Héctor Alterio: Adiós al gigante del cine y teatro argentino – Legado y Reconocimiento

El telón ha caído para Héctor Alterio, una figura imponente del cine y el teatro argentino, cuya voz grave y presencia magnética resonaron en escenarios y pantallas por casi ocho décadas. Su partida, a los 96 años en Madrid, deja un vacío inmenso en la cultura iberoamericana. Este artículo explora la vida y la prolífica carrera de un actor que trascendió fronteras, dejando un legado imborrable de compromiso artístico, sensibilidad y excelencia. Desde sus inicios en el teatro argentino hasta su consagración internacional, repasaremos los hitos que definieron a un maestro de la actuación.

Primeros Pasos en el Escenario y la Pantalla: Un Debut Prometedor

Héctor Alterio nació en Buenos Aires en 1929, en una familia con fuertes vínculos artísticos. Su vocación por la actuación se manifestó temprano, y antes de cumplir los veinte años ya se presentaba en el teatro. Su debut formal tuvo lugar con Prohibido suicidarse en primavera, la obra de Alejandro Casona, un autor español que ya anticipaba la inclinación de Alterio por el teatro de autor y las narrativas complejas. Este primer contacto con el escenario sentó las bases de una carrera que se caracterizaría por la búsqueda constante de roles desafiantes y la entrega total al personaje.

La transición al cine no tardaría en llegar. En 1965, Alterio hizo su primera incursión en el séptimo arte con Todo sol es amargo, dirigida por Alfredo Mathé. Si bien este primer paso no lo catapultó a la fama inmediata, le brindó la oportunidad de familiarizarse con el lenguaje cinematográfico y de experimentar con diferentes registros actorales. Estos primeros trabajos fueron cruciales para forjar su estilo y prepararlo para los roles más importantes que vendrían después.

La Consolidación en el Cine Argentino: Un Actor en Ascenso

La década de 1970 marcó un punto de inflexión en la carrera de Héctor Alterio. Participó en algunas de las producciones más emblemáticas del cine argentino de la época, consolidándose como un actor versátil y de gran talento. Argentino hasta la muerte (1970), de Fernando Ayala, le permitió mostrar su capacidad para encarnar personajes complejos y moralmente ambiguos. Su trabajo en La fidelidad (1970), dirigida por Juan José Jusid, demostró su habilidad para transmitir emociones sutiles y profundas.

Pero fue su participación en La Patagonia rebelde (1974), de Héctor Olivera, la que le valió un reconocimiento internacional. La película, que narra la historia de la huelga obrera de 1921 en la Patagonia argentina, ganó el Oso de Plata en el Festival de Berlín, y la actuación de Alterio fue ampliamente elogiada por la crítica. Otros títulos destacados de esta etapa incluyen El santo de la espada (1969), La maffia (1971) y Los siete locos (1972), de Leopoldo Torre Nilsson, películas que exploraban diferentes facetas de la sociedad argentina y que le permitieron a Alterio demostrar su versatilidad como actor.

La Tregua y el Reconocimiento Internacional: Un Hito en su Carrera

1974 fue un año crucial para Héctor Alterio. Protagonizó junto a Ana María Picchio La tregua, dirigida por Sergio Renán, una adaptación de la novela homónima de Mario Benedetti. La película, que explora la soledad y la búsqueda de sentido en la vida de un hombre maduro, se convirtió en un éxito de crítica y público, y marcó un hito en el cine argentino. Lo más significativo es que La tregua fue la primera película argentina en obtener una nominación al Premio Oscar, un logro que consagró a Alterio como un actor de renombre internacional.

La película no solo representó un triunfo artístico, sino también un momento de esperanza para el cine argentino, que atravesaba un período de censura y represión durante la dictadura militar. La tregua se convirtió en un símbolo de resistencia cultural y en una expresión de la identidad argentina. La actuación de Alterio, en particular, fue celebrada por su honestidad y su capacidad para transmitir la vulnerabilidad y la dignidad del personaje.

El Exilio y la Consagración en España: Una Nueva Etapa

En 1975, ante el clima político y social en Argentina, Héctor Alterio se radicó en España. Este exilio forzado no significó un freno en su carrera, sino una nueva oportunidad para explorar diferentes caminos y para consolidar su reputación como actor. En España, Alterio protagonizó importantes películas como A un dios desconocido (1977), de Jaime Chávarri, por la que ganó el premio al Mejor Actor en el Festival de San Sebastián, un reconocimiento que confirmó su talento y su versatilidad.

Su trabajo en El crimen de Cuenca (1979), de Pilar Miró, y El nido (1980), de Jaime de Armiñán, también fue ampliamente elogiado por la crítica. El nido, en particular, fue nominada al Premio Oscar y al Premio de la Asociación de Cronistas de Nueva York como Mejor Actor, lo que demostró el reconocimiento internacional que había alcanzado Alterio. Durante esta etapa, el actor se convirtió en una figura clave del cine español, colaborando con algunos de los directores más importantes del país.

El Regreso a Argentina y los Últimos Roles: Un Legado Inolvidable

A pesar de su residencia en España, Héctor Alterio nunca olvidó sus raíces argentinas. A lo largo de los años, regresó a su país para participar en diversas producciones cinematográficas y teatrales. En 1984, protagonizó Camila, de María Luisa Bemberg, una película que abordaba un tema tabú en la sociedad argentina: la relación amorosa entre una monja y un oficial del ejército. En 1985, participó en La historia oficial, de Luis Puenzo, una película que ganó el Premio Oscar como Mejor Película de Habla no Inglesa y que se convirtió en un símbolo de la lucha por la memoria y la verdad en Argentina.

En sus últimos años, Alterio continuó trabajando en proyectos de calidad, demostrando su compromiso con el arte y su pasión por la actuación. Participó en películas como Caballos Salvajes y Cenizas del Paraíso, de Marcelo Piñeyro, con quien además trabajó en Plata quemada y Kamchatka. En 2001, protagonizó El hijo de la novia, de Juan José Campanella, una película que fue nominada al Premio Oscar y que se convirtió en un éxito de taquilla. Su última aparición en la pantalla grande fue en 2012, con la película La vanidad.

Una Trayectoria Imponente: Más de 150 Películas, 50 Obras de Teatro y 10 Series de Televisión

La carrera artística de Héctor Alterio fue excepcionalmente prolífica y extensa. A lo largo de más de siete décadas, participó en más de 150 películas, 50 obras de teatro y 10 series de televisión. Su nombre ocupa un lugar central en la cultura iberoamericana, y su legado perdurará en el tiempo. Alterio fue un actor completo, capaz de abordar una amplia gama de personajes y de transmitir emociones complejas con sutileza y profundidad.

Su talento fue reconocido con numerosos premios y distinciones, incluyendo el Premio Goya (2003), el Cóndor de Plata (2008) y el reciente Premio Trayectoria otorgado por el Fondo Nacional de las Artes de la Secretaría de Cultura en noviembre de este año. Estos reconocimientos son un testimonio de su dedicación al arte y de su contribución a la cultura. Héctor Alterio fue un ejemplo de compromiso, generosidad y respeto por un oficio al que se entregó con excelencia, sensibilidad y coherencia a lo largo de décadas.

Fuente: https://argentina.gob.ar/noticias/la-secretaria-de-cultura-de-la-nacion-despide-hector-alterio