La caída de Lobato: Renuncia tras 62 horas de estrategia fallida y soledad
En medio de una tormenta política, Juan Lobato renuncia a su cargo como secretario general del PSOE de Madrid tras reconocer que filtró una conversación de WhatsApp ante notario, revelando que Moncloa filtró información sobre la pareja de Ayuso.
Un intento fallido de rebelión
Juan Lobato intentó convertirse en un barón crítico con Sánchez, pero su plan se desmoronó cuando se supo que había registrado una conversación de WhatsApp ante notario. Según Lobato, su objetivo era demostrar que la información sobre la pareja de Ayuso provenía de los medios de comunicación, pero los veteranos del PSOE madrileño creen que intentaba protegerse y amenazar a Ferraz.
Una bomba que estalla
El domingo, saltaba la bomba cuando se publicaba que Pilar Sánchez Acera, jefa de gabinete de Óscar López, le había pedido a Lobato que utilizara en la Asamblea de Madrid un correo electrónico que desmentía las afirmaciones de Ayuso. Lobato se negó, y Sánchez Acera propuso filtrarlo a El Plural. Sin embargo, Lobato acudió a una notaría y registró las conversaciones, lo que desató una tormenta política.
Mentiras y contradicciones
Tras conocerse la noticia, Lobato desmintió los hechos, pero luego se grabó reconociéndolos. Se puso en contacto con Sánchez Acera y con el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, para informarles de la filtración. Acordaron emitir un comunicado para controlar la situación, pero Lobato lo desmintió y afirmó que su intención era "acreditar" el origen de la información. Cayó en contradicciones y se negó a mostrar la conversación con Sánchez Acera para confirmar su versión.
La estrategia fallida
Lobato intentó resistir la presión de Ferraz, pero perdió apoyos rápidamente. Se enfrentó a acusaciones de traición y subestimación del aparato del partido. Cuando el adjetivo de "traidor" empezó a aparecer en su nombre, ya era demasiado tarde. Estaba solo y sin escuchar el consejo de quienes le aconsejaban un final digno.
El final de una era
La dimisión de Lobato marca el final de una era en el PSOE de Madrid. Su intento de desafiar al aparato del partido ha fracasado, y ahora se enfrenta a un futuro incierto. El partido deberá encontrar un nuevo líder que pueda unificar a las facciones y restaurar la confianza.
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