre en comparación con 2023 (8,5%) y 2022 (8,7%), la situación sigue siendo alarmante. La disminución, de 15 millones de personas menos que en 2023 y 22 millones menos que en 2022, se atribuye principalmente a los avances en Sudamérica, el sur de Asia y el sudeste asiático. No obstante, esta mejora no es uniforme, y África y Asia occidental experimentan un aumento constante de la inseguridad alimentaria. En África, más del 20% de la población padece hambre, mientras que en Asia occidental, esta cifra alcanza el 12,7%.
La proyección para 2030 es aún más sombría, con hasta 512 millones de personas en riesgo de desnutrición crónica, casi el 60% de las cuales se encontrarán en África. Estas cifras subrayan la urgencia de abordar las causas estructurales del hambre y de implementar soluciones sostenibles para garantizar el acceso a alimentos nutritivos para todos. La inseguridad alimentaria moderada o severa afecta a 2.300 millones de personas en 2024, una cifra significativamente superior a los niveles pre-pandemia, con 335 millones más que en 2019 y 683 millones más que en 2015.
África y Asia Occidental: Epicentros de la Crisis Alimentaria
África se destaca como la región más afectada, con un 58,9% de su población sufriendo inseguridad alimentaria moderada o grave, muy por encima de la media mundial del 28%. Esta situación se debe a una combinación de factores interrelacionados, incluyendo conflictos armados, fenómenos meteorológicos extremos, desaceleración económica y falta de inversión. Conflictos en países como Sudán y la prolongada crisis en Gaza contribuyen significativamente a la inseguridad alimentaria regional. Las olas de calor en Sudán y Somalia, las lluvias erráticas en África oriental y las sequías en África meridional devastan las cosechas y dificultan la producción de alimentos.
Asia occidental también enfrenta desafíos importantes, con un aumento constante del hambre impulsado por conflictos, inestabilidad política y los efectos del cambio climático. La dependencia de las importaciones de alimentos y la vulnerabilidad a las fluctuaciones de los precios internacionales agravan la situación. La falta de acceso a recursos básicos como agua y tierra fértil, junto con la degradación ambiental, limita la capacidad de las comunidades locales para producir sus propios alimentos.
Factores Estructurales y Perturbaciones: Un Cóctel Explosivo
El economista jefe de la FAO, Máximo Torero, destaca que la situación en África y Asia occidental es el resultado de factores estructurales y perturbaciones significativas. Los conflictos armados, como los que se libran en Sudán y Gaza, interrumpen la producción agrícola, desplazan a las poblaciones y dificultan el acceso a los alimentos. Los fenómenos meteorológicos extremos, exacerbados por el cambio climático, destruyen las cosechas y el ganado, dejando a las comunidades vulnerables sin medios de subsistencia. La desaceleración y recesión económicas, impulsadas por el estancamiento del crecimiento y la falta de inversión, limitan la capacidad de los países para importar alimentos y apoyar a sus poblaciones.
La falta de inversión en agricultura, infraestructura rural y sistemas de riego agrava la vulnerabilidad de las comunidades agrícolas. La degradación del suelo, la escasez de agua y la pérdida de biodiversidad reducen la productividad agrícola y dificultan la adaptación al cambio climático. La falta de acceso a mercados justos y a tecnologías agrícolas modernas limita la capacidad de los agricultores para aumentar sus ingresos y mejorar su seguridad alimentaria.
El Impacto de la Pandemia y la Inflación de los Alimentos
La pandemia de coronavirus provocó un aumento drástico de la inseguridad alimentaria en todo el mundo, interrumpiendo las cadenas de suministro, reduciendo los ingresos y aumentando la pobreza. Si bien se ha observado una bajada gradual desde 2021, las cifras siguen estando muy por encima de los niveles pre-pandemia. Las políticas fiscales y monetarias implementadas para responder a la crisis de la covid-19, aunque necesarias, aceleraron el aumento de los precios de los alimentos. La guerra en Ucrania y los fenómenos climáticos extremos agravaron aún más esta situación.
Desde 2020, la inflación de los precios de los alimentos ha superado sistemáticamente la inflación general, lo que ha dificultado el acceso a alimentos nutritivos para las poblaciones más vulnerables. El aumento de los precios de los fertilizantes, la energía y el transporte también ha contribuido a la inflación de los alimentos. La especulación en los mercados de productos básicos y las políticas comerciales restrictivas también pueden exacerbar la volatilidad de los precios.
Nutrición Infantil: Un Reto Pendiente
El informe también evalúa el estado nutricional de los niños, revelando que solo el retraso en el crecimiento ha experimentado una mejora significativa, pasando del 26,4% en 2012 al 23,2% en 2024. Sin embargo, la emaciación infantil no ha empeorado desde 2012, aunque sigue siendo un problema grave en muchas regiones. El informe enfatiza que todos los indicadores de nutrición infantil necesitan un progreso acelerado para alcanzar los objetivos establecidos para 2030.
La falta de acceso a una alimentación adecuada durante los primeros 1.000 días de vida, desde la concepción hasta los dos años de edad, puede tener consecuencias irreversibles en el desarrollo físico y cognitivo de los niños. La desnutrición infantil aumenta el riesgo de enfermedades, reduce la capacidad de aprendizaje y limita las oportunidades futuras. La promoción de la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, la diversificación de la dieta y la suplementación con micronutrientes son medidas clave para mejorar la nutrición infantil.
Fuente: https://www.huffingtonpost.es//global/mas-alla-crisis-gaza-hambre-afecta-82-poblacion-mundo.html
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